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Bahía de Cochinos y puros explosivos

  • Diez inquilinos de la Casa Blanca llegaron y se fueron sin ver caer a Castro

  • La enemistad estuvo jalonada de numerosos intentos para derrocarlo

Un puro explosivo, cápsulas con veneno, un "caracol bomba", un traje de buzo tóxico... La enemistad acérrima de Fidel Castro con Estados Unidos le valió al líder cubano el dudoso honor de ser objeto de numerosos intentos de asesinato. Diez presidentes de Estados Unidos llegaron y se fueron sin ver caer a Castro, quien fue durante décadas una de las mayores obsesiones y la "bestia negra" de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA).

Entre los líderes a los que se enfrentó Castro estuvieron rivales enconados como Ronald Reagan, enemigos de primera hora como John F. Kennedy o más moderados como Jimmy Carter, empezando por Dwight D. Eisenhower y terminando con George W. Bush, el último mandatario estadounidense al que el cubano vio salir del cargo. El desafío de Castro a Washington, al que llevó al borde del enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética en la Crisis de los Misiles de 1962, lo convirtió también en blanco de la ira norteamericana en tiempos de la Guerra Fría. Y en objetivo prioritario de la CIA, que no vaciló en apostar por su muerte.

Según Fabián Escalante, un ex jefe de la inteligencia cubana, y Luis Báez, autor de varios libros sobre Castro, el ex presidente fue objeto de más de 600 planes de asesinato por parte de la inteligencia estadounidense, cifra inverosímil que para muchos le asegura un espacio en el Libro Guinness de los Récords. Aunque es difícil probar la existencia de los centenares de planes de "eliminación física" atribuidos a los enemigos de Castro, algunos de ellos han sido ampliamente detallados por antiguos conspiradores, agentes o políticos estadounidenses.

Además de planes generales para acabar con el régimen cubano como la fracasada invasión de Bahía de Cochinos en 1961, la CIA ideó varios complots para deshacerse de Castro, según sostiene Báez en su libro El mérito es estar vivo, de 2005.

Sobre todo en los convulsos primeros años de la revolución abundaban los planes para matarlo. Entre ellos estaban algunos para liquidarlo con un disparo de bazuca cuando daba un discurso en la escalinata de la Universidad de La Habana en 1963 o en el estadio Latinoamericano ese mismo año o en 1964 durante partidos de béisbol, un deporte al que Castro era gran aficionado. También un Comité del Senado de Estados Unidos presidido por el demócrata Frank Church desveló en varios informes entre 1975 y 1976 la existencia de planes para matar a Castro, entre varios otros líderes que Washington puso en la mira (como el congoleño Patrice Lumumba y el dominicano Rafael Trujillo).

Algunos presuntos complots revelados por el llamado Comité Church apuntan a que la CIA planeó incluir a la mafia, que aún tenía contactos en Cuba de la época de Fulgencio Batista, para matar a Castro en operaciones con cápsulas de veneno o atentados con armas. Los planes del llamado proyecto ZR/RIFLE fueron parcialmente desclasificados en la década de 2000.

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