Cultura

La América profunda de 'Winter's Bone' se cuela en los premios Oscar

  • La cinta, candidata a cuatro estatuillas, cuenta la odisea de un adolescente pueblerino

La realizadora Debra Granik ha conseguido gracias a Winter's Bone llenar este año de dramatismo complejo esa cuota que el tío Oscar reserva para el cine independiente, con una modesta odisea en un pueblo de la América profunda que recorre "las estructuras tradicionales del hombre desde la Grecia clásica".

Cuatro candidaturas a la estatuilla de Hollywood (mejor película, actriz, actor secundario y guión adaptado) han bendecido esta historia, que llega este fin de semana a las pantallas españolas premiada en el santuario independiente de Sundance, pero que escapa a los cánones cómicos que acostumbraban a recibir el beneplácito de la Academia, como Little Miss Sunshine o Juno.

En Winter's Bone, protagonizada por Jennifer Lawrence y John Hawkes, hay poco espacio para el humor. "Los inviernos extremos hacen las historias más potentes, hacen centrarse de manera más aguda en la historia. Con el frío, muchas preguntas salen a relucir sobre cómo vamos a poder cargar con nuestra propia vida", reflexiona esta cineasta estadounidense en una entrevista con Efe.

Winter's Bone, basada en una novela de Daniel Woodrell, es la historia de una adolescente de la meseta de Ozark (EEUU) que tendrá que encontrar a su padre, fugitivo de la justicia, para evitar que embarguen la casa donde vive con una madre anacoreta y dos hermanos pequeños, pero que, pese a todo, lleva con orgullo su apellido.

Granik, con su mirada pausada pero contundente, va tejiendo un extraño sentido del honor en su protagonista. "La supervivencia es una manera de orgullo y ella siente el honor de una familia de supervivientes. En esta sociedad rige la autarquía: no necesitan ayuda del departamento federal, encuentran su manera de alimentarse. No necesitan que nadie proyecte sus casas, porque las hacen ellos mismos", asegura.

Y en ese hermetismo cruzado por los secretos a voces y las suspicacias, la cineasta teje su opresiva atmósfera de desconfianza. "Funciona como un western mezclado con una leyenda nórdica en la que la protagonista tiene que ponerse a prueba. Un atípica heroína que recorre conceptos como valor y lealtad", resume.

La directora, cuyo anterior trabajo, titulado Down to the Bone, permanece inédito en España, reconoce que para ella la América profunda es "tan exótica como lo puede ser para un europeo", pero se ha esforzado por evitar el cliché que, considera, han fomentado películas como Deliverance, de John Boorman, donde se veía "gente hiperviolenta viviendo en los bosques que casi no sabían ni hablar". "En estos lugares existe mucha sabiduría sobre lo que necesitas y lo que no necesitas. Ser pobre de bolsillo no implica ser pobre de mente", rubrica la cineasta, apoyada por el discurso emocionalmente complejo de su cine.

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