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Los médicos aprueban la entrada en prisión de un criminal nazi de 89 años

  • El informe dictamina que el estado de salud de John Demjanjuk, guardián de un campo de concentración, es mejor del que se espera de un anciano.

El presunto criminal nazi John Demjanjuk, deportado este martes a Alemania desde EEUU, puede permanecer en la cárcel dado que su estado de salud no es preocupante, según han dictaminado los médicos que atienden a los reclusos de la prisión muniquesa de Stadelheim.

Su estado de salud es bueno y no se corresponde a su edad, "sino que resulta mejor aún de lo que se puede esperar de una persona de 89 años", señaló el subdirector de la citada cárcel, Jochen Menzel, en declaraciones a medios alemanes.

Aunque subrayó que no hay problema alguno para que soporte su encierro en prisión, Menzel comentó que su avanzada edad puede hacer que su salud empeore inesperadamente.

Mientras tanto, la fiscalía muniquesa espera tener lista en pocas semanas la acusación formal contra Demjanjuk, apátrida de origen ucraniano al que la justicia alemana acusa de complicidad en el asesinato de al menos 29.000 judíos en el campo de exterminio nazi de Sobibor, en la Polonia ocupada.

La justicia alemana tratará de demostrar lo que no logró la israelí veinte años atrás: que Demjanjuk no fue una víctima del nazismo, sino un Trawniki -o guarda voluntario- que de preso pasó a convertirse en brazo ejecutor del plan de exterminio nazi.

Demjanjuk llegó ayer a Múnich, en un vuelo especial procedente de Cleveland (EEUU), con un médico y un enfermero, y fue trasladado en ambulancia a la prisión provisional de Stadelheim, donde se le realizó un primer examen médico en el que se constató que su estado de salud era estable.

Ahí mismo le fueron leídos los cargos y se le aplicó la orden de ingreso en prisión.

Con la entrega a Múnich se abre un nuevo capítulo en la larga trayectoria ante los tribunales de Demjanjuk, quien se libró incluso de una pena de muerte dictada en Israel.

En Alemania se verá confrontado al testimonio del que se considera último superviviente entre los presos de Sobibor, Thomas Blatt, de 82 años, llegado asimismo de EEUU, en su caso de Santa Barbara, para declarar contra el acusado, si se le abre proceso.

La fiscalía alemana no le imputa ya haber sido el Iván el Terrible que actuó en Treblinka, en que se centró el proceso abierto en Israel, sino haber trabajado como guardián en Sobibor, donde fueron asesinados unos 250.000 judíos polacos, alemanes, franceses, checos, eslovacos y holandeses.

Demjanjuk llegó a Sobibor en 1942 y empezó su cooperación con los nazis en la que se fundamenta la acusación de complicidad en la muerte de al menos 29.000 judíos. De allí pasó a Flossenbürg, en Baviera, en 1943, con el mismo cometido.

Demjanjuk sostuvo siempre que fue reclutado por el Ejército soviético en 1941, que los alemanes le capturaron un año después y que le tuvieron prisionero hasta 1944.

Tras la guerra vivió tranquilamente como emigrante en EEUU hasta que a finales de los 70 se reveló su implicación en el Holocausto. En 1981 se le retiró la nacionalidad estadounidense y en 1986 fue extraditado a Israel, como el presunto Iván el Terrible de Treblinka.

Fue condenado a muerte en 1988 por complicidad en el asesinato de 800.000 judíos tras ser reconocido por supervivientes como el verdugo de ese campo de exterminio, asimismo en la Polonia ocupada.

Pero el Tribunal Supremo israelí anuló la condena en 1993 al presentar sus abogados documentos procedentes de la Unión Soviética, según los cuales no quedaba suficientemente probado que su identidad correspondiera a la de Iván el Terrible.

Demjanjuk regresó a EEUU y vivió estos años como apátrida con su familia, sacudido por nuevas amenazas de proceso -las últimas, procedentes de Ucrania, sin éxito- y nuevos recursos alegando que una extradición a su edad equivalía a una tortura.

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