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Cristina Fernández trata con firmeza la primera gran crisis de su Gobierno

  • Miles de manifestantes argentinos protestan contra la subida de los impuestos agrarios

Apenas superados 100 días de gestión, la presidenta argentina, Cristina Fernández, se enfrenta a una grave crisis por el conflicto en el campo, que ha alcanzado también a las ciudades, donde miles de personas secundaron el primer "cacerolazo" masivo contra el Gobierno.

Sólo unas horas después de que Fernández anunciara su decisión de mantenerse firme y no negociar con los productores agropecuarios, en huelga desde hace dos semanas, miles de personas se lanzaron a las calles de las principales ciudades del país para protestar contra la presidenta.

Golpeando cacerolas, varios miles de bonaerenses cortaron el tráfico en el centro de la capital y marcharon por la ciudad gritando consignas contra Fernández.

La movilización llegó a la emblemática Plaza de Mayo, donde se concentraron miles de personas, y también a las puertas de la residencia presidencial, en las afueras de la ciudad.

El detonante de esta nueva protesta ha sido la falta de cintura de Cristina Fernández para resolver el conflicto surgido con los productores agropecuarios, que ayer cumplían 14 días de huelga por el aumento de los impuestos a las exportaciones, aunque el malestar en las ciudades es el reflejo de un rosario de problemas no resueltos.

La lista incluye la inflación no reconocida por el Gobierno -hasta un 20 por ciento según analistas independientes y un 8 por ciento según fuentes oficiales-, el incipiente desabastecimiento de productos básicos, como carne y leche, y la inseguridad.

En medio de la protesta, la presidenta abandonó la casa en coche, y no en helicóptero como suele hacer, tras mantener una reunión con el ministro de Economía, Martín Lousteau, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, cuyo resultado no ha trascendido.

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