Almería

Cuatro presidentes y un funeral

  • Entierro de la línea convencional de tren en Subdelegación

  • Fomento no contempla partidas más allá del AVE a Murcia

El coordinador de la Mesa del Ferrocarril, José Carlos Tejada, describió los motivos del duelo en Subdelegación.

El coordinador de la Mesa del Ferrocarril, José Carlos Tejada, describió los motivos del duelo en Subdelegación. / javier alonso

Cualquier tiempo pasado para el ferrocarril fue mejor. Es la crónica de una muerte anunciada, la del tren almeriense en el último siglo. La eliminación progresiva de equipamientos ferroviarios y servicios ha echado por tierra todo lo que en su día se pudo avanzar para sacar a Almería de su aislamiento. Había sido vagón de cola en la llegada de la línea convencional con Guadix, la penúltima provincia del país en subirse al tren con la inauguración de la estación en el año 1895, pero también fue una tierra pionera al poner en marcha en febrero de 1912 el primer tramo electrificado de la red nacional de vía ancha de España, gracias a la iniciativa de la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur, entre las estaciones de Alhama-Santa Fe y Gérgal. Desde entonces todo ha sido una lenta agonía, impropia de una provincia que ha disparado su población y economía, un desmantelamiento de la red agravado con la llegada de la democracia. El Ministerio de Fomento no ha dejado de meter la tijera desde la primera legislatura socialista de Felipe González hasta la actual de Mariano Rajoy y ya se viviera en bonanza o periodo de austeridad, cada vez que tocaba la reordenación o racionalización de las infraestructura, Almería era la más perjudicada. Se suprimió el tren de Guadix-Almendricos que vertebraba el Almanzora, después el expreso nocturno a Madrid y el enlace directo con Barcelona, se cerraron las estaciones y talleres de servicios, se dejó sin actividad la plataforma de contenedores y se desmanteló la red ferroviaria para dejarla en 85 kilómetros, la mitad de los que existían hace un siglo en la provincia. Incluso la electrificación que se utilizaba en los trenes que transportaban minerales dejó de usarse con el cierre de las minas del Marquesado. Las inversiones han llegado siempre mal y tarde, como ocurriera con el sistema de control del tráfico centralizado que se implantó en vísperas de la Expo 92 de Sevilla y Ponferrada ya lo había estrenado cuarenta años antes, lastrando la competitividad de las empresas y condenando a un modo de transporte sostenible y cómodo al ostracismo que hacía de cualquier trayecto una odisea. Siempre alegando una ocupación a la baja o la mejora del servicio en cuestión se han ido empeorando las comunicaciones ferroviarias y como ejemplos están el recorrido entre Almería y Sevilla que hace quince años se realizaba en poco menos de cinco horas y no baja hoy de cinco horas y treinta y seis minutos, con el agravante de un transbordo en autobús que lo han convertido en odisea. Y ocurre lo mismo con el viaje a Madrid pese a la incorporación del Talgo VI más confortable pero igual de lento.

Síntomas hacia un desierto del ferrocarril, el de la isla de Almería, una involución sin conexión con el puerto, ni cercanías ni aspiración real más allá de la implementación del AVE a Murcia en el horizonte de 2023. De ahí que ayer la Mesa en Defensa del Ferrocarril haya querido organizar un funeral de la línea convencional a la espera de poder resucitarlo con una serie de proyectos que llevan años sobre la mesa del Ministerio de Fomento. El intercambiador de ancho con el que aprovechar la conexión de Alta Velocidad que estrenará Granada muy pronto, el rescate del nocturno a Madrid y el tren García-Lorca a Barcelona a través de la única vía convencional que sigue abierta, la Almería-Linares, la puesta en marcha de cercanías en el Bajo Andarax y conexiones con el Poniente, la reducción de los tiempos de viaje eliminando las precauciones prescindibles, la mejora de la línea hasta Moreda o la conexión ferroviaria del Puerto -el único de España junto a Motril sin salida de tren a las mercancías- no figuran en la planificación de actuaciones que presentó en abril el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Sólo había fechas y frases para el Corredor Mediterráneo, el resto de los servicios ferroviarios no existen y la provincia trabajará por reactivarlos. Pero antes el cortejo fúnebre se dirigió ayer a última hora de la tarde a la Subdelegación del Gobierno en Almería para expresar su dolor y luto por una situación tan injusta como la del ferrocarril. Una banda de música abría la procesión del sepulcro ferroviario, interpretando una serie de marchas fúnebres que despertaron la curiosidad de los viandantes. A continuación el féretro en manos de fieles y leales al tren y por supuesto mantillas en llanto.

Fue sin duda una original e insólita protesta con el pertinente impacto en los presentes y redes sociales. Al sepelio se sumaron en el trayecto hacia la calle Arapiles representantes de partidos como Ciudadanos e Izquierda Unida y de organizaciones sindicales (CSIF, Comisiones Obreras y UGT) y del ámbito en duelo, Califal y Asafal. Y es que cada vez son más entidades y organizaciones las que se han ido integrando en la Mesa en Defensa del Ferrocarril y contribuyen a la proyección de un mensaje que va calando entre la población. A las puertas de la "oficina del Gobierno de Rajoy", el coordinador de esta plataforma, José Carlos Tejada, hizo un llamamiento a la sociedad a rebelarse contra un Ministerio de Fomento que maltrata a Almería y sus infraestructuras con el objetivo de que el entierro de ayer sólo quede en una metáfora de lo que podría ocurrir si nadie reacciona. La plataforma recordó la necesidad de poner en marcha proyectos más allá de la Alta Velocidad que siguen fuera de los presupuestos del estado como el cambiador de ancho en Granada y la mejora del trazado electrificado hasta Huéneja, así como electrificar el resto a través del eje hacia Madrid. Una elegía recordó a través del género lírico la suma de despropósitos que han acabado con la vida del ferrocarril convencional, una composición poética que decía "te fuiste sin haber llegado" y en relación al AVE dudada de que algún día fuera realidad. El periodista Miguel Cárceles leyó un manifiesto como colofón a la singular reivindicación de la Mesa, nueva acción que se enmarca en su hoja de ruta para seguir removiendo conciencias con la intención de que los almerienses dejen la indolencia y reivindiquen ante las administraciones dinero para un ferrocarril digno como medio de transporte más sostenible. Cuatro presidentes y un funeral, el del tren, bastan para que Almería despierte de su letargo.

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