Cartaya l Una iniciativa del área de juventud del ayuntamiento

Los primeros toques de batería

  • Una decena de jóvenes cartayeros participa en el laboratorio musical del Spacio Jovenl curso intensivo El principal secreto de este instrumento de percusión reside en la técnica y en dedicarle horas de práctica

Intentando emular a baterías de la talla de Stewart Copeland (The Police), Mike Portnoy (Dream Theater), o Steve Hewitt y Steve Forrest (Placebo), entre otros, una decena de jóvenes cartayeros se dan cita cada jueves en el laboratorio musical del Spacio Joven de Cartaya con motivo del taller que para aprender a tocar este desconocido instrumento de percusión ha puesto en marcha el Área de Juventud del consistorio de esta localidad.

Una iniciativa que partió de la inquietud de los propios jóvenes y que dirige el propio monitor del taller, Francisco Salas -Fran Salas para los amigos-, quien ha señalado que se trata de una actividad no sólo formativa, sino además lúdica, de tres meses de duración, "aunque se alargará en el tiempo según el nivel que pretendan alcanzar los alumnos ya que el principal secreto de este instrumento, al margen de determinados conceptos teóricos, reside en la técnica y en dedicarle cuantas más horas de práctica mejor".

Es por ello por lo que la principal característica de este taller, según prosigue Fran, es enseñar a tocar la batería "como enseñar el inglés hablado", sin necesidad de saber solfeo ni de tener excesivos conocimientos musicales teóricos "ya que la mayoría de los alumnos en su vida habían estudiado música, y mucho menos se habían sentado ante una batería".

En el fondo, se trata de una especie de iniciación a un instrumento al que podemos considerar como "el gran desconocido" ya que los jóvenes tienen pocas oportunidades para aprender a tocarlo debido a la escasez de iniciativas de este tipo, al contrario de lo que sucede con otros instrumentos como la guitarra, el piano o los de viento.

Por su parte, los alumnos, según nos comentan, se sienten "enormemente satisfechos y emocionados" porque en tan sólo dos semanas ya son capaces de tocar algo con cierto ritmo". No obstante para ello, según subraya Salas, las clases deben ser individualizadas, al margen de que en determinados momentos, sobre todo al principio, el grupo coincida para recibir ciertas nociones como por ejemplo los distintos elementos de que se compone una batería (timbales, caja, platos, bombo, pedales, soportes y baquetas o palillos), así como su montaje.

En segundo lugar, según especifica Fran, se les enseña una base musical muy básica sobre ritmo para que no se pierdan y sepan medir los tiempos; y en tercer lugar comienzan a aprender y practicar distintos ritmos que desde los más básicos se van haciendo cada vez más complejos a base de mucha práctica. Al final, deben saber distinguir y posteriormente tocar ritmos funk, pop-rock, rock progresivo, psicodelia, o rock duro, entro otros muchos más, y siempre según los gustos musicales de cada alumno.

Por último, según confiesa Fran, que lógicamente se considera un "enamorado empedernido" no sólo de este instrumento, sino de la música en general, este tipo de iniciativas sirven para seguir fomentando entre los jóvenes cartayeros una cultura musical distinta a la que hemos conocido hasta ahora y que se pone de relieve con la existencia actualmente en el municipio de unos seis grupos de música rock y pop oficialmente constituidos.

Y es precisamente por ello por lo que este joven de la localidad se encuentra también inmerso actualmente, junto a su amigo Santi García, en un proyecto de producción de música electrónica en directo al que han denominado Automathica, al más puro estilo de grupos y bandas internacionalmente reconocidas como los británicos Orbital, el francés Laurent Garnier, o el dúo también británico The Chemical Brothers.

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