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Los líderes del G8 se resisten a abrir la puerta a los países emergentes

  • Francia y EEUU discrepan públicamente sobre la idea de aumentar a 13 los miembros del selecto grupo · Gobernantes africanos instan a impulsar el desarrollo en la primera jornada de la cumbre de Hokkaido

Los líderes del G8 abrieron ayer su cumbre anual en un lluvioso Hokkaido (Japón) entre divergencias por una eventual inclusión de economías emergentes en este selecto club, como propone el francés Nicolas Sarkozy.

El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, dio ayer la bienvenida en un lujoso hotel de Toyako a sus socios de EEUU, el Reino Unido, Alemania, Rusia, Francia, Canadá e Italia, y a siete líderes africanos. Es la cumbre más extensa desde 1975, pues acogerá hasta mañana, cuando se divulgue el comunicado conjunto, a mandatarios de 22 países: sus ocho miembros, siete economías avanzadas -entre ellas los emergentes China, la India, Brasil, México y Suráfrica- y siete naciones pobres, que quieren que las ricas mantengan sus promesas de ayuda al desarrollo. Además, estudiará la crisis alimentaria, las presiones inflacionistas globales y el cambio climático.

Francia y EEUU discreparon públicamente sobre la opción de abrir la puerta a economías emergentes como China, cuarto PIB del mundo, debido a su creciente influencia frente a la que ejercen, entre otras, Rusia, superada en peso económico por Brasil.

En una entrevista que publicaba ayer el diario japonés Yomiuri, Sarkozy indicó que el G8 necesita convertirse en un G13 con la suma de las cinco economías emergentes para demostrar que toma decisiones "con justicia". El primer ministro británico, Gordon Brown, apoya de una u otra manera esa idea, pues cree que países como la India "deben estar representados en el nuevo orden".

Pero EEUU y Japón, primera y segunda economías del mundo, que se ven amenazadas por el creciente poderío chino, están en desacuerdo y así lo dejaron saber durante esta reunión, que se celebra en un aislado enclave del norte nipón. Un portavoz del Gobierno norteamericano expresó ayer a Efe su oposición a la idea de Sarkozy al considerarla innecesaria, pues cree que el sistema actual permite la incorporación de otros países sin necesidad de alterar el formato del G8.

Fukuda también señaló que no cree que sea el momento de una expansión de este foro de países. "Esta cumbre ofrece una oportunidad valiosa y significativa para que un limitado número de países asuman una gran responsabilidad en la sociedad internacional para intercambiar opiniones de forma franca", apuntó.

Japón se ve cómodo como único miembro asiático del Grupo de los Ocho y no quiere ver a China demasiado cerca, según analistas citados por medios nipones.

El poderoso club nació en 1975 tras la crisis del petróleo con seis miembros, a los que se unieron el año siguiente Canadá y Rusia en 1997, cuando las ocho naciones acumulaban el 65% del PIB mundial; ahora suponen el 58% y emiten el 60% de los gases que producen el efecto invernadero.

Y, aunque EEUU no quiere la ampliación del G8, sí defiende en este foro que las dos economías asiáticas emergentes, la India y China, se involucren en un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de CO2.

Japón, uno de los grandes emisores de gases contaminantes que ha reducido además drásticamente su ayuda al desarrollo, se esfuerza por lograr un acuerdo que le permita presentar esta cumbre como un éxito.

Por otro lado, la cita arrancó con demandas, por parte de África, para que los países ricos cumplan sus promesas de asistencia e impulsen el desarrollo de ese continente empobrecido.

Los líderes del G8 se reunieron ayer con los mandatarios de Etiopía, Argelia, Ghana, Nigeria, Senegal, Suráfrica y Tanzania. "Todos los líderes africanos pusieron un énfasis absoluto en la necesidad de que los países del G8 cumplan con sus compromisos pasados en cuanto a la ayuda al desarrollo y a la salud", indicó un portavoz del Gobierno de EEUU.

Un portavoz japonés indicó también que los países africanos pidieron al G8 que ejerza su liderazgo en las conversaciones entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y las economías del continente más debilitadas por los altos precios del crudo.

Los líderes africanos insistieron en las dificultades que viven por la crisis alimentaria que, según el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, puede prolongarse hasta 2012 a causa, entre otros, de biocombustibles elaborados a partir del maíz y vegetales aceitosos. "No se necesitan más promesas", apuntó junto a él, en una rueda de prensa conjunta, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, para quien el mundo afronta tres crisis: el cambio climático, las emergencias de desarrollo y la crisis alimentaria.

Un portavoz de Oxfam dijo a Efe que, si finalmente se publican los comunicados a los que han tenido acceso sobre cambio climático y ayuda al desarrollo, los resultados de la cumbre de Hokkaido serán "un considerable recorte" con respecto a las promesas realizadas en 2005 en Gleneagles y 2007 en Heiligendamm.

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