Pórtico de semana santa Rafael García Wakelín pregonó la Semana Santa en el Gran Teatro

Un pregón de Esperanza que navegó por toda Huelva

  • "Iglesia y hermandades han de ser unidad para allanar juntas tiempos difíciles"

El pregón de Rafael García Wakelín fue un pregón de Esperanza, de la que se escribe con letra mayúscula, por la virgen marinera, pero también porque habló del presente y del futuro de las cofradías, destacando la importancia de este movimiento eclesial frente "a los siempre problemas de horarios". Un pregón donde se escuchó Esperanza Coronada, la última marcha que tocaron los músicos de su Hermandad de San Francisco y también para darle paso a sus palabras volvió la marcha de Abel Moreno. De esta forma, se embarcó en esa nave que es Huelva desde El Conquero hasta San Francisco para recorrer con el Niño Dios de la Patrona de Huelva toda una sinfonía de amor cofrade en una singladura intensa que se acercó a las dos horas.

A las 12:28 comenzó a hablarle a Huelva ante la cercanía inminente de la Semana Santa de un tiempo y una celebración que como dijo "es mucho más que unos horarios e itinerarios"; recorrió los templos y se paró en el de San Sebastián para felicitar a un cura joven que ha hecho una nueva rampa e invocó al Cristo de la Expiración para que le ayudara en este tiempo y daba las gracias por "ser profeta en mi Semana Santa" que le ha hecho pregonero; saludó a todos los que hacen la Semana Santa, incluidos costaleras y costaleros. Así se adentró en el Domingo de Ramos, en sus cofradías en cómo se transforma la ciudad y "la Iglesia ya sabe de la capacidad que las hermandades tienen de congregar multitudes, de convocar a amplios y diversos sectores de la sociedad, a personas de toda edad y condición social". Aseguró García Wakelín que la Iglesia debe aprovechar esta oportunidad "que las hermandades le sumamos como partícipes de ellas", reconoció que los cofrades "debemos purificarnos de eventuales deformaciones, pero no es menos cierto nuestro potencial de evangelización". Por lo que invitó a Iglesia y a hermandades a estar unidas "para allanar juntas tiempos difíciles".

Habló de barrios en el Lunes Santo, de 25 años de Cautivo y de un palco más que centenario en el Asilo de Santa Teresa de Jornet y le dedicó piropos emocionados a la Virgen del Amor que arrancaron unos aplausos sentidos por el auditorio cofrade que le interrumpió en dieciséis ocasiones.

No quiso el pregonero dejar a un lado el hablar de unidad en el seno de las hermandades "para que nuestro mensaje no se vea ni disminuido ni adulterado".

El pregón tuvo momentos especialmente álgidos con pasajes como el que le dedicó al Señor de Pasión al que le dijo que "no olvides que esta tierra necesita saborear tu presencia, que Huelva quiere seguir escribiendo su historia contigo".

En el Miércoles Santo tuvo el momento para el recuerdo más cercano, la vivencia más intensa de la Semana Santa la de la visita de la Virgen de la Victoria por un día de lluvia a la Esperanza y lo hizo con intensidad y se adelantó ya al 5 de mayo de 2011 para que cuando vuelva coronada entre en "esta tu casa", le dijo.

La presencia de las Hermanas de la Cruz también tuvo su recompensa con el aplauso de los cofrades, lo mismo que al hablar de la Esperanza, "a la que conocí siendo muy niño allá en la Merced", donde él compartía su vida cofrade con la Hermandad de los Judíos, y recordó cuando la Virgen se despidió de la catedral, "con las tres rodillas en tierra porque la Virgen sabe perdonar". Un sentido poema bordó sus sentimientos hacia Ella, a la que le gritó al final "Esperanza Dios te salve", que fue correspondido entre el público por varios ole.

Y llegó al Jueves Santo al que definió como "el palacio de la cruz" y se descubrieron aquí su filial cercanía al Cristo del Buen Viaje y a la Virgen de los Dolores. Se adentró después de un sonado aplauso a la serena madrugada, cuando son las cuatro de la mañana y el Señor sale a Huelva y recordó los años vividos por el Nazareno en la capilla de la Esperanza y su encuentro con la cercanía del mar en la mañana y el rezo de la saeta que hace que se detenga el tiempo cuando va de recogida, y así le cantó a El y a su Madre de la Amargura. Para llegar a la tarde del Viernes Santo, pero no para acudir a un funeral, como señaló, sino para contemplar "la muerte victoriosa del Señor".

Dedicó una parte al final en su pregón a los cofrades del cielo y nombró a alguno de ellos con los que el pregonero ha vivido este tiempo suyo de cofradía. "Es este el sincero homenaje del pregón para todos los cofrades que nos precedieron", ejemplo que son para "luchar sin desvarío y sin miedo por nuestra Semana Santa".

Regresó el pregonero al principio para "volver al mar y perderse y ser uno más entre tantos onubenses anhelantes por ver la primera cruz de guía en la calle" y habló del canto de resurrección que Huelva tiene Humilladero arriba para encontrarse con la Virgen de la Cinta en un adelantado Pentecostés y aquí en El Conquero quiso volver su mirada a todas las dolorosas de Huelva para concluir poniendo de nuevo en sus labios el nombre de la Señora de la Esperanza. Eran las 14:19 y sonaron aplausos al ritmo de Huelva, Huelva.

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