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Trump: hay que aceptar la realidad

El mundo se levantó ayer sorprendido por la victoria electoral en EEUU de Donald Trump, un millonario populista que roza posiciones antisistema y que, de cumplir con las muchas propuestas que ha ido desgranando durante su agresiva campaña, convertirá el mundo en un lugar más inhóspito e inseguro. Cuestiones como la vuelta al proteccionismo económico, el repliegue militar, la supuesta amistad con Putin, su desprecio a la agenda climática o la política agresiva con sus vecinos mexicanos sólo pueden traer más problemas a un mundo que, ya de por sí, vive unos momentos especialmente delicados.

Pero la realidad es ésa. Durante al menos los próximos cuatro años Trump será el presidente del país más poderoso del mundo y líder de Occidente y, una vez producidos los desahogos, hay que ponerse a trabajar para que esta circunstancia sea lo menos nociva posible. El cómo va a actuar este presidente electo es todavía una incógnita. Trump ha hecho una campaña más basada en el exabrupto, en la apelación a los prejuicios y a la emotividad de los electores que en un análisis serio de los problemas de EEUU y el mundo y en sus posibles soluciones. Además, en el discurso que dio una vez consumada la victoria electoral, vimos a un Trump muy diferente al de los últimos tiempos que hizo hincapié en tres puntos: la necesidad de restaurar la concordia entre los americanos -después de haber sido él uno de los que más han hecho por romperla-, su intención de hacer un plan de grandes obras e infraestructuras y la garantía de que en las relaciones con los otros países siempre primará la justicia -eso sí, una vez satisfechos los intereses norteamericanos-.

Sea cual sea el camino que tome Trump, España y Europa tendrán que contar con él para cuestiones de vital importancia. Digamos sólo dos ejemplos claros. El primero es la culminación de las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), un acuerdo de libre comercio entre los dos continentes que no ha podido culminar Obama y que con Trump se convertirá casi en un imposible. Habrá que ser muy sugestivos y hábiles para avanzar en este campo. El segundo es asegurar la continuidad de una OTAN fuerte que pueda hacer frente a los graves desafíos en defensa y seguridad que están planteados. Trump ya ha manifestado su intención de dar un paso atrás en este sentido. Será necesario explicarle que a EEUU también le interesa una Europa próspera y segura.

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