Cuando está previsto que esta misma mañana comiencen las obras en la costa onubense y casi tres desde que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su homóloga en la Junta de Andalucía, Susana Díaz, visitaran la zona para comprobar los devastadores efectos causados por el temporal, las cosas han cambiado poco. Ambos mandatarios estuvieron en la ya tristemente conocida como 'zona cero' de los daños, la playa lepera de La Antilla, donde las olas, el viento, la lluvia y las altas mareas provocaron ingentes destrozos tanto en la playa, como en las dos primeras líneas de construcciones de dicha urbanización veraniega. Tanto Rajoy como Díaz coincidieron entonces en trasladar un mensaje de tranquilidad tanto a vecinos como a empresarios del sector turístico, que se mostraron esperanzados ante la rápida reacción de ambas administraciones.

A un mes escaso del inicio de la temporada alta estival, y tras varias semanas de polémica entre el Gobierno de España y el de la Junta de Andalucía, así como entre los dos partidos que los sostienen, PP y PSOE, respectivamente, responsabilizándose entre sí sobre la evidente falta de iniciativa para acometer los trabajos comprometidos, y a pesar de los diez millones consignados por el Ejecutivo de Rajoy precisamente para ello, el desánimo es unánime, especialmente entre el sector empresarial, que ve como a pocos días de la llegada de los primeros turistas, algunas playas distan aún mucho de presentar su mejor cara.

Dada la situación, razones no les faltan a los empresarios para ello. Y es que como ha podido comprobar esta semana Huelva Información sobre el terreno en una visita a los puntos más castigados por el temporal del pasado mes de marzo, en el mejor de los casos prácticamente lo único que se ha hecho han sido lavados de cara, casi todos por las administraciones que menos recursos tienen para ello, pero a fin de cuentas las más perjudicadas por la situación: los ayuntamientos.

Solo por poner un ejemplo muy gráfico, en el epicentro del desastre, la zona este de la playa lepera de La Antilla, y concretamente en el punto exacto que visitaron hace casi tres meses Rajoy y Díaz, prácticamente nada ha cambiado y el paisaje sigue siendo desolador: cascotes, lodo aflorado, evidente falta de arena y las lagunas que ello provoca en la zona alta de la playa, socavones en el asfalto de la calle más cercana a la línea de costa, colectores a pie de playa, y destrucción de todo el mobiliario de ésta, son el denominador común.

El jueves un tractor municipal se quedaba pequeño ante tanta destrucción intentando redistribuir la poca arena existente, así como podían observarse algunos trabajos de reconstrucción por parte de los propietarios de algunos de los chalés más afectados. El resto, la gran mayoría, seguían prácticamente como el primer día. Por otra parte algunos de los chiringuitos que sufrieron más daños han sido objeto de reparaciones, como es el caso del famoso Lolo Tejero, aunque su cimentación sigue al descubierto por la falta de arena; mientras que de otros solo quedan sobre la arena los restos de lo que un día fueron, como es el caso del Camaleón, del que tras su demolición solo pueden ya observarse en la playa sus cimientos.

Otro de los puntos más castigados fue la playa de El Portil, cuyos edificios más cercanos a la línea de costa fueron incluso desalojados ante el riesgo de derrumbe. Para protegerlos se ha colocado entre éstos y la playa una enorme barrera de rocas. A pesar de ello son aún evidentes los huecos que horadó el temporal en sus cimientos. La falta de arena en esta playa puntaumbrieña es también patente, así como prácticamente todo el mobiliario de la misma sigue reducido a montones de maderos, inutilizado y precintado para evitar riesgos entre los bañistas.

En Islantilla, otro de los puntos del litoral occidental onubense más afectados, el lavado de cara parece haber sido un poco más concienzudo, si bien justo a las faldas de los principales hoteles de la zona la falta de arena es, como en las anteriores zonas de baño, evidente. No obstante se han llevado en este sentido trabajos en algunos puntos, consistentes en una redistribución de arena extrayéndola de la zona de la bajamar, para extenderla por la zona más alta de la playa. Una medida que, a juicio incluso de algunos de los operarios de la maquinaria que ejecuta dichos trabajos, a medio y largo plazo "no sirve para nada". A pesar de ello la zona intermareal presenta enormes lagunas de agua como fruto de la falta de arena.

Por otra parte tampoco existe en esta zona mobiliario ni pasarelas de acceso a la playa, ya que las que resultaron más gravemente dañadas fueron retiradas hace unas semanas, y el resto están inutilizadas, precintadas e incluso con carteles advirtiendo de su peligrosidad. A ello se suman varios colectores que pueden verse en la playa, los cuales quedaron al descubierto tras el temporal.

Muy cerca de esta zona, ya en pleno término municipal de Islantilla y concretamente en la zona de Urbasur, los daños del temporal también siguen siendo evidentes y la falta de arena se ha traducido igualmente en el afloramiento de grandes lagunas de agua en la zona intermareal. Para contrarrestar esta realidad también se está extrayendo arena de la zona de bajamar, que se deposita posteriormente en la zona media de la playa, justo donde se encuentran dichas lagunas.

Los efectos en los chiringuitos también son aún muy patentes en una época en la que ya deberían estar abiertos, pero que siguen mostrando las heridas del temporal.

Finalmente el paseo de la playa Central de Isla Cristina, que fue muy castigado por la fuerza del agua, sigue aún en fase de remodelación por parte del Ayuntamiento de la localidad, así como los empresarios de los chiringuitos de la zona se esfuerzan estos días en levantar de nuevo sus instalaciones con el objeto de poner en marcha cuanto antes sus negocios y recuperar la normalidad. No obstante como en el resto de zonas de baño, la falta de arena en este punto es igualmente evidente.

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