Huelva

La vida en 28 segundos

  • La Armada presenta su prototipo de alerta temprana de seísmos

Los Sistemas de Alerta Sísmica Temprana (SAST) son una red de estaciones repartidas por alta mar, la costa y tierra adentro, que perciben las ondas que provoca una liberación extraordinaria de energía en el manto terrestre. Los valores de estas alteraciones son transmitidos en tiempo real a una central, en este caso el Instituto Geográfico Nacional (IGC), que los interpreta, realiza cálculos matemáticos en base a una serie de parámetros establecidos y los resultados son filtrados por un sistema de alertas. Es así como se puede determinar la inminencia de un terremoto, conociendo la intensidad que tendrá y su localización. Sólo unos segundos antes de que la tierra se empiece a mover debajo de los pies de la población. Suficientes para salvar la vida, en muchos casos.

El jueves pasado se celebró en Huelva una mesa redonda sobre los SAST organizada por el Real Instituto y Observatorio de la Armada, la Universidad Complutense y el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña para informar de sus investigaciones conjuntas en el proyecto Alertes-Rim. Llevaban seis meses sus responsables, Antonio Pazos, Elisa Buforn y Antoni Roca, queriendo trasladar sus resultados a empresarios y responsables civiles de la provincia como zona caliente sismológica en España. Y desde la FOE, la Aiqbe y la Universidad de Huelva se atendió la llamada para valorar la implantación de los prototipos como sistema de alerta eficaz. La catedrática Elisa Buforn dio motivos sobrados.

"Los tiempos de aviso son muy pequeños pero se pueden hacer muchas cosas. Sólo con 5 segundos ya hay medidas de autoprotección que se pueden tomar rápidamente. En países como Japón y Estados Unidos, los niños saben que cuando suena la alarma se tienen que refugiar debajo de sus mesas para evitar ser golpeados o aplastados por el desprendimiento de placas del techo. Con 10 segundos puede dar tiempo a cortar el suministro del gas para evitar explosiones, parar determinados procesos industriales o una intervención quirúrgica. Con un margen de 15 segundos, los trenes pueden aminorar su velocidad y evitar que aterricen aviones. Y de 20 a 40 segundos se pueden hacer muchas más cosas, también en plantas petroquímicas y centrales nucleares".

Todo depende del sistema que se adopte, con la alarma de una sola estación, más rápida, o de varias, más fiable pero más lenta. Como ejemplo, el temblor de intensidad 5,5 en febrero de 2009, cuyo aviso de una estación llegó 28 segundos antes a Huelva y 33 a Cádiz.

El interés, "aunque sólo sea por salvar una sola vida", fue claro entre los asistentes. Pero con sugerencias de automatizar los procesos y depurar las falsas alarmas. Aunque, sobre todo, se destacó la necesidad urgente de informar y formar sobre ello a la población, precisamente para dar valor a esos segundos ganados con el SAST. "La educación es clave para evitar el miedo y salvar vidas", subrayaron los asistentes.

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