Historia menuda

Rafael Jurado, en la cresta de la ola saetera (I)

  • Todos los días venía andando, a las 6 de la mañana, desde las Tres Ventanas a La Placeta - Rafael salió del bar 'Astoria' y se pudo a trabajar en un quiosco muy típico de Huelva

RAFAEL Jurado García nació en nuestra ciudad el 8 de junio de 1941, en la Avenida San Antonio. Era cuarto hijo del matrimonio Jurado-García (Rafael, José, Manolo y Rafael). Su padre, José Jurado Chacón, era natural de Huelva y un consumado mecánico ajustador, que comenzó a ejercer su profesión en los Talleres 'La Alemana' y después fue uno de los mecánicos que inauguraron los Talleres 'Lima', ya que sus dirigentes lo contrataron porque era un excelente domador del hierro. Hombre campechano, compendió su vida en la siguiente triada: Su amor a la familia, su pasión por el flamenco y su amor por el torno. Falleció prematuramente a los 42 años, en enero de 1942, dejando viuda y tres hijos, el más pequeño con sólo siete meses. Su madre, también huelvana, vio morir a su primer hijo Rafael, a temprana edad y regentó su casa muy dignamente trabajando, durante 36 años, como limpiadora en el hotel 'La Granadina' hasta que se jubiló.

El aprendizaje de las primeras letras estuvo jalonado por un rosario de colegios. Así, se inició en una "miga" que se situaba en la entonces calle 18 de Julio, esquina a la de Alonso Sánchez. Después, fue alumno del Colegio que ocupaba la célebre Casa nombrada El Castillo, para continuar en el Colegio situado frente a la iglesia de San Pedro (la conocida 'Casa del Manco': éste tenía su residencia en la planta baja y, arriba, estaba la clase que dirigía el virtuoso sacerdote don José Muñoz, Colegio 'San José' y, finalmente, en un centro de enseñanza que se ubicaba frente a la Casa 'Colón'.

En el contexto de la época en una ciudad marinera como Huelva, era habitual que muchos jóvenes sin recursos para costear los estudios ingresasen en los Flechas Navales, ya que éstos ofrecían una cobertura ideológica ad hoc a los niños, pero también el conocimiento para navegar por los dominios de Neptuno y, además, una esmerada educación. Además, le gustaba todo lo relacionado con la Semana Santa y los Flechas tenían una banda de música... Allí, estuvo cuatro años y, como las privaciones estuvieron presentes en el hogar de Rafael Jurado, a los 14 años el mundo del trabajo se precipitó sobre el muchacho. Y se colocó como simple aprendiz en el bar 'Astoria', epicentro de la ciudad en aquellas fechas.

Era curioso, en verano el bar se quedaba casi sin pulso, aunque estuviese abierto. Pero, irrumpiendo el otoño, Huelva entraba en su temporada tradicional: el Mercado del Carmen y los diversos establecimientos, Gran Teatro y otros cines de su alrededor volvían a recobrar su impulso vital, retornaban de las playas empleados y industriales y los provincianos se acercaban a la capital a resolver sus asuntos en el 'Astoria' se convertía en el sístole y diástole de la ciudad. Allí, fue ascendiendo en puestos y en trabajo y, en cinco años, de marmitón y mandadero había pasado a conocer todos los secretos que podía atesorar un negocio de bebidas. Fue una etapa dura en su vida:

Todos los días venía andando, a las 6 de la mañana, desde las Tres Ventanas a La Placeta y regresaba de la misma manera, con lo que su trabajo consumía y devoraba en incansable trasiego la jornada.

La tertulia no es una forma banal del ocio, sino una de las formas más profundas, porque únicamente a través de la forma social, sólo a través de este intercambio de posibilidades y de hechos verbales advertimos de que el ser humano es humano en la medida de su comunicación. En este sentido. Cuando Rafael salió del bar 'Astoria' (a los 17 años) entró a trabajar en un quiosco muy típico de Huelva. Se ubicaba en el Muelle, y estaba regentado por Antonio López Jara 'Jarita', apoderado de Miguel Báez Espuny 'Litri' y muy allegado al Recreativo de Huelva las vivencias de Rafael Jurado en aquel quiosco fueron muy satisfactorias, ya que había un grupo de mágicos charlatanes que, entre todos, podían escribir una enciclopedia. Sabían, de cante, de toros, de fútbol, contaban chistes muy requetebién y algún que otro cuentecillo o chisme picante que estuviese sucediendo en la ciudad... Era miembro integrante de aquella tertulia Enrique, encargado de los autobuses; 'Correbullas', que además de ser un conversador ingenioso lo hacía con tal gracia que, inevitablemente, sus interlocutores terminaban desternillándose de risa; el 'Caracol de Huelva', Andrés, que trabajaba de mecánico en unos talleres… A los 19 años cumple su prestación militar en la Marina y a renglón seguido se marcha a trabajar a Suiza, ya que le ofrecía mejores horizontes económicos. Meses después, su hermano, establecido en Sidi Ifni, lo llama y cambia la vida sórdida y helada de Suiza por la tórrida del citado punto geográfico africano. En 1964 regresa a Huelva e instala, en compañía de su hermano Manuel, un bar de renombre, el 'Twit', al poco tiempo, 1968, inauguran el bar 'Madrid' que cimenta un gran prestigio, gracias al esfuerzo generoso de los dos matrimonios, y entre tanto ajetreo surge la Peña Flamenca de Huelva. El motivo por el que no fue socio fundador de esta Peña nos lo relata el propio Rafael:

"…Debería de haber estado en ese cuadro de fundadores, lo que ocurrió es que mi trabajo no me lo permitió. Precisamente hay una anécdota muy graciosa: la reunión primera se debía de haber celebrado en la venta de Angelillo, pero no advertimos que esta venta cerraba los viernes. Así, cuando llegaron al sitio elegido vieron que estaba cerrado y eligieron 'El Frenazo'. Yo no lo sabía, di vueltas y más vueltas y no los localicé. Así, se constituyó la Peña con mi ausencia, se hizo una votación y en ella salió elegido un primo mío, Miguel García y yo salí en la Peña con el número 16. En la actualidad, tengo el número 3 de socio…".

Rafael Jurado descubrió que tenía voz cuando trabajaba en el 'Astoria'.

Era ésta aguda, potente, limpia, acariciadora… En aquellas fechas, Radio Nacional de España en Huelva organizaba un evento flamenco que se titulaba 'Lluvia de Estrellas' y del que salieron auténticos monstruos del cante (Sanz Urbano, Paco Toronjo, Antonio Toscano también participó y, al toque, Ramblado, Rofa…). Él no quería participar en 1956. Lo animó un guitarrista que tocaba muy requetebién, 'El Colorao' y Rafael hizo una magnífica preselección. Pero el día clave agarró un resfriado de campeonato. Se tomó un tubo de pastillas 'Koki', pero no consiguió poner la voz en su sitio, fracasó y ya no se presentó más. Pero, centrémonos, en el segunda parte de esta Historia Menuda, en el Rafael Jurado saetero.

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