Cultura

Colores nuevos para Norma

Natural continuación de su proyecto dedicado a María Malibrán y de su grabación de La sonámbula, Cecilia Bartoli afronta aquí un empeño más ambicioso y que encontrará sin duda más resistencia en el tradicionalmente conservador mundo de la ópera: la pretensión de restituir Norma de Bellini, una de las óperas más emblemáticas y representadas de todo el repertorio lírico internacional, a su sonido original. El trabajo se apoya en una nueva edición crítica realizada por Maurizio Biondi y Riccardo Minasi a partir del autógrafo del compositor, un documento con carácter de auténtico palimpsesto que les ha llevado seis años desentrañar.

En el estreno, los roles principales de la obra fueron encarnados por Giuditta Pasta (Norma), una de las grandes divas del XIX, soprano sfogato cuyos roles hoy recaen con frecuencia en mezzos; Giulia Grisi (Adalgisa), una soprano algo más ligera (Bellini escribió para ella la Elvira de Puritanos y Donizetti le confió la Norina de Don Pasquale), alejada pues de las voces de mezzo o contralto que la tradición ha impuesto para el personaje (aquí le da vida la coreana Sumi Jo); y Domenico Donzelli (Pollione), un tenor acostumbrado a los papeles rossinianos y que poseía una voz mucho más flexible de lo que luego se ha hecho habitual en el papel (John Osborn, aquí). Además de la restitución de los colores vocales previstos por Bellini, que ha permitido recuperar claves y tonalidades abandonadas hace tiempo, Bartoli ha tratado de incorporar el tipo de ornamentación que pudo haber usado Pasta, rastreando lo que se ha conservado de ella a través de algunas de sus alumnas. El ejercicio de restitución histórica se completa con el uso de los tempi marcados en el autógrafo, ralentizados por la tradición, el empleo de una orquesta de instrumentos de época (La Scintilla) dirigida por uno de los más reconocidos maestros barrocos de nuestros días (Giovanni Antonini, líder de Il Giardino Armonico) y el uso de un diapasón a 430. El resultado es un Bellini que luce colores nuevos, variados, rítmica incisiva, en permanente ebullición, y perfiles melódicos irregulares. Este trabajo no impugna la tradición, sólo amplía las opciones de escucha.

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