sanidad | escasez de existencias en los laboratorios

Las farmacias sufren la falta desuministro de 60 medicamentos

  • La patronal del sector denuncia que la falta de abastecimiento implica cambios de fármacos para los pacientes.

  • Las carencias llegan hasta el 50% de los productos más habituales.

El almacén de una oficina de farmacia.

El almacén de una oficina de farmacia. / h.información

La patronal farmacéutica andaluza Confederación Empresarial de Oficinas de Farmacia de Andalucía (Ceofa) ha realizado un estudio sobre el suministro de los medicamentos a los almacenes farmacéuticos durante el cuarto trimestre de 2016. Una de las conclusiones más relevantes es que las farmacias onubenses se encuentran en una media de desabastecimiento de fármacos de 60 marcas, es decir, 60 medicamentos con nivel de suministro 0. La cifra, según Ceofa, es aún mayor si se tiene en cuenta los que tienen un suministro menor del 30% en la cantidad del medicamento solicitado en cuestión, "que es un nivel pésimo de servicio". Con esto, "podemos colegir que existen entre 80 y 120 medicamentos que durante el período de estudio, tenían desabastecimientos continuados de los medicamentos de las subastas". Y todo ello teniendo en cuenta que Huelva no es de las provincias que presentan una situación peor.

Según el presidente de este organismo, José Luis Márquez, "durante el último trimestre del año pasado, los laboratorios adjudicatarios sólo pudieron suministrar el 35% de los envases pedidos por los almacenes de distribución". Concretamente, los medicamentos solicitados superaron los 20,3 millones, pero sólo recibieron 7,1 millones de los envases requeridos, todo ello a nivel andaluz.

Además, el estudio de la patronal señala que, 3 de cada 10 medicamentos de la subasta que efectúa la Junta de Andalucía para proveerse de fármacos a un precio más competitivo, tiene un nivel muy malo de abastecimiento (inferior al 50% de los productos solicitados) y un 10% de los mismos tiene un suministro nulo.

Lo que realmente perjudica a los pacientes, sostiene Ceofa, es no disponer de forma habitual de sus medicamentos, obligándoles a cambios continuos de envase en su tratamiento. La nota de la patronal añade que "esto lo pueden certificar los pacientes con tratamientos de antiepilépticos (lamotrigina, gabapentina), antidepresivos (sertralina, alprazolam, lorazepam), antihipertensivos (irbersatán, valsartán), antidemencia (memantina), antibióticos (amoxicilina, levofloxacino) o analgésicos (tramadol, metamizol), sólo por citar unos pocos ejemplos.

Desde la empresarial farmacéutica confirmaron que "solo hay que preguntar a los pacientes, a los colectivos de enfermos o a los profesionales sanitarios para confirmar que las subastas andaluzas están castigando a cientos de miles de ciudadanos".

Si realmente fuese cierto que en Andalucía no se producen ni desabastecimiento ni falta de adherencia (incumplimiento) de los tratamientos, como ha declarado hace pocos días el consejero de Salud, Aquilino Alonso, "nos preguntamos desde Ceofa cómo se explica que en 1 de cada 5 medicamentos solicitados, los laboratorios no sean capaces de suministrar ni siquiera el 30% de los envases solicitados y que existan, de forma habitual, entre 35 y 60 presentaciones sin suministrar ningún producto", cifras que se disparan en algunas provincias andaluzas, hasta llegar casi al centenar.

Si no existe ningún problema de abastecimiento, argumenta Ceofa, "¿cómo es posible que los dos laboratorios con mayor número de adjudicaciones, Aristo y Aurobindo, que representan el 36% de toda la subasta, tengan un nivel de suministro de sólo el 25%, o que la mitad de sus presentaciones haya tenido un abastecimiento inferior al 50%, o que del 10% de sus medicamentos no sirvan ningún envase", comentó el presidente de Ceofa.

De este modo, la patronal farmacéutica considera necesario plantear una alternativa a las subastas actuales. Cualquier nueva opción tendría que considerar, según el criterio de Ceofa, la limitación de los productos subastados (exclusivamente a los de alto consumo o elevada facturación); la existencia de al menos tres laboratorios adjudicatarios (para impedir los desabastecimientos y garantizar la calidad de los fármacos), la transparencia en la gestión y favorecer a los laboratorios que produzcan en España.

La situación descrita desde Ceofa fue confirmada desde el ámbito profesional de las oficinas de farmacia de la capital. El desabastecimiento llega a afectar al 50% de los medicamentos más usuales o reclamados por los usuarios "y no hay día que no nos encontremos con problemas de este tipo", indicó el titular de una oficina de farmacia de la capital. La situación habitualmente, no significa que el usuario quede desprovisto de medicamento sino que se le adjudica otro de la misma composición pero de diferente marca y envase con los trastornos que esto supone principalmente, para las personas de edad más avanzada que muchas veces se guían por los colores o formas de los envoltorios de los fármacos que han de tomar.

El desabastecimiento es una tónica que se repite con frecuencia en estos últimos años. De hecho, ya en abril de 2015, Huelva vivió una situación parecida en la que las oficinas de farmacias estuvieron desprovistas de hasta 58 medicamentos. Cuando el usuario llega con la receta que le ha prescrito su médico, la farmacia ha de recurrir en caso de no contar con existencias, a otro medicamento que tenga el mismo principio activo.

Profesionales de las farmacias onubenses criticaron que el sistema de subastas que realiza la Junta de Andalucía hace que ésta trabaje con laboratorios de medianas o pequeñas dimensiones, algunos situados fuera del país, que no ofrecen las garantías de suministro que tienen los laboratorios de principal presencia nacional.

Los retrasos en la distribución de los medicamentos adquiridos por el SAS, van en contra de uno de los objetivos que la Junta tiene marcados con el uso de las subastas: el ahorro, según indicó un farmacéutico onubense.

La razón se encuentra en que si al paciente no se le puede dispensar el compuesto prescrito y se opta por otro genérico que no se ha incluido en la subasta o uno de marca, ese ahorro que podría conseguirse a través de las subasta se atenúa.

Además, el no contar con los medicamentos que pide el paciente incrementa la burocratización de la actividad de las oficinas de farmacia ya que deben comunicar al Colegio de Farmacéuticos estas anomalías.

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