Tres comparsas, dos murgas y un cuarteto procedentes de distintos puntos de Huelva y Sevilla subieron a las tablas del Gran Teatro en la tercera jornada de las semifinales del concurso del Carnaval Colombino en la que las agrupaciones centraron o remataron sus actuaciones con cantos floridos al Carnaval y alusiones al pequeño Nicolás, Isabel Pantoja o el Rey Juan Carlos, entre otros personajes. No faltó la crítica a los políticos corruptos.

La primera de las agrupaciones en subirse al escenario fue la comparsa puntaumbrieña Los tatuadores, un grupo carnavalesco ya veterano, que alcanzó la final en 2010 con Porque digo la verdad. Bajo la dirección de Jesús Nazareno Díaz Través, con su actuación tatuaron de coplillas el mes de febrero. Después de la presentación, el primer pasodoble lo dedicaron a las apariencias, de las que no hya que fiarse, porque en muchos casos son falsas y engañan. El segundo fue un elogio a la Juani. El pequeño Nicolás e Isabel Pantoja coparon las letras de los cuplés. El popurrí lo tintaron de frescura pero también de "dolor y veneno". Culminaron su actuación con cerrando su actuación con un popurrí en el que sobresalieron los mensajes sociales,

Tras la comparsa, le tocó el turno al cuarteto de Carmona (Sevilla) 3ª Guerra Mundial, bajo la dirección de Francisco García. Esta joven y debutante agrupación en Huelva llevó a las tablas su visión particular belicista y escenificó en la bombonera onubense historias de un peculiar pelotón de militares, que arrancó en más de una ocasión la risa del público. En la parodia defendieron el tipo de un ejército destartalado. No faltaron las críticas a los políticos corruptos. Sus cinco componentes intentaron convencer al jurado para estar el sábado en la final.

La primera murga de la noche, y para cerrar el primer bloque de la velada, vino desde la localidad sevillana de Burguillos con el nombre de Los jefes, que escenificaron en la Tasca de la Alegría el día a día de los camareros, a los que los clientes se dirigen como "jefe" para pedir una consumición. Bajo la dirección de Alfonso Guerra, hicieron la presentación al compás de tanguillos y dedicaron el primer pasodoble a Huelva de la que ha recibido "un flechazo". El segundo fue para la ludopatía y las máquinas tragaperras. El programa televisivo Adán y Eva y las andanzas internacionales del Rey Juan Carlos fueron la temática de los cuplés.

Después el descanso, la comparsa onubense de Los Pinturillas de la peña Enrique Villegas con la dirección de David Ferrer, puso a la noche un tono político y reivindicativo. Tras un pasodoble a Huelva, sus componentes abordaron la disyuntiva de monarquía o república y solicitaron la reforma de la Constitución.

Cerraron su actuación con un popurrí lleno de mensajes de optimismo con sus coloridos paraguas, sin olvidar temas de actualidad como la crisis o los desahucios con una visión positiva. Manuel Fernández dejó en la letra su sello. Manuel Cordero hizo lo propio en la música.

La murga de los pregoneros de esta edición y la más antigua en activo del Carnaval Colombino subió a las tablas como Los zijos de Luis y Ana, una familia del oeste al más puro estilo country americano, a la que le gusta las gambas y el jamón. La agrupación de la peña La Colombina, dirigida por Juan Manuel Gómez, presentó su visión particular de la creación de los Estados Unidos. Predominaron las voces por encima del aspecto chirigotero, sobre todo en los pasodobles y algo menos en los cuplés. La estirpe cantó al Carnaval y a Huelva para intentar alcanzar la final que se le resiste desde hace tiempo.

Cerró la sesión la compasar de Bollullos par del Condado El rey de la noche con su espectacular disfraz de que desde su puesta en escena volvió a impactar visualmente a los espectadores que se dieron cita en el Gran Teatro, en menor número que en la jornada del sábado.

Letras y música adaptada al tipo con el toque filosófico y de sapiencia que la mente imaginativa del hombre atribuye a esa ave nocturna. En su repertorio utilizaron el pito o vibrato (cada vez lo hacen menos agrupaciones) y también cantaron un pasodoble a Huelva y provincia. El otro lo dedicaron al fundamento de las religiones. Cuplés para Pablo Iglesias y Urdangarín. Reservaron el popurrí para la corrupción política y la verdad de la noche y del borracho.