L style="text-transform:uppercase">as Zambombas de Jerez son Bien de Interés Cultural, debemos felicitarnos porque nuestra genuina expresión cultural y festiva, que nace como expresión festiva de una forma de convivencia, cercana, dependiente y tremendamente solidaria, que anidada en nuestras casas de vecinos, hayamos conseguido rescatarla casi del olvido. Es el resultado del impulso que desde distintas instancias, con fuerte apoyo municipal, se inició hace ya más de 30 años, para conseguir que ahora durante un mes sean centenares las Zambombas y nuestros jóvenes se sepan las letras de nuestros villancicos. Cuando una ciudad se confabula hacia un objetivo, este se convierte en logro colectivo y crecen geométricamente las posibilidades de alcanzarlo.

Desde esta satisfacción con aromas de aguardiente y pestiños, no puedo dejar de transmitir la sensación que nos va quedando a algunos de que la celebración de las Zambombas y los formatos que está tomando pueden convertirlas, tanto para lugareños como visitantes, en algo más insufrible que festivo y morir perdidas en el genérico y global "botellón". Está en nuestras manos defender las formas amables al calor de una candela, nuestras formas de anticipar la navidad, nuestras letras, nuestro compás, y nuestra convivencia.

Nuestro Ayuntamiento sigue inmerso en el ciclo de un Gobierno que no oye y unos apoyos que amagando con bloquear solo parchean, para ese camino no necesitamos alforjas. El PP, mientras tanto, espera con cachaza presentándose como única solución de este caos. Pero hay indicios esperanzadores, surgen voces, parece que hay reuniones confabulándose para evitar lo que parece inevitable. Hay que dejar el ambiguo perfil y emplazar un sólido acuerdo de Gobierno, las zambombas no son botellones y la política debe ser un instrumento útil para abordar los problemas de la ciudad y sus gentes.

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