infraestructuras culturales | el proyecto de rehabilitación del banco de españa

Las entrañas del Arqueológico

  • El patio de operaciones será el corazón expositivo al trasladar hasta la cubierta la vidriera del antiguo vestíbulo para crear un vacío interior de doble altura y albergar la sala expositiva principal

La cuenta atrás ha comenzado. El 18 de abril culmina el plazo para que las empresas interesadas en acometer la rehabilitación del edificio del Banco de España para su conversión en Museo Arqueológico presenten sus ofertas. La Consejería de Cultura licitó las obras el 7 de marzo por 7,2 millones de euros y éstas se adjudicarán en seis meses, tras lo que se firmará el contrato. Los trabajos se ejecutarán en 24 meses y, a continuación, se redactará y licitará el correspondiente proyecto museográfico.

Según el proyecto de reforma, al que ha tenido acceso Huelva Información, la intervención afectará a todo el edificio, cuya configuración arquitectónica actual se corresponde con los usos para los que fue construido entre 1935 y 1938: acoger la sucursal del Banco de España, la entidad financiera con privilegios para emitir billetes en el país. Fue su sede desde 1941 hasta 2004, fecha de su cierre debido a un plan de reestructuración de la entidad, que motivó la clausura de otras oficinas del país.

La sede estaba en la planta baja y el sótano, mientras que las viviendas para directivos del banco se ubicaban en las plantas primera y segunda. De este modo, el edificio actual consta de tres alturas sobre rasante (incluida la planta baja) y una planta bajo rasante.

Según el documento, se modificará la distribución interior, así como la organización interna de los espacios, pero sin alterar la configuración concéntrica del conjunto, en torno al vacío central del patio; ni su envolvente, tanto las fachadas interiores como las exteriores, de gran presencia en la plaza de las Monjas.

Se prevé la demolición de la tabiquería interior en todas las plantas, así como de las escaleras, y se dotarán nuevos núcleos de comunicación vertical acordes con las dimensiones requeridas por el nuevo uso público del edificio y en función de las normativas en materia de accesibilidad y protección contra incendios.

En cuanto a la estructura, se propone su refuerzo, así como su adecuación a la nueva configuración espacial del edificio, basada en "construir un forjado sobre el patio central en la planta primera" y en "crear un hueco en el forjado de las plantas primera y segunda, sobre el vestíbulo del edificio".

La planta baja será la más pública -la zona del antiguo patio de operaciones del banco- y quedará "liberada de particiones", a la espera de que la propuesta museográfica defina las áreas expositivas permanentes. Junto al acceso, un vestíbulo a triple altura servirá de referencia espacial y orientación al visitante, ya que se prevé la ubicación de la escalera principal para el público en la cara más visible de este vestíbulo.

También de inmediato al acceso habrá un espacio para consigna y la sala de exposiciones temporales, comunicada con el patio perimetral. En el sótano del edificio una de las principales operaciones será la recuperación de la cámara acorazada del banco como espacio destinado a reserva visitable.

La planta primera, para las exposiciones permanentes, se convertirá en "una planta diáfana, únicamente atravesada por los pilares metálicos de la estructura". El hueco del antiguo patio se recuperará en esta planta, ahora en el techo del espacio principal de la sala.

En planta segunda -donde se situarán las áreas administrativas, biblioteca, seminarios y talleres- el hueco del patio central volverá a estar presente tanto en el nivel de suelo (en comunicación con la sala de exposiciones permanentes) como en el de techo.

La planta de cubierta se usará "para eventos derivados del uso del edificio" y contará con la infraestructura que posibilite la instalación una pequeña cafetería. La torre técnica y el castillete de escalera y ascensor "servirán de apoyo a un umbráculo ligero" que puede arrojar sombra sobre parte de la cubierta, de forma que ésta pueda acoger algunos eventos y muestras al aire libre, con el fondo de la ciudad.

Tal y como reseñan los arquitectos, a pesar de su presencia institucional, el Banco de España, en sus niveles sobre rasante, no deja de ser un "edificio de viviendas con bajo comercial". Así, su patio central actúa en realidad como un patio de luces de estas viviendas, con la función añadida de retroiluminar la vidriera que construye el techo del vestíbulo de operaciones.

El proyecto deja claro que el nuevo patio central será "el corazón expositivo" gracias a la luz natural. Al respecto, se explica que en el edificio preexistente, el patio de luces ocupa el corazón del conjunto, pero es inaccesible y no forma parte de la secuencia espacial interior. Por ello, se hará una sencilla operación: la vidriera del antiguo vestíbulo se trasladará hasta la cubierta y generará así "un vacío interior de doble altura que puede albergar la principal sala de exposiciones".

De este modo, se logra eludir la limitación de las plantas superiores en cuanto al uso expositivo: su poca altura. Esta nueva sala, iluminada cenitalmente por la vidriera restaurada, "quedará así fácilmente servida por un anillo de salas de altura más reducida alojadas en las crujías perimetrales (fachadas principales y patio perimetral)". Por otra parte, la recuperación de las fachadas del edificio posibilitará la iluminación natural de los espacios expositivos, lo que será un valor esencial y distintivo del inmueble que, tal y como advierten los arquitectos, deberá tener en cuenta la futura propuesta museográfica.

La propuesta también invita a reforzar las relaciones visuales del edificio con el espacio urbano, integrando la percepción de la Plaza de la Monjas y la calle Tres de agosto desde las distintas salas expositivas, biblioteca o espacios de trabajo, así como las nuevas vistas de la ciudad que se ofrecen desde la cubierta del museo.

En cuanto al vestíbulo y las visiones diagonales, el distribuidor de acceso ya no servirá únicamente a la planta baja. "Se dotará de una nueva escala" y permitirá que el visitante se oriente fácilmente, también en sentido vertical. De ahí la propuesta de dotarlo de una triple altura que permita, ya desde la entrada, una mirada diagonal hacia la sala de exposición superior, que anticipe lo que en ella se muestra y que se nutra de la luz que de ella emana.

El nuevo vestíbulo será un nodo desde donde será fácil conectar a todas las actividades que el edificio va albergar, ya que, de una manera u otra, todas arrancan desde su perímetro: la escalera y el ascensor principal se muestran a él; a él abren directamente en planta baja la sala de exposición permanente y la sala de exposición temporal; y a él se asoma la sala de exposición permanente del nivel superior.

En el vestíbulo preexistente, a nivel de la calle y junto a la portada de acceso, se prevé la ubicación de un punto de acogida de público con taquilla para el control y la expedición de entradas.

Para surtir al edificio de una circulación vertical restringida, destinada al trasiego discreto de personal y materiales (área interna con colecciones) se insertará una escalera secundaria, alejada de las circulaciones de público junto a la entrada secundaria y comunicada con el pasaje interior.

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