Huelva

La vida, en clave de humor

  • El Club de Pensionistas del Lazareto organiza un taller de risoterapia para atrapar el poder de la risal de risa Con este taller se pretende que sus alumnos y alumnas aprendan a reírse para que así la vida también les sonría

El humor es una de las mejores medicinas. Una persistente dosis de buen humor al día es capaz, sin lugar a dudas, de levantar el ánimo y así ahuyentar esos negativos virus que únicamente traen consigo una pesimista visión de la vida, para nada recomendable, cuando menos apetecible.

Seguramente, una actitud positiva ante el cotidiano hecho de vivir no aumente la estancia de los seres humanos en la tierra, pero sí debe incidir en una mejor calidad de vida mientras se ésta sobre ella. Y con el fin de atrapar esa añorada calidad de vida, el Club de Pensionistas del Lazareto ha organizado un taller de risoterapia.

Aunque reírse es algo innato en el ser humano, a alguno que otro esta prestación no le venía de serie, no todo el mundo sabe reírse, o mejor dicho, no todo el mundo sabe utilizar esta función biológica de la mejor manera posible para así sacarle el mejor rendimiento. A través de este taller se pretende que sus alumnos y alumnas, todos ellos miembros de este activo club, adquieran una serie de técnicas de relajación y entrenamientos sociales que den la bienvenida al positivismo y al buen humor, provocando así toda huida de cualquier resquicio de estrés y ansiedad, que pueda desembocar en una nada deseable triste, oscura y negativa depresión.

Técnicas y aprendizaje que pasan primero por saber reírse de uno mismo y no de los demás, sino con los demás. Para lograr tal fin, tal autoconocimiento y aceptación de uno mismo, tanto Lina como Mariana, las monitoras de este contagioso taller, involucran a sus alumnos y un sinfín de actividades encaminadas todas ellas a hacerles esbozar una sonrisa o gran carcajada de sus labios o sus entrañas, respectivamente. El túnel de las cosquillas, un maratón de muecas imposibles o de chistes mil veces contados pero con la misma efectividad como si se escucharan por primera vez, una carrera de globos, o el tren de los sueños posibles… conforman las sesiones de este curso que más que un taller "se asemeja más un terapia", coinciden ambas monitoras, pues sus efectos son inmediatos.

Josefa, una de las alumnas, así lo atestigua, una vez acabada la primera de estas 'lecciones de buen humor'. "Ahora tengo cargada las pilas para afrontar, con un mejor talante, toda la faena que me queda en casa". Y Ana, su compañera de actividades, replica que ya está bien de llantos. "Bastantes desgracias nos da la vida, como para buscar más penas". "Ahora le toca el turno a las alegrías" espeta Carmen, una mujer de 81 años que se niega a pasar los años que le quedan de vida dentro de su casa, "acordándome de los dolores que me asolan".

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