Desaparición en el torrejón

Diez mil onubenses claman "libertad" para Mari Luz

  • Desde el balcón del Ayuntamiento leyeron un manifiesto y la madre de la menor soltó una paloma - Juan José Cortés encabezó la concentración de Madrid

La manifestación de ayer no encuentra precedentes en la historia de Huelva, al menos no con tintes tan solidarios. Más de 10.000 personas se echaron a la calle para pedir que la niña desparecida hace ya diez días en El Torrejón, Mari Luz Cortés, vuelva a reunirse con su familia.

Eran las cinco de la tarde y enero parecía haberse disfrazado de primavera para abrazar con sus cálidos brazos a la familia Cortés-Suárez. A la Plaza Rosa iban llegando no sólo vecinos de la barriada y representantes de la Iglesia Evangélica de España y Portugal, sino cientos de onubenses de rostro anónimo que querían mostrar así su apoyo a la causa. Joao Felipe de Sá, representante de la Iglesia Evangélica portuguesa, manifestaba que “nosotros sentimos mucho el dolor de nuestros hermanos de Huelva, una tristeza que también llega a Portugal”.

Se organizaban las pancartas con mensajes de ánimo a sus familiares y amigos, venidos incluso desde la vecina Sevilla, en la Avenida de las Flores poco más tarde. La madre de Mari Luz, Irene Suárez, se colocaba detrás de la pancarta de cabecera y señalaba que “espero que el que tiene a mi niña, cuando vea a tanta gente, se conciencie y suelte a Mari Luz; ojalá esto no vuelva a pasar”. Además, Suárez comentaba que “el apoyo de todas estas personas me hace fuerte y Dios me da esperanzas de que va a aparecer”. Con el corazón encogido, Irene decía a la prensa que “las fuerzas flaquean ya porque son nueve días y yo necesito el abrazo de mi pequeña y sus mimos, tanto como ella necesita los míos; sólo pido a quien la tenga que me dé una muestra de que está viva”.

Alrededor de 5.000 personas partieron entonces de El Torrejón. La gran pancarta azul y blanca con el lema ‘Ayúdanos a encontrar a Mari Luz’ y tras la que se refugiaban también Arsenia Hernández y Juan Cortés, abuelos de la niña, reflejaba los rayos anaranjados del ocaso onubense. Sobre las 17.35 horas la comitiva se adentraba en la barriada de La Hispanidad. Entonces la masa, que antes había caminado en silencio, comenzó a gritar frases como “¡Mari Luz, cariño, Huelva está contigo!” o “¡Que venga a casa la niña Mari Luz!”.

Diego Cortés, tío paterno de la menor, transmitía al pastor y periodista Amaro Jiménez que “no sé de dónde estamos sacando las fuerzas para seguir adelante”. Encaraban ahora la Avenida de Andalucía. Bajo la arboleda caminaban clamando al cielo una solución para un caso que empieza a engangrenar el corazón de todos.

La estatua de Litri parecía querer dar ánimos de torero a los familiares antes de llegar a Pablo Rada. Ahora eran unos 7.000 los manifestantes y la comitiva cada vez gritaba con más fuerza. Los vecinos, curiosos, se asomaban a los balcones y proferían gritos de ánimo a los Cortés-Suárez. En la Palmera ya eran unos 9.000 agitando convulsivamente las fotos de la menor, con ese impulso febril que aporta la rabia y las ganas de saber de una vez por todas cuál es el paradero de Mari Luz.

Sobre las siete de la tarde, la Plaza de la Constitución era un hervidero de ciudadanos y políticos. Concejales, autoridades y miembros de todos los partidos políticos esperaban a los manifestantes que recorrían la Gran Vía, con el alcalde, Pedro Rodríguez, a la cabeza. Y ya eran 10.000. Uno de los momentos más emocionantes de la tarde se produjo en el encuentro del regidor con la madre y el hermano mayor de Mari Luz, Juan José Cortés. La masa estalló en un gran aplauso y clamaba “¡libertad!” para la pequeña.

El sol caía y se elevaban las pancartas. Al balcón de la casa consistorial se asomaban Rodríguez, Juan Heredia (representante de la Iglesia Evangélica en Huelva y Sevilla), Irene Suárez y el hermano Mari Luz, Juan José. Heredia, hablando a través de un megáfono, dijo que “nuestro amor e ilusión serán el motor para que Mari Luz aparezca sana y salva”, palabras que recibieron una gran ovación, aunque no tan grande como el momento en el que Irene soltaba entre lágrimas una paloma como símbolo de libertad.

Por su parte, el padre de Mari Luz, Juan José Cortés, se reunió con varios centenares de personas en la Plaza Mayor de Madrid. La concentración en apoyo de la familia contó además con la presencia del pastor de la Iglesia Evangélica de Huelva, el portavoz de la familia, Luis Molina, integrantes del grupo musical Los Chichos y el bailaor Joaquín Cortés. Unas niñas situadas en un escenario, que portaban camisetas con la foto de Mari Luz, soltaron tres palomas blancas para pedir con cada una de ellas tanto la liberación de Mari Luz Cortés como la de Yeremi Vargas y Madeleine McCann. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios