Huelva

... Y en eso llegó Petronila Guerrero y cogió el bastón

  • El equipo provincial se renovó casi por completo: 20 de 25 diputados estrenaban acta

En julio de 2007, Petronila Guerrero se convertía en la primera mujer en alcanzar la Presidencia de la Diputación Provincial de Huelva. Guerrero sustituía al alcalde de Valverde, José Cejudo, quien se renunciaba a su puesto de diputado después de 16 años en la institución.

La toma de posesión de Guerrero culminaba un cambio iniciado meses antes, cuando comenzaron a barajarse nombres para la Presidencia de la institución llegando a sonar incluso el de la candidata socialista a la Alcaldía de la capital, Manuela Parralo. Sobre José Cejudo pesaba entonces una acusación por mobbing por la denuncia de un funcionario provincial, que de haberse resuelto en contra del socialista hubiera podido suponer penas de prisión e inhabilitación para cargo público (finalmente, Cejudo saldría absuelto). Poco después de las elecciones el propio Cejudo anunciaba su renuncia a su acta de diputado por motivos de salud, al tiempo que se anunciaba que sería Petronila Guerrero la elegida para presidir la Diputación Provincial a partir de julio. Su nombre ya estaba en todas las quinielas, más tras haberse presentado como segunda en la lista municipal del PSOE para la Alcaldía de Aljaraque, por su experiencia política y sus buenas relaciones con la Ejecutiva regional.

Quedando resuelta la cuestión sucesoria tras un comité provincial que ratificó a Guerrero por aclamación, quedaba por delante la configuración del equipo de diputados. La vicepresidenta del Parlamento andaluz significaba renovación y esa palabra se cumplía por parte de todos los partidos: veinte de veinticinco diputados se estrenaban en el cargo.

De esos veinticinco, 15 eran para el PSOE, que arrebataba uno al PP y otro a IU gracias a las reconquistas socialistas en municipios clave y también al cambio en la distribución de diputados por comarcas. Otros ocho fueron para el PP y uno para Izquierda Unida y Partido Andalucista.

Guerrero abría el mandato con aires reivindicativos, reclamando la cogestión del Gran Teatro, la recuperación del edificio de La Merced (cedido a la Universidad) y situando el aeropuerto como prioridad en su mandato. El tiempo desinflaría esas reivindicaciones, sin alcanzar un acuerdo en materia del teatro, con un rector que le recordaba que la Onubense aún tiene muchos años de cesión del edificio y con la aparición de otro proyecto de aeropuerto con una tramitación mucho más adelantada que el institucional.

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