Cultura

Antonio Colinas: "Son destellos breves, ágiles, con genio y espirituales"

La vida y obra de Antonio Colinas están en la órbita de Juan Ramón Jiménez desde hace mucho tiempo. En su adolescencia, dos poetas le marcaron mucho: Antonio Machado y el Nobel moguereño. Desde esa influencia primera hasta el prólogo de Idilios que ahora abre (explicando que Juan Ramón es quizás el poeta español del siglo XX que mejor resiste la prueba del paso del tiempo), Colinas ha dejado una estela de asombro cada vez que, como ahora, aparece alguna novedad editorial del poeta, verdadero Animal de fondo, que destaca "por su modernidad, por su actualidad, por la emoción de sus versos y por su autenticidad".

El escritor leonés, Premio Nacional de Literatura en 1982, recuerda que aquella edición de Aguilar debida a Pedro Garfías, a raíz de la concesión del Nobel al moguereño, fue la que le marcó al leerla en su juventud. Estaba en la biblioteca de su escuela, curiosamente junto a otro de la misma colección, Las sombras de Tagore, que también le influyó bastante, como también lo hicieron los poetas del grupo Cántico de Córdoba. El poeta, novelista, ensayista, traductor y periodista nacido en La Bañeza asegura que Idilios está dentro de una etapa "esencial" que va de 1908 a 1917. "Hay tres grandes períodos en la poesía de Juan Ramón. La primera es más sentimental, más desbordada, de romances. La segunda es la que nos ocupa y la tercera es la que se abre con el cambio que supuso el Diario de un poeta recién casado y que desembocará mucho más tarde en los grandes libros últimos, en esa poesía extremadamente depurada", explica.

Idilios se ubica, de esta forma, dentro de estos primeros años del siglo que a Colinas, como lector, más le gustan. Durante esa etapa de poesía emocional pero contenida, Juan Ramón empezó a pensar en sus poemas además de sentir. Y los libros de esos años tienen"un encanto especial".

Colinas -que en estos momentos trabaja en su libro El laberinto invisible, del que ya adelantó algunos poemas en la edición de su obra poética completa, publicada en Siruela, al tiempo que prepara su Cuarto tratado de armonía, una nueva obra de aforismos y pensamientos- precisa que Idilios nació entre Moguer y Madrid y tiene la significación de que en sus versos (dentro del segundo bloque) aparece la figura de Zenobia, en los Idilios Románticos. Así, en el paso de los Idilios Clásicos a estos se percibe ese "cambio sentimental".

Los poemas, a juicio de Colinas, son "breves, espirituales, eróticos, ágiles y con genio". Destellos especiales de concisión, de síntesis y lucidez, características de este libro y, por extensión, de esa etapa.

Como el poema que versa "¡Dame tu carne! ¡Quiero/ir en ella, loco jinete,/al norte, al sur,/ al este y al oeste!/ ¡Quiero cruzar el mundo/ con tu cuerpo luciente, derramarlo, un instante, más allá/de la vida y la muerte!"

Gracias a todas estas cualidades, Idilios se perfila como una obra que puede ayudar a acercar la obra del poeta al lector medio. Porque, aunque Platero y yo es un libro único en su género y que tiene un claro eco en las lecturas infantiles, "también hay un Juan Ramón de Idilios o de cualquiera de los libros finales". Así, los jóvenes pueden aproximarse a la poesía de Juan Ramón en la primera etapa, la de los romances, tan sentimental y tan emocional. Y también a través de esta segunda etapa, la de comienzos del siglo, con una poesía muy transparente.

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