Huelva

El padre: "Cualquiera del entorno puede ser sospechoso, incluso yo"

  • Juan José Cortés pedía ayer a los familiares de la menor desaparecida que "nadie se moleste si la Policía le hace preguntas porque nadie se salva de sospechas hasta que se conozca al culpable"

"Cuando cae una piedra desde un edificio y hay seis balcones, ha podido ser arrojada desde cualquiera de ellos". Con este símil, el padre de Mari Luz Cortés, Juan José Cortés, quería dejar claro ayer ante los medios de comunicación en una improvisada rueda de prensa que "cualquier persona de nuestro entorno más cercano puede ser sospechosa" de la desaparición de la pequeña, "incluso yo también puedo ser sospechoso y tenemos que saber cuál es la verdad".

A través de estas palabras y visiblemente emocionado, el progenitor pedía a los familiares de la niña "que nadie se moleste si la Policía le hace preguntas o sospecha de nosotros, porque todos nuestros testimonios son vitales para la investigación y nadie se salva de las sospechas hasta que se conozca al culpable".

La mañana se levantaba fría ayer en El Torrejón, como el ánimo de todos. Sin novedad en el frente, algunos vecinos volvían a concentrarse en la Plaza Rosa para compartir impresiones, comentar que habían visto a fulanito o menganito en la tele y ponerse otra vez manos a la obra.

De nuevo los carteles pegados en los coches gritaban al viento que Mari Luz tenía que volver, las fotocopias con las fotografías de la niña iban y venían, pasaban de mano en mano y se detenían en las de los conductores que atravesaban la Avenida de las Flores. "Si la ha visto, por Dios, llámenos", comentaba una vecina a través de la ventanilla de cristales empañados de un onubense de paso. Hasta los niños pedían por caridad la colaboración ciudadana, una pista que pueda ayudarles a seguir el rastro de una de sus compañeras de juego.

A primera hora, el equipo de Intervención Psicosocial de Cruz Roja, especializado en catástrofes y atentados, se acercó hasta el número 4 de la Plaza Rosa con la intención de prestar servicio a los padres y hermanos de la menor, una ayuda que rechazaron de pleno en un principio, pero que momentos más tarde les sería muy necesaria.

Hasta la casa de la pequeña, como cada día, se acercaron el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, y los concejales Ángel Sánchez, Pilar Miranda y Carmen Sacristán. Las dos últimas permanecieron al pie del cañón durante toda la mañana. Como representante de los ciudadanos de Huelva, el regidor municipal iniciaba la sesión del Pleno Extraordinario de Homenajes y Distinciones con palabras de afecto y solidaridad de toda la Corporación municipal con los padres y parientes de Mari Luz Cortés.

Lo peor del día estaba aún por llegar. Los periodistas esperaban la llegada del delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, y del subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, con la esperanza de obtener algún dato nuevo. Cuando los dos se acercaron a la puerta de la casa de la pequeña de El Torrejón, el padre de la menor les recibía con un abrazo.

Juntos accedieron todos a la vivienda de la familia Cortés Ramírez. Cuando la madre, Irene Ramírez, vio aparecer por la puerta a los dos representantes institucionales, acompañados por otros socialistas como José Juan Díaz Trillo, Cinta Castillo o Mai Benabat, se derrumbó en el sofá, cayó de espaldas y comenzó a proferir gritos, al creer que Bago y López Garzón les traían las peores nuevas que pudieran esperar.

Juan José Cortés, invadido por un ataque de histeria, comenzaba a clamar al cielo: "¡Dios, te lo he dado todo y tú me lo has quitado!". Son palabras de un hombre muy religioso, que "ha dado su vida por su religión, la Evangelista", comentaba una vecina más tarde. El llanto acudió pronto a la desesperada cita, pero las malas noticias no llegaron. Tampoco las buenas, y los psicólogos de la Cruz Roja tuvieron que actuar de inmediato.

En la calle se armó un revuelo que sólo encuentra precendentes en la falsa alarma que el lunes llevó a vecinos, medios de comunicación y familiares a atravesar la ciudad hasta dar con la pista del autobús en Las Colonias. Uno de los tíos de la niña, Manuel David Suárez, bajó del piso para calmarlos a todos explicando que "los padres han perdido los nervios porque se esperaban lo peor, tenían que explotar de alguna forma y lo han hecho ahora".

Poco después y visiblemente afectado, el padre de Mari Luz bajaba a la calle para atender, sacando fuerzas de donde no las hay, a la prensa: "Tenemos que apelar al Rey y al Gobierno para que saquen, si es necesario, al ejército a la calle; así, en vez de ser 300 buscando a mi niña, seremos 3.000".

Una vez recuperada, la madre también salía a la calle y comentaba con los ojos llenos de lágrimas que "no he querido tomar ningún calmante porque por tomar una pastilla perdí a mi hija".

Las muestras a apoyo se sucendieron durante todo el día. La maestra de la niña, compungida, tampoco quiso dejar de visitar el hogar de los Cortés y mostrar todo su apoyo a los padres de la desaparecida, así como la delegada provincial de Educación, Antonia Cascales, la cabeza visible del PSOE onubense, Manuela Parralo, y el socialista Manuel Gutiérrez (estos dos últimos volvían a última hora de la tarde junto a José Fernández, Maribel Franco e Isabel Delgado).

Las ruedas de prensa se fueron sucendiendo durante toda la jornada. Entretanto, los hombres del barrio, sin descanso y como indicaba a este periódico un tío de la menor, Vicente Jiménez, "estamos buscando hasta debajo de las piedras, por el Polo Químico, por toda Huelva y por los pueblos de alrededor".

Por su parte, el presidente de la ONG Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez, ofreció a la familia "todos los medios a nuestro alcance para esclarecer el paradero de la niña". Si usted tiene alguna pista, llame a los teléfonos 655 159 167 y 603 363 202.

Hoy abrirán un número de cuenta para Mari Luz

El portavoz de la familia Cortés Ramírez, el pastor de la iglesia Evangélica de la barriada de El Torrejón Juan Cortés, informó ayer por la tarde a los medios de comunicación de que “vamos a abrir un número de cuenta a beneficio de nuestra niña” en el que podrá depositar dinero todo aquel que desee ayudar para que la pequeña de cinco años aparezca.

El padre de la menor desaparecida el pasado domingo manifestó al respecto que “no voy a dejar a mi hija desamparada y espero que todo el mundo colabore”, a lo que añadió que “voy a vender mi casa y todo lo que tengo para ponerlo al servicio de mi hija, para encontrarla de una vez”. Con lágrimas en los ojos, el padre de Mari Luz dijo que “no me dejéis morir con esta pena”.

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