Huelva

Una playa como ventana de la ciudad

  • lEl Ayuntamiento solicitó en 1916 los terrenos de la antigua Pescadería para parque y su frente como playa artificial

  • La orilla del Odiel sigue siendo uno de sus grandes atractivos

Hay proyectos que hubiesen cambiado drásticamente la ciudad que hoy conocemos. Quedaron como otros muchos en el cajón del olvido por circunstancias diversas. Rescatados un siglo después dan una perspectiva del cambio producido y también permiten un análisis en el que apuntar lo que hubiesen sido de llevarse a cabo.

Se trata de la petición de terrenos que en julio de 1916 realiza el Ayuntamiento de Huelva al Puerto para la creación de un parque. De esta forma se pretendía un avance completo desde la carretera del Odiel, la actual avenida de Italia hasta la bajamar. Todo se completa con una playa artificial, delante de la denominada carretera de obras del Puerto; frente a donde se encontraban los baños flotantes. Es todo el frente que ocuparán en los años treinta los llamados Muelles Definitivos o de Levante, la gran obra de ingeniería del Puerto onubense, que abre una nueva ventana al desarrollo comercial de la ciudad. Los terrenos que se solicitaban para parque son los que se destinarán a la construcción de saladeros y cuartos de redes en el antiguo caño del Dique.

Las únicas playas que quedan son las de la Punta del Sebo y del Club Marítimo

El plano, de alguna forma, viene a plantear esa dicotomía en la que siempre se habló de la cercanía de Huelva a su Ría, o la lejanía del Puerto con la ciudad. Lo cierto es que se optó por continuar aquí la actividad comercial ya iniciada con otros muelles, como el de Viajero o el Sur que estaban en este frente.

La verdad que el Muelle de Levante dio una perspectiva de futuro y progreso a la ciudad de la que no se podía imaginar, aunque con el tiempo su actividad pasará al Muelle Juan Gonzalo Vara, el conocido Muelle Exterior.

De este espacio solo se destinó una parte pequeña a los llamados Jardines del Muelle, que sí eran una ventana de la ciudad desde la calle Marina hasta la misma escala de las canoas. Ese era el desahogo de una Huelva marinera. Con el tiempo estos jardines se comunicarán con los terrenos destinados a la desaparecida línea férrea de Zafra.

Todo se contenía con el trazado del ferrocarril y muelle cargadero de la Compañía de Río Tinto, desde donde partía en la época de este plano una nueva zona que nacía con vocación de futuro. Eran, como el mismo Puerto anunciaba en sus memorias: terrenos disponibles. No se ocuparon hasta los años sesenta por otra realidad económica de Huelva como fue el Polo Industrial, gracias al cual la ciudad y la provincia pudo prosperar económicamente, otra cuestión son los índices y controles de la contaminación.

Mientras que esto ocurre, durante casi medio siglo la ciudad va a utilizar todo el frente de la carretera a la Punta del Sebo como zona de baños, de playa artificial como se indicaba entonces. La más cercana la que estaba colindante con el muelle de Río Tinto, delante en los terrenos donde más tarde se instalaría el Recinto Colombino. Es la playa artificial del Balneario del Odiel, inaugurado en 1917.

Más adelante estará la playa de la Gilda, de gran sabor tradicional para los onubenses, de recuerdos entrañables, como los diferentes balnearios, como el de la Cinta. Todo este frente desaparecerá, solo el Real Club Marítimo de Huelva, que es la transformación del balneario de la Cinta aunque perdió su nombre, cuenta a día de hoy con una playa, al menos para tomar el sol.

Es lo que le ocurre a la Punta del Sebo, que fue referente de la ciudad en los veranos de los años cincuenta. Eso llevó a plantear un interesante proyecto de ampliación de la playa por parte de Alejandro Herrero, en 1958. De alguna forma unía toda la lengüeta que marca el malecón del monumento a Colón, desde el Balneario de la Cinta hasta pasado el embarcadero de la Rábida. Una propuesta que surge al año siguiente de construirse el Balneario Municipal. Era una playa popular y cercana, Punta Umbría seguiría siendo el paraíso soñado, pero un poco más lejano. De esta forma la Punta del Sebo es una playa muy social que estuvo siempre en el debate de la ciudad. El Ayuntamiento, en sus alegaciones al Plan de Ordenación territorial de la Aglomeración Urbana (Potauh), en 2010, reivindica el uso urbano de la Punta del Sebo. Cada verano siempre hay onubenses que acuden hasta esta playa, aunque en 2014 la Junta de Andalucía dejó claro que las aguas no son aptas para bañarse. Ello no quita a que muchos onubenses acudan a tomar el sol o la usen como zona de esparcimiento y celebraciones y, en especial, buscando el frescor en las noches de verano.

En estos cien años que nos marca de perspectiva el plano de la zona de la Playa Artificial, todo el frente marítimo del Odiel continúa siendo una de las grandes oportunidades para la ciudad y una permanente reivindicación que va teniendo respuestas positivas como la recuperación en la bajamar de la espartina marítima, del carril bici, o la gran apuesta del Paseo de la Ría, y ahora por el Muelle de Levante como sector lúdico; así como el mantener abierta al uso recreativo aunque no al baño las playas del Club Náutico y la Punta del Sebo, donde está pendiente de la recuperación del restaurante. Al final lo que gusta es sentir el movimiento de las aguas, cuando la canoa surca la canal del Padre Santo y va buscando los esteros del Caño del Burro para llegar a Punta Umbría.

La Ría es la ventana salobre y marinera de la ciudad.

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