Huelva

Los barrios acusan el aguacero

  • Los vecinos de La Navidad refuerzan sus casas por la intensidad del agua

Pasear por las calles de Huelva durante el día de ayer no fue una cosa sencilla. Paraguas en mano de forma obligatoria y sin despegar los ojos del suelo para no alcanzar algún charco, fueron las principales imágenes de los onubenses en los diferentes puntos de la ciudad.

La alerta amarilla por inclemencias meteorológicas auguraba un día movido por la lluvia y la verdad es que superó todas las expectativas con los barrios como verdaderos protagonistas.

A media mañana continuaba lloviendo. "No ha parado de caer agua en ningún momento", comentaban dos vecinos en los alrededores del Nuevo Molino, en la puerta de un establecimiento. Las comidillas entre los vecinos de cómo había sido su reacción ante el aguacero era el único tema de conversación. "He tardado una hora y media en cruzar con el coche la avenida Italia", expresaba un hombre de avanzada edad ante la exclamación de otro que reforzaba lo ocurrido, ya que "no veo las calles de Huelva así desde hace años".

Aunque lo peor llegó entre las 6:30 y 7:00. Así lo contaban algunos vecinos de la barriada de La Navidad, que aprovechaban una menor intensidad de la lluvia para achicar agua y reforzar las puertas de sus casas a expensas de que volviese a sacudir el temporal. "Lo de esta mañana no ha sido normal, en media hora la alcantarilla ya no tragaba más agua", exclamaba un hombre mientras reforzaba la puerta de su casa asegurando que "dicen que por la tarde volverá apretar".

El barrio onubense recuperó un tanto la tranquilidad con la menor incidencia de la lluvia, de la que todavía quedaban resquicios de lo que causó a tempranas horas de la mañana. Numerosos charcos en el Nuevo Molino, en los que con el barro y el nivel de agua no se conseguía diferenciar el bordillo que separaba la carretera de la acera. Además, los establecimientos de la zona de alrededor tenían cartones colocados en el suelo que evidenciaban que los estragos de la fuerte lluvia habían penetrado en algunos rincones del negocio. "Me he tenido que cambiar de zapatos al salir de casa", "el paraguas no ha servido de nada porque al final me he puesto empapado" o la valentía al salir de una tienda con un "¡vamos! que sólo es agua", fueron algunos titulares en los establecimientos.

Por otro lado, muchas casapuertas se encontraban ya con plásticos y diferentes artimañas para que otro apretón de la lluvia no cogiera a nadie descolocado.

Incluso, un desatascador se encontraba en el patio de una casa de La Navidad. "Me han empezado a llamar desde diferentes puntos de la ciudad desde las 7:00", explicaba el trabajor que aseguraba que "incluso he tenido que ir hasta Bonares", mientras mostraba con su trabajo una de las caras protagonistas de las consecuencias del agua caída.

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