Huelva

Moro y sus farolas del Ensanche

  • Sólo los diálogos tensos y las bromas rompen la monotonía del pleno

Vista general del Salón de Plenos del Ayuntamiento durante la sesión ordinaria del mes de mayo celebrada ayer.

Vista general del Salón de Plenos del Ayuntamiento durante la sesión ordinaria del mes de mayo celebrada ayer.

El de ayer fue, por una vez, un pleno de libro. O de funcionario. Porque acabó a las tres de la tarde, coincidiendo con la jornada laboral de los empleados públicos. "Ésta es una hora inusual en esta legislatura", apuntó, incluso, el alcