Manuel, vendedor de la ONCE que tiene su base de operaciones en la puerta de un Mercadona, pide que nos acerquemos con gesto de confidencialidad y enchufa su móvil para mostrar un vídeo viral: Sale una foto de Trump. "¿Qué hará Trump el primer día en su oficina?". Y sale volando por la ventana de la Casa Blanca el actor negro Will Smith en una escena de ElPríncipe de Bel Air como si fuera Obama. Una de tantas coñas que circulan de teléfono en teléfono. Manuel se ríe pero no se ríe, porque "a ver qué hace Trump. Aunque la Base no la puede cerrar, que fue un acuerdo de Eisenhower con Franco". Y se ríe pero no se ríe porque los cientos de americanos que Obama trajo a Rota con su escudo antimisiles no compran cupones pero sí que están picados con el rubber, el juego en el que se frota una tarjeta y sale un regalo o no sale. "Los compran por tacos". No para de vender rubbers desde hace unos meses. Le salvan el día.

Donald Trump ha fanfarroneado durante toda la campaña presidencial con que, al igual que los mexicanos tienen que pagarse el muro que les separe de Estados Unidos, Europa se tendrá que pagar su OTAN. Y ahí entra la Base de Rota y su escudo antimisiles con sus cerca de 9.000 nuevos vecinos norteamericanos. Una nueva edad de oro y de prosperidad que desde hace unos meses disfruta la localidad. Como en los viejos tiempos.

La victoria de Trump trae el desasosiego. En el cercano mercadillo de los miércoles, a dos pasos de la entrada de la Base, un gorrilla bromea con un americano que se va a introducir entre los tenderetes sobre Trump. El americano, blanco -o más bien rojo- le mira muy serio, pone el pulgar hacia abajo y contesta seco: "Shit (mierda) Trump"

Slice es una pizzería propiedad de un neoyorquino y en eso está su secreto en una localidad llena de pizzerías. Situada en la calle San Fernando, recorrido obligado de la Base Naval al centro, su existencia en Rota tiene su sentido porque hay un escudo antimisiles, consistente en cuatro buques, dos que están en movimiento y dos que están de descanso en puerto. Personal y sus familias gastando dólares con sus visas. Así lo dice Antonio, su encargado, que asegura que la mayoría de su clientela es norteamericana. "Nosotros estábamos en Sevilla y venían americanos de la Base y decían que ojalá nos instaláramos en Rota. Se llegó a colocar un bote para contribuir a coger un local aquí y se llenó de dólares. El gancho es que aquí se preparan las pizzas iguales a las que se comen en Nueva York", afirma.

A partir de las seis de la tarde el trasiego de motillos cargadas con pizzas Slice entrando en la Base es continuo. Es, por tanto, uno de tantos negocios que han florecido en la localidad a raíz del escudo antimisiles. "Ya veremos ahora con Trump -se lamenta-. Como se lleve a la mitad de la gente este pueblo se vuelve a hundir. Este pueblo tiene vida y se la dan los americanos. Si no, en invierno, sería como Chipiona, un pueblo fantasma".

Nos indica que la llegada de los americanos ha supuesto un boom en el mercado del alquiler. "¿Quién podía pensar que en Rota o en El Puerto se podría cobrar de 2.000 a 3.000 euros por una casita con parcela? Y a los americanos les gusta vivir fuera de la Base, no en las casas de dentro, como es normal". 500 nuevos alquileres se han cerrado en los últimos doce meses. Eso es mucho dinero.

Todo el mundo nos dice que no conseguiremos arrancar una palabra de política a un militar norteamericano. "Les gustará más o les gustará menos, pero es su bandera y es su presidente. Esta gente tiene una bandera en cada jardín. A patriotas no les gana nadie", dijo Manuel, el cuponero.

Antonio ha logrado cierto grado de amistad con su clientela y "muy de Trump no son. Primero porque aquí viven muy bien, segundo porque muchos son negros o hispanos, aunque a un hispano con toda la cara de mexicano le preguntas si es mexicano y te matiza muy serio: soy americano, mi padre era mexicano".

De las ventajas de vivir en Rota habla un folleto que entregan en la oficina municipal Welcome to Rota, a la puerta de la Base, que atiende Rocío. El folleto, que ha sido un éxito, lleva por nombre 12 Reasons to live in Rota. Entre estas razones se habla de "una ciudad familiar y amistosa orientada a la familia" o que "está cerca de tu trabajo". Con el folleto, Rota trata de hacer competencia a las viviendas del interior de la Base y a El Puerto, que se está llevando parte de la nueva población de la Base. Hay tortas entre Rota y El Puerto por quedarse con los americanos.

Rocío explica la estrategia: "Se hace incidencia en lo de la familia porque los nortamericanos han venido con sus familias. Tienen a sus niños chicos en las guarderías de Rota, les gusta Rota y quieren que sus hijos sean bilingües. Tienen dentro todos los servicios, pero prefieren integrarse en el pueblo. Yo nací en 1984 y conozco las cosas que se decían de los americanos en los 70 y los 80. Los de ahora son tranquilos y apacibles".

Lo corrobora Juan Antonio, taxista veterano, que sí vivió los años de los "3.000 popeyes de la Sexta Flota yendo calle abajo de putas y a emborracharse. Ahora vienen mejor educados o les dejan claro lo que pueden y no pueden hacer en sus charlas. Difícilmente verás a un americano metido en un lío". Para los taxistas, que esperan en número de casi una decena a la entrada de la Base, los americanos han revitalizado el apagado negocio. "Espero que ese tipo raro de Trump no venga ahora a jodernos".

El alcalde de Rota, Javier Ruiz, admite haber sentido inquietud al haber conocido los resultados de las presidenciales norteamericanas, pero también tuvo alivio al escuchar el primer discurso conciliador de Trump. "Por lo que he oído respetará los acuerdos de la OTAN... o eso quiero creer". Pese a su campaña incendiaria, Ruiz dice que "en política sabemos que una cosa es hablar en campaña y otra cosa es gobernar", por lo que no considera que vaya a haber sustanciales cambios y que la colaboración será "tan fructífera como con la administración Obama".