Huelva

Tres niñas desaparecidas y muertas en Huelva en 23 años

  • María del Carmen Carretero apareció sin vida en noviembre de 1985 en Punta Umbría y el cadáver de Ana María Jerez Cano en abril de 1991 · Las dos pequeñas perdieron la vida de forma violenta

Primero fue María del Carmen Carretero Gómez, después Ana María Jerez Cano y ahora Mari Luz Cortés Suárez. Las tres han mantenido a Huelva en un vilo. Las tres desaparecieron un día y las tres, desgraciadamente, fueron halladas muertas al cabo de un tiempo. Las dos primeras perdieron la vida a manos de dos asesinados. La tercera aún queda por determinar, aunque inicialmente el cuerpo sin vida de la pequeña presenta un golpe en la cabeza.

María del Carmen Carretero, de nueve años, desapreció de su casa de Punta Umbría el 24 de octubre de 1985. Su pista se perdió en al carretera de la urbanización El Cerrito. La pequeña salió de su casa de la calle Ancha, estuvo jugando con su primo y después no se supo más de ella. La búsqueda de la niña fue intensa. Por tierra y por mar no quedó ningún sitio sin rastrear. El cuerpo sin vida de la pequeña apareció diez días después, el 2 de noviembre, no muy lejos de su domicilio habitual. Incluso, la casa donde se encontró era propiedad de sus padres que se encontraba deshabitada. El cadáver de María del Carmen estaba debajo de una cama, boca arriba, vestido y maniatado. Aunque inicialmente los medios oficiales no confirmaron que hubiera muestras de violencia, todo parecía indicar que había sido asesinada.

Eran alrededor de las siete de la tarde cuando una empleada de la cafetería que regentaban los padres de la pequeña dio la voz de alarma sobre el fuerte olor que se desprendía de la casa donde sería encontrado el cadáver, en la calle San Francisco Javier, justo enfrente del hotel Emilio, también propiedad de la familia de la pequeña.

La empleada, Reyes, vivía en la planta alta del edificio junto a otras compañeras. La planta baja se utilizaba normalmente para arrendar y estaba en esos momentos vacía. La planta superior se había quedado sin luz por lo que Reyes se dispuso a pedir las llaves de la planta baja para conectar el automático, que se encontraba allí. Según relató en su día no pudo ni entrar por el fuerte olor. Manolo, un empleado de la cafetería Traíña y Emilio Delgado, primo de la pequeña, fueron los que descubrieron el cadáver. María del Carmen llevaba muerta desde hacía más de una semana. La noticia corrió como pólvora. El padre de la niña la recibió en Málaga, hasta donde se había desplazado para consultar al futurólogo Rafael Lafuente sobre el posible paralelo de su hija y adónde se esperaba la llegaba de un misterioso barco holandés que había sido visto en Punta Umbría el día de la desaparición.

El hallazgo ponía fin trágicamente a desasosiego de la familia, al tiempo que se iniciaban las investigaciones para esclarecer la muerte de la pequeña y dado el caso proceder a la detención del autor o autores del asesinato, pesquisas en la participó el prestigioso forense Luis Frontela, quien realizó una exhumación de cadáver en busca de pruebas que pudieran conducir a la resolución del caso.

La Guardia Civil de Punta Umbría detuvo un mes después a Juan Carlos Clavijo Jiménez, natural y vecino de la localidad costera, que contaba entonces con 28 años de edad, como presunto autor de la muerte de la niña. Fue detenido en su domicilio. Un pelo encontrado en la cuerda que maniataba a la pequeña pareció ser la prueba determinante para la detención del presunto asesino. Juan Carlos Clavijo trabajaba por las mañana en una herrería y desde hacía cuatro años, durante el época de verano, como recepcionista de noche del hotel Emilio. El detenido había concluido su contrato de trabajo en el hotel unos días antes de ser hallado el cadáver de la niña.

Años después, Huelva volvía a recibir el mismo mazazo. Otra niña, Ana María Jerez Cano, también de nueve años, desaparecía sin dejar rastro el 16 de febrero de 1991 en plena celebración del Carnaval.

Ana María fue vista por última vez en la tarde del sábado cuando se dirigió a casa, lugar al que acudía con cierta frecuencia, de una amiga lugar al que no llegó. Nadie del vecindario vio a la pequeña después de las cinco. Cuatro horas después los padres de la pequeña, alertados por la tardanza de su hija se pusieron en contacto con la otra familia quien les comunicó que la niña no había estado en la casa. Así comenzó la zozobra entre la familia Jerez Cano.

Al igual que había ocurrido con María del Carmen los cuerpos de seguridad del Estado y voluntarios rastrearon lo habido y por haber para dar con el paradero de la pequeña, mientras su familia esperaba una y otra vez el milagro de encontrarla con vida.

Exactamente 69 días después de ser vista por última vez apareció el cuerpo sin vida de Ana María, en las aguas de la ría del Tinto, a cuatro kilómetros de la capital onubense. La Brigada de la Policía Judicial de Huelva venía rastreando desde hacia un mes, aunque hasta ese momento todo había resultado infructuoso debido a la dificultad de moverse por la zona. Hasta ese momento, la madre de la niña, Adoración Cano, no había cesado de hacer un llamamiento a través de los medios de comunicación para que dejaran en libertad a la pequeña quien la mantuviese retenida.

La noticia conmocionó a los onubenses de forma inmediata y rápidamente se echaron a la calle para llorar la muerte de la pequeña, junto a profesores y compañeros del colegio en el que estudiaba que protagonizaron una concentración para condenar el asesinato y pedir justicia, al tiempo que el Ayuntamiento declaraba un día de luto. El dolor y la indignación se hicieron aún más palpables durante el entierro de Ana María, que congregó a cientos de personas en el cementerio de La Soledad.

La pequeña había muerto de forma violenta, probablemente de un golpe en la cabeza. De nuevo el forense Frontela participaría en la investigación para esclarecer el caso. El 29 de abril, José Franco de la Cruz, conocido como 'El Boca', era detenido como el principal sospechoso de la muerte de Ana María. Se trataba del tío de Raquel, la amiga de la pequeña a la que iba a visitar cuando desapareció. A la postre, 'El Boca', que aún permanece en prisión sería condenado por el crimen de Ana María. Una fibra de su chandal, que encontró Frontela, lo condujo entre reja.

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