El nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC revive la esperanza de que la actual generación de colombianos pueda vivir en un país en paz, aunque el camino por recorrer seguirá siendo tortuoso. Las partes anunciaron en La Habana un nuevo pacto, que cambia algunos puntos y precisa otros del acuerdo firmado en aquella ceremonia del 26 de septiembre en Cartagena de Indias.

El presidente, Juan Manuel Santos, y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, sellaron entonces un acuerdo de 297 hojas, negociado desde noviembre de 2012, en medio de un ambiente de fiesta que pronto se transformó en incertidumbre cuando fue rechazado en el plebiscito del 2 de octubre.

Las partes estaban comprometidas a aceptar el resultado, por lo que Santos tuvo que convocar un "gran acuerdo nacional" para salvar el pacto. Más de 500 propuestas sobre 57 temas específicos fueron presentadas entonces al Gobierno por los promotores del no, principalmente por el partido del ex presidente Álvaro Uribe.

Al final, muchas de las propuestas fueron aceptadas por las FARC. El nuevo acuerdo será presentado por el Gobierno a los defensores del no, que deberán revisar el texto. Aunque se hicieron cambios en 56 de los 57 temas, tanto Santos como su jefe negociador, Humberto de la Calle, anticiparon que probablemente no todos quedarán contentos. Hechas las modificaciones, lo que vendrá será el anuncio oficial sobre el mecanismo para refrendar el pacto.

Santos se empeñó en que el acuerdo fuese sometido a un plebiscito, aunque no estaba obligado. Dijo hace poco que el nuevo pacto sería implementado con leyes del Congreso, que parece el camino más viable porque el Gobierno no parece muy dispuesto a arriesgarse a otra consulta.