Los agentes del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil que analizaron distintas muestras recogidas en los domicilios del único acusado por el doble crimen de Almonte, Francisco Javier Medina, tras su detención sólo localizaron sangre en unos pantalones de chándal del procesado, cuyo perfil genético coincidía con el suyo propio, y en unas zapatillas deportivas cuya marca genética no coincidía con la del almonteño, si bien no han aclarado en la sesión de la vista oral que se ha celebrado esta mañana a quién podía pertenecer ese rastro. Uno de los expertos también estudió en el Departamento de Biología de la Benemérita los indicios recogidos en el Golf de color azul del presunto autor de los asesinatos, relacionado con el lugar en el que un perro especialista en búsqueda de sangre humana había detectado el olor. Sobre este asunto indicó que el resultado fue “negativo”.

A lo largo de la mañana se ha escuchado también el testimonio del psiquiatra y los dos psicólogos que han tratado a la mujer y madre de las víctimas, Marianela Olmedo, que han justificado su cambio en las últimas declaraciones con respecto a las iniciales en un “desbloqueo” de los recuerdos del día de autos, lo que ha permitido a la mujer recordar, por ejemplo, que su entonces amante no salió con ella del supermercado y que cuando se subió al coche por la noche lo tenía aparcado en distinto sitio que cuando llegó al trabajo.

Ha testificado además en la vista oral la jefa de la Policía Local de Almonte, Paqui Borrero, quien ha indicado al jurado popular que el tráfico en un día como la última sabatina de Almonte “se puede multiplicar por dos” y que la avenida de los Reyes era un punto especialmente conflictivo para la circulación. No obstante, ha indicado que hay caminos alternativos para llegar a la calle Feria desde allí.