Miguel Caballero Domínguez · Creador e iniciador del Belén Viviente de Beas

"El belén lo hicimos sin una chica, no había dinero, pero se echó imaginación"

  • Tuvo la idea de hacer un belén viviente en una casa de Beas y se encargó de su dirección artística en los primeros años del que hoy es uno de los atractivos navideños de la provincia

MIGUEL Caballero Domínguez fue la persona que tuvo la idea de montar un gran belén en una casa, un belén viviente que fuera a beneficio de la Hermandad de Clarines. Venía formando parte de la junta de gobierno desde hacía años, trabajando en todo pero especialmente organizando actos benéficos. Estuvo con las juntas de gobierno de Juan Ramírez, de Juan Bautista Romero y también con la del médico Fernando Ramírez. Durante este tiempo venía Miguel Caballero encargándose de los teatros que se organizaban para sacar fondos para la hermandad de la Virgen, lo tenía que llevar prácticamente todo, desde el escenario a buscar a la gente pero era una idea que se iba agotando. Con la llegada del nuevo hermano mayor Antonio Becerril Rebollo hay otras necesidades que atender en la hermandad, en el año anterior habían tenido que hacer frente a la restauración de la ermita dañada por el terremoto de 1969.

"Estuve con varias juntas trabajando y estaba cansado de tanto teatro, así se lo dije a Antonio Becerril cuando iba por el camino de Clarines, en los grifos. Lo que se paga, el trabajo que tiene su preparación y al final no cogemos nada. Le dije que había pensado en poner un belén viviente, me dijo pues mira es una buena idea pero en la junta todos me decían que era tonto, que dónde iba a poner el belén". Pero eso no empañó en ningún momento los deseos de Miguel Caballero por conseguir una buena fuente de ingresos para la hermandad. Así que la idea fue para adelante, había que encontrar una casa y él se fijo en la de Josefa Dolores Ramírez, conocida como Pepa Dolores, estaba al lado de la iglesia, "una casa magnífica, con columnas, con leones en la fuente, era la casa que necesitábamos; ella que había sido camarista de la Virgen podía ayudarnos pero estaba muy mayor, hablé con Elvirita Serrano que era de la familia y con los sobrinos de Pepa Dolores, Honorio y María Bando, al final se consiguió que dejaran la casa para montar el belén".

A partir de ese momento fue ir buscando todo lo que hacía falta, "no teníamos una chica, había que ir al campo, cogerlo todo, hicimos un pozo como el que había visto en Fuente de la Corcha". Así se iba construyendo el belén, todo lo dirigía Miguel Caballero Domínguez, quien contó con la colaboración inestimable de tres mujeres, Juana Cruz Valle, Matilde Becerril y Beatriz Ramírez, "ayudaron muchísimo en el belén, lo tomaron como si fuera algo suyo". Llegaron incluso a pedir algunos animales, gallinas, un cochino, borregos... "y le dijimos a un pastor ya mayor que cuidara de los animales, sólo pudimos gratificarlo, no teníamos dinero". "No había posibilidades económicas, pero conseguimos formar un coro de campanilleros para que estuviera en la puerta cantando, porque no teníamos música".

Con muchos esfuerzos y con no muchos apoyos al principio llegó el día de la inauguración, el belén estaba montado en la casa junto a la iglesia y "es cuando veo a algunos entrar con un nudo en la corbata hasta arriba, y dónde estaban cuando había que cortar chascas, ir por pitas... No sabíamos el éxito que iba a tener pero no se cabía, la gente formaba colas en la calle y entraban a la casa y salían por la puerta falsa y así cada día más, mucha más gente, fue todo un éxito". Hubo incluso quien como una premonición de lo que sería le dijo "mira Miguel si esto se hiciera popular y hay que ver hasta dónde ha llegado hoy el Belén Viviente de Beas que hicimos con tantos esfuerzos aquel primer año".

