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Human Rights acusa a Occidente de dar por válidas "falsas democracias"

  • La organización denuncia a EEUU y la Unión Europea de "seguir el juego" a gobiernos con elecciones cuestionables · El informe dice que detrás de los favoritismos hay intereses económicos y energéticos

La organización Human Rights Watch (HRW) denunció ayer que las democracias tradicionales, como Estados Unidos y las de la Unión Europea, socavan el avance de los derechos humanos al aceptar por conveniencia política como democracias a gobiernos autoritarios del estilo de Rusia o Pakistán.

En su informe anual, que revisa la situación de los derechos humanos en el mundo en 2007, HRW advirtió que "demasiados gobiernos" intentaron hacer ver que la celebración de elecciones es algo suficiente para ganarse la etiqueta de democráticos.

"Estados que reclaman el título de democracias, como Pakistán o Kenia, deben garantizar que los derechos humanos sean parte central de su sistema político", indicó el informe presentado en Nueva York, sede de la organización defensora de los derechos humanos.

Washington, Bruselas y las capitales europeas "siguieron el juego" a gobiernos como los de Bahrein, Jordania, Nigeria, Rusia y Tailandia, que en 2007 celebraron elecciones cuestionadas, denuncia HRW.

El uso de la palabra democracia por parte de gobiernos autoritarios es algo conocido, de hecho el documento de 568 páginas recuerda como aparece en el nombre oficial de países como Corea del Norte o formaba parte del de la antigua Alemania del Este.

"Pero la triste novedad es lo fácil que es para los autócratas de hoy en día montar fachadas democráticas", indicó la organización estadounidense.

HRW señaló que en octubre, el presidente de China, Hu Jintao, invocó la palabra democracia 60 veces durante un discurso en el Congreso del Partido Comunista, el único reconocido en el país.

"La etiqueta demócrata", denunció la organización, permite a muchos gobiernos lograr la legitimidad internacional que proporcionan las urnas, por muy vacías que éstas estén.

"A causa de otros intereses, como la energía, el comercio o la lucha antiterrorista, las democracias tradicionales en demasiadas ocasiones consideran conveniente hacer ver que se creen estas democracias falsas", apuntó el documento.

El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, consideró ayer que los gobiernos occidentales "no presionan lo suficiente en los asuntos de derechos humanos que hacen funcionar a una democracia, como son la prensa libre, el derecho de reunión y una sociedad civil que realmente pueda desafiar al poder".

Además, según el informe, "EEUU y algunos de sus aliados han hecho más difícil exigir a otros gobiernos el respeto de los derechos humanos cuando ellos mismos cometen abusos en la lucha contra el terrorismo".

En ese sentido, se critica que Washington y Londres, los principales aliados de Pakistán, no hayan condicionado su ayuda a Islamabad a la mejora de las condiciones previas a las elecciones del próximo febrero.

Considera además que la falta de respuesta por parte de Estados Unidos a las "acusaciones de manipulación" surgidas tras las elecciones de Nigeria hace un año podría haber convencido al Gobierno de Kenia de que podía hacer lo mismo, lo que ha llevado al país a una ola de violencia que se ha cobrado la vida de más de 700 personas y miles de desplazados.

El informe de HRW asegura que en 2007 se cometieron fraudes electorales en Chad, Jordania, Kazajistán, Nigeria y Uzbekistán, mientras que en Azerbaiyán, Bahrein, Malasia, Tailandia y Zimbabue el Gobierno controló la maquinaria electoral para poder manipular los resultados.

En Bielorrusia, Cuba, Egipto, Irán, los territorios palestinos ocupados, Libia, Turkmenistán y Uganda se impidió la participación de candidatos opositores.

Human Rights Watch consideró "estrambótico" que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) accediera a otorgar su presidencia en 2010 a Kazajistán, donde el oficialismo "ganó todos los escaños" en las elecciones parlamentarias de agosto.

La organización observó que ese país de Asia Central "cuenta con grandes reservas de petróleo y gas por las que compiten la Unión Europea y Rusia".

Además, el informe contiene una revisión de la situación de los derechos humanos en más de 75 países, incluidas la crisis de Darfur en Sudán, la represión de Birmania contra la oposición democrática o el recrudecimiento del conflicto interno de Sri Lanka.

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