elecciones legislativas

La ultraderecha avanza en Alemania

  • Si los sondeos no fallan, AfD se convertirá el domingo en la primera formación ultranacionalista que entra en el 'Bundestag' desde 1961

"Si la crisis de refugiados de 2015 no hubiese tenido lugar, para mí hubiese sido muy complicado decidir a qué partido apoyar en estas elecciones", confiesa Florian, abogado berlinés de 39 años que el domingo votará a Alternativa para Alemania (AfD).

Su testimonio ilustra a la perfección cuál es la savia que ha alimentado a un partido etiquetado como de ultraderecha y populista con tintes xenófobos que, con su discurso mordaz, ha marcado la agenda política alemana de los dos últimos años y aspira a desembarcar en el Parlamento como tercera fuerza.

Su programa pregona el fin de una "migración masiva desordenada" y la salida de la Eurozona

Este socio de un bufete ubicado en el centro de la capital prefiere no revelar su verdadera identidad y se presenta con un nombre común que le permita zafarse de posibles sinsabores futuros.

"Ha habido casos de personas que han visto como su negocio se ha ido al traste por decir claramente que sintonizaban con AfD. Esto me recuerda un poco a los tiempos de la extinta República Democrática Alemana (RDA), cuando mucha gente pensaba algo totalmente diferente de lo que expresaba en público", señala.

En este partido que vio crecer su legión de seguidores en plena llegada de unos 900.000 peticionarios de asilo a Alemania y cuyo programa pregona el fin de una "migración masiva desordenada", la natalidad para "el mantenimiento del pueblo alemán" y la salida de la Eurozona, el perfil de votantes es muy diverso.

Se trata, dicen los expertos, de una formación transversal que no se ajusta al eje izquierda-derecha en el que tradicionalmente se ha dividido el tablero político.

"AfD logró encontrar otros temas que estaban dando vueltas en el imaginario colectivo alemán", explica el politólogo argentino Franco delle Donne, autor junto al periodista español Andreu Jerez del libro El retorno de la ultraderecha a Alemania, recién publicado.

En su opinión, la clave del éxito de la formación radica en la articulación de un discurso que empezó a atraer al grupo de personas defraudadas por los partidos tradicionales, que se identifican en cuatro perfiles fundamentales. "Se cree que los nacionalistas o la extrema derecha constituye el grupo dominante en AfD pero es un error. Éstos son sólo una parte relativamente pequeña", recalca.

El resto del electorado lo conforman los votantes conservadores desilusionados con la gestión de crisis de refugiados de Merkel, los euroescépticos y aquéllos que se refugiaban en el abstencionismo y que reconocen a AfD como la expresión de su descontento con la política tradicional.

"Hasta ahora dejaba en manos de los demás la elección porque siempre he estado relativamente satisfecho", declara Oliver, un mozo de almacén de una pequeña localidad de Brandeburgo que abandonó los estudios siendo adolescente y que votará el domingo por primera vez a sus 32 años.

"A pesar de que AfD en sí no me gusta y de que no quiero un Gobierno de ultraderecha como hay en Polonia, creo que es el único partido que plantea una alternativa en relación a un tema tan importante como la inmigración incontrolada", sostiene.

Florian apunta que cuando uno lee el programa de AfD "no suena tan mal como lo presentan los medios alemanes". "No dice que las fronteras deban cerrarse, sino que quien está siendo perseguido debe tener derecho a recibir asilo. Se ajusta a lo que estipula la ley y a la política que hasta 2015 defendía la CDU de la señora Merkel", alega.

Una encuesta publicada el domingo revelaba que un 58% de los alemanes cree que la política de Merkel explica el auge de la ultraderecha en el país.

En poco más de cuatro años de vida, AfD logró conquistar 13 de 16 parlamentos regionales. Si los sondeos no se equivocan, desembarcará también a nivel nacional, por lo que por primera vez desde 1961 entraría en el Bundestag una formación ultranacionalista.

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