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"Me creen la Juana de Arco cibernauta y también una agente de la CIA"

  • Su blog se ha convertido en un verdadero fenómeno que recibe cuatro millones de visitas de dentro y fuera de Cuba y uno de los pocos espacios de libertad que supera la censura del régimen castrista

La llamada desde España dándole a la bloguera cubana Yoani Sánchez la noticia de que le habían otorgado el premio Ortega y Gasset de Periodismo por su blog Generación Y fue una auténtica "sorpresa". Un anuncio que la también filóloga define como un "combustible, oxígeno" para seguir su labor pese a las numerosas trabas con que ha se topado en el año en que lleva escribiendo su ácida bitácora sobre su visión de la realidad cubana.

En su apartamento en La Habana teclea un mensaje para colgarlo, cuanto antes, en el blog que le ha merecido el galardón por la "perspicacia con la que su trabajo ha sorteado las limitaciones a la libertad de expresión que existen en Cuba, su estilo de información vivaz y el ímpetu con el que se ha incorporado al espacio global de periodismo ciudadano".

"Esa porción de filóloga que aún me queda -que conoce de literatos, filósofos y nombres académicos- está dando saltos de contenta por el Premio Ortega y Gasset de periodismo que me han otorgado. La blogger, por su parte, siente que tantos obstáculos para acceder a Internet, tanto memory flash llevado de aquí para allá, ha valido la pena", confiesa.

Concluida la tarea, y en medio de numerosas llamadas de felicitaciones, Yoani Sánchez cierra su ordenador y reflexiona sobre lo que implica el premio: "Esto es combustible, oxígeno para un fenómeno que todavía está en etapa larvaria que es la blogosfera cubana hecha dentro de la isla".

"Es reconocer que voces individuales pueden estar dando una imagen de la realidad cubana fresca, realista", frente al "espectro informativo cubano, que a veces es tan monocromático, sobre todo en las informaciones oficiales de Granma o de la televisión".

Lo que en abril de 2007 comenzó como un "necesario espacio de catarsis" personal, se ha convertido con el paso de los meses en un espacio abierto "donde hay todo tipo de opiniones, donde la gente se siente libre de decir lo que piensa". Y, subraya, "eso es lo más interesante para mí del fenómeno Generación Y".

"Me gusta decir que el blog tiene una vida independiente a la mía. Yo pongo un texto y a partir de ahí surge una catarata de comentarios que puedo dividir en tres grandes grupos: los que coinciden con mi punto de vista o que me apoyan, los acérrimos contrincantes y los perennes desconfiados". "Y gracias a esos tres grupos, los que creen que soy una Juana de Arco del ciberespacio, los que creen que soy una agente de la CIA o de la Seguridad del Estado y los que me consideran muy cercana al enemigo, gracias a eso la polémica ha tenido combustible para seguir. Lo principal es que es un espacio de discusión, de debate de todas las tendencias".

Generación Y, una bitácora dedicada a los "nacidos en la Cuba de los años 70 y los 80, marcados por las escuelas al campo, los muñequitos rusos, las salidas ilegales y la frustración", ha supuesto para su autora, en la treintena como a aquellos a los que lo dedica, un proceso de apertura personal.

"El blog, a medida que ha pasado el tiempo, se ha vuelto más honesto. Si en un principio había todavía muchos muros interiores que no se habían derrumbado, creo que ahora mismo soy mucho más atrevida", confiesa. Un atrevimiento que le permite opinar, en un país donde las ideas divergentes no tienen casi espacio mediático, sin un sólo pelo en la lengua, ya sea hablando del gobierno de Raúl Castro o de las medidas como la venta de ordenadores o teléfonos móviles que acaba de liberar. "Creo que las medidas tienen varias décadas de tardanza, son deseos acumulados durante muchos años que ahora vienen a darnos unas flexibilizaciones, una apertura que en realidad nos coge bastante cansados", responde a una pregunta sobre las novedades de la isla.

"Pero lo que más me preocupa de estas medidas es que no parecen orientarse nunca hacia el terreno de las libertades sociales y políticas" cuando "realmente lo que en Cuba hace falta es una libertad para debatir, libertad para encontrar soluciones, para que todo el mundo exponga su punto de vista y no que el Gobierno de forma vertical nos esté dando estas migajas de soluciones".

Su sinceridad ha atraído a millones de lectores -cuatro millones sólo en marzo- tanto de fuera como desde dentro de la isla. Y también ataques cibernéticos de detractores hasta el punto de bloquear su página durante días en servidores cubanos.

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