en el titán

El año arqueológico de Huelva

  • lLa denuncia en 'Huelva Información' del expolio del Seminario fue el detonante de una nueva conciencia ciudadana sobre el patrimonio

  • Se produjo un daño difícil de calcular

La denuncia que publicamos en Huelva Información el sábado 16 de enero pasado sobre el movimiento de tierra ilegal en la zona arqueológica del Seminario-La Orden, nos da la legitimidad para hacer a final de año un análisis de la situación arqueológica en Huelva. Una reflexión quizás para algunos áspera, pero en el fondo necesaria.

Este periódico actuó como siempre, sacando a la luz una denuncia por el interés de la ciudad; de no ocurrir así, hubiese quedado guardada en un cajón o en el mejor de los casos archivada en un juzgado sin que nadie hubiese conocido este escándalo. Lo cierto es que hasta entonces ni quien puso la denuncia le dio publicidad al asunto. En este periódico no solo se dio cuenta de ello, sino que se investigó y se criticó la barbaridad que se cometía. Ese fue el gran detonante de la indignación general: como ocurrió en la segunda mitad del siglo XIX, la tierra de los cabezos servían de nuevo para el relleno de las estaciones de trenes. Ahora para el Ave que nunca llega.

Aquel episodio y todo lo que vino detrás creó una conciencia sobre el patrimonio histórico de Huelva que ni la mayor campaña publicitaria pudiera haber pensado para la mejor marca de refrescos. ¡Saltó la chispa de la conciencia colectiva! Huelva Información abrió ese camino en la ilusión de la ciudad. Todos sabíamos que el daño estaba hecho y, atendiendo al criterio de arqueólogos, poco o nada se podía rescatar en la zona afectada. Además, con los desbroces practicados en años anteriores, se había removido la zona en esos treinta centímetros donde se espera que se encuentren los restos arqueológicos. Pero no hay que perder la ilusión y así se reclamó el vallado de la zona, aunque eso de poner cancelas al campo pues a veces no conduce a nada. Hay zonas que todavía no tienen alambradas y en otras donde la arrancaron debieron ser repuestas.

El episodio del Seminario, cuya denuncia popular se sostiene en lo publicado en este periódico, tuvo la mejor respuesta que no es otra que la concienciación ciudadana. Muchos se movieron a partir de ese momento, se crea incluso una corriente de apoyo. Un éxito…

La Consejería de Cultura se pone las pilas y mira a Huelva. No sabemos cuánto durarán las baterías de la Administración autonómica, lo cierto es que se dan los primeros pasos para hacer realidad la carta arqueológica de la ciudad de Huelva. Un proyecto que como no podía ser de otra forma dirigirá la Universidad de Huelva, que se ha convertido en la gran valedora de la protección del patrimonio arqueológico de Huelva a través de la Facultad de Humanidades.

Sin embargo, en este tiempo de movilizaciones y sensibilidad por el patrimonio arqueológico de Huelva no vimos en la calle una mirada más allá del fenómeno Seminario. Aquí hablamos también del estado de deterioro de la Fuente Vieja. Pero lo que más preocupa, junto a lo que queda por excavar en la zona del Seminario, es cómo las ordenanzas en materia de Patrimonio de la Junta de Andalucía van a dejar enterrado el patrimonio de la ciudad por siglos. Eso es lo que ocurre en la Plaza de San Pedro, en los número 6 y 7, donde a diferencia de la vivienda de la esquina en la obra nueva no se realiza excavación. Eso significa que se consolida ese espacio como vivienda y no habrá posibilidad de una excavación al menos en más de cien años, que es la vida mínima de una construcción de las características que ahora se edifica, a la que, por cierto, las ordenanzas municipales le conceden la generosidad de ampliar los volúmenes a cambio de nada. Sin embargo, como no hay excavación para sótano tampoco se exige intervención arqueológica. Ese planteamiento es el que hay que acabar y exigir que se obligue siempre a que se investigue en la zona arqueológica declarada BIC, pues condenamos al patrimonio a estar oculto. Falta por denunciar lo que está ocurriendo en la Plaza de la Soledad, donde va camino de dos décadas sin una solución, o la zona de La Joya que duerme el sueño de los justos.

Preocupa que apoyados en este movimiento de concienciación se reivindique otras carencias que en materia de arqueología tiene la ciudad, en una deriva con interrogantes. Es el modelo caduco y cuestionado del Museo Provincial de Huelva, donde la arqueología tiene una ínfima presencia frente a las exposiciones temporales, a pesar de los fondos de su sótano. La vieja reivindicación de ampliar el Museo, que sería más factible, dado que aquí hay una infraestructura de personal consolidada, surge la movilización para reivindicar la sede del Antiguo Banco de España para un Museo Arqueológico, cuando ya tenía otro destino cultural. Se condenará así a la ciudad a perder un proyecto tan ambicioso como un Centro de la Cultura Iberoamericana que es lo que en verdad nos ha puesto en el mundo y nos da una identidad propia. Un centro que conjugaría también como espacio cultural para dinamizar la ciudad, en pleno corazón de ella.

Los políticos del Ayuntamiento se tiraron a la piscina del populismo y dijeron sí al Museo Arqueológico en la Plaza de las Monjas, frente a un espacio dinámico para la cultura con mayores perspectivas. En la Consejería de Cultura, que tienen más los pies en el suelo, se inclinan por un centro abierto culturalmente.

Y, mientras tanto, como ya dijimos en otra ocasión, no se hace un replanteamiento del discutido modelo actual del Museo de la Alameda Sundheim. No es solo cuestión de reivindicar más espacio cuando no se usa todo el que tiene en la actualidad para la finalidad para lo que fue creado.

Esperemos que en 2017 descubramos en Huelva la tumba de Argantonio. ¡Salud a todos!

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