En la segunda vuelta de las elecciones locales italianas, la coalición conservadora, que une a la berlusconiana Forza Italia los ultraderechistas de Liga Norte y Hermanos de Italia, logró 16 capitales de provincia, mientras que el gubernamental Partido Demócrata, de centroizquierda, sólo alcanzó las seis capitales. Los derechistas ven el resultado como un feliz preludio de los próximos comicios generales, puesto que lograron conquistar varios bastiones históricos de la izquierda.

El domingo 4,3 millones de italianos estaban llamados a votar para renovar 111 ayuntamientos, entre ellos los de 25 capitales de provincia. Una de las claves de la jornada fue el vuelco en ciudades tradicionalmente en manos de la izquierda como las septentrionales Génova, Monza, La Spezia, Piacenza o Como. En L'Aquila, por ejemplo, el conservador Pierluigi Biondi puso fin a una década de gobierno de izquierdas marcado por el devastador terremoto en 2009 y la lenta reconstrucción.

Otro de los casos llamativos es el de la ciudad toscana de Pistoia, auténtico bastión rojo desde la posguerra y que también cayó en manos de la derecha en estos comicios locales. La coalición conservadora también ganó en otras importantes capitales de provincia como la meridional Catanzaro, Frosinone y Rieti, en la zona central, o las norteñas Alessandria y Verona.

El centroizquierda, liderado por el PD y apoyado por listas cívicas en la mayoría de los casos, sorprendió en Padua, donde puso fin a la administración conservadora en esta ciudad del rico Véneto. La izquierda también conquistó Lecce, en la región sureña de Apulia, y logró conservar, aunque sin demasiada solvencia, las alcaldías de otras capitales como la toscana Lucca, la siciliana Palermo o la sureña e industrial Taranto.