Era un belén en el que el recorrido había que hacerlo siguiendo las habitaciones, donde se instalaban los distintos momentos y escenas, en esta ocasión habían contado con la colaboración de José Román Cruzado, que se encargó de la colocación del papel con el que reproducir las cuevas y montañas propias de un Belén. Se recurrió a toda imaginación y recursos para lo que hacía falta en el montaje, hablaron con el fotógrafo de Trigueros Antonio Flores para que les dejara el caballo de cartón para la Virgen que iba pidiendo posada, "la niña de tantas patadas que le dio al caballo le hizo un boquete enorme, el fotógrafo quería que se lo pagáramos, pero de dónde". Para los niños esta iniciativa fue "una gran ilusión para los que participaban vestidos, y otros visitándolo; a los niños le gustaba el ruido del cochino". "A los niños del belén les dábamos tortas y rosco, para los mayores se hacía un potaje, no había para más".

El 24 de diciembre de 1970 se abría el belén en la casa de Josefa Dolores Ramírez, se hizo con una inauguración con todos los honores, acudió el gobernador civil de la provincia y el obispo de la Diócesis de Huelva, acompañados por las autoridades locales. El éxito fue tal que se prolongó su funcionamiento hasta el 20 de enero. "No habíamos hecho publicidad, porque no teníamos dinero para carteles y papeles, pero venían autocares de muchos sitios, fue todo un éxito, la Virgen había querido que fuera así".

Ahora todo es muy distinto, "nosotros empezamos con muy pocas cosas, salíamos con los carros a buscar todo lo que pudiéramos utilizar en el belén, ahora si hace falta tablones, se va a San Juan y se traen".

Algunos hablan de que aquel primer año llegaron a visitar el Belén unas 2.500 personas, lo cierto es que incluso hubo posibilidad de comprar la casa donde se montaba el Belén, "nos la vendían por ser para la Virgen, en 200.000 pesetas y habíamos recaudados 300.000, pero no querían, todo era para el paso de plata y ahora no hay quien pueda con él y sólo se usa para los cultos; era una casa junto a la iglesia, que hubiera servido para cuando la Virgen viene al pueblo, hoy habría sido una gran inversión".

A partir de aquel primer año se vio que la idea de Miguel Caballero había sido todo un éxito, atrás quedaron los teatros esta iniciativa de ahora gustó mucho más. Aquí siguió junto a la iglesia durante varios años hasta que se traslada a la casa de Modesto Sayago. Durante estos primeros años es Miguel Caballero quien se encarga del belén viviente, más tarde dejará la junta de gobierno. Es con el hermano mayor José Rosillo cuando el belén va a tener una de sus grandes cambios porque contará con amplitud de espacio para su montaje, es el año 1973 cuando se traslada a la bodega de Antonio Cruzado en la calle Cruz Verde.

La responsabilidad de la dirección artística del belén pasará tras dejarlo Miguel Caballero y hasta ahora a Francisco Sayago Ramírez, "que lo hace con mucho estilo, es un gran artista".

Desde el año 1976 el belén vuelve a cambiar de sitio, se instala en la bodega de los hermanos Ricarda y Bernardo Botello, en la calle Juan Ramón Jiménez y así está hasta el año 1983. La ubicación del belén en una bodega va a ofrecer otra dimensión porque en la casa había que ir habitación por habitación, con lo que le dará otro aspecto de conjunto, una mayor amplitud y se podrá recorrer mejor. Pero aquel año de 1983 las fuertes lluvias obliga a que el belén tenga que cerrar antes, lo hace el 30 de diciembre, las condiciones de la bodega no permitía otra cosa. Así que a pesar de la desilusión se abrió un rayo de esperanza con la propuesta de Nicolás Liroa Beltrán de adquirir una nave propia, en diciembre de 1984 se inaugura el belén en la nueva nave de 1.500 metros cuadrados ya acogió entonces a más de 15.000 visitantes y es donde hoy continúa montándose.

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