La carrera hacia la casa blanca La protección personal del líder afroamericano cuesta unos 35.000 euros diarios

El (mal) recuerdo de Bob Kennedy

  • El descubrimiento de un supuesto plan neonazi para asesinar a Barack Obama pone en primer plano la seguridad del candidato demócrata, que desde mayo está protegido por el servicio secreto norteamericano

No era, de momento, un auténtico plan, tranquilizó el servicio secreto estadounidense, y quizá nunca lo habría sido, pero la noticia de que dos neonazis preparaban un complot para asesinar al candidato demócrata a la presidencia, Barack Obama, y a decenas de ciudadanos negros, ha desatado nueva inquietud entre los estadounidenses.

Ya en la precampaña electoral, seguidores de Obama expresaron sus temores de que su hombre, de una forma o de otra, no consiguiera llegar a la Casa Blanca. Su mensaje de esperanza y de cambio y aún más su color de piel podrían convertirle en objetivo de fanáticos extremistas de derecha o de almas perturbadas, según sus preocupaciones. Así ocurrió en la primavera de 1968, cuando en sólo dos meses fueron asesinados en Estados Unidos el defensor de los derechos civiles Martin Luther King y el candidato demócrata a la presidencia, Robert Kennedy.

Ni el propio Obama quiso pronunciarse sobre la detención de los neonazis dada a conocer el lunes por el Departamento de Justicia estadounidense. Los analistas explican que ello no tiene que ver sólo con que no quiere dramatizar el incidente de forma innecesaria incitando a posibles imitadores; en general, el político de 47 años es conocido por su reticencia a hablar sobre peligros potenciales para su seguridad y a lo sumo lo hace cuando es preguntado.

"Tengo la mejor protección del mundo", dijo una vez ante sus preocupados seguidores en un acto de precampaña. "Así que dejen de preocuparse". La "mejor protección" es quizá el servicio secreto. Desde el 3 de mayo, Obama es acompañado por agentes del servicio estadounidense. Nunca antes un candidato llevó guardaespaldas de este tipo tan pronto, lo que constituye una señal de que no sólo los seguidores de Obama veían un alto riesgo.

No fue Obama quien pidió protección tan temprano, sino que accedió a regañadientes después de que su compañero de partido y senador Richard Durbin y otros miembros del Congreso se lo sugirieran insistentemente.

Entre ellos estaba el diputado Bennie Thompson, que incluso se dirigió a los servicios secretos sin el conocimiento de Obama. "Su candidatura es tan especial y tan importante para el país que hay que hacer todo lo necesario para que tenga la oportunidad de desempeñar su papel", citó al congresista el diario The New York Times entonces.

Obama, a quien los servicios pusieron el nombre en clave Renegade (Renegado), habló con su familia sobre la cuestión de la seguridad antes de ser candidato a la presidencia. Durante un acto de campaña calificó el asesinato de King y de Kennedy como un trauma nacional. Pero, según le citó el Seattle Times, aseguró que "ni Bobby Kennedy ni Martin Luther King tenían la protección del servicio secreto". Los medios aseguran que los agentes a su alrededor se han hecho amigos suyos: al parecer, juega con ellos al baloncesto y ven eventos deportivos juntos en su casa de Chicago cuando el tiempo se lo permite.

La protección personal de Obama cuesta 44.000 dólares diarios, unos 35.000 euros, informó recientemente el Minneapolis Star Tribune.

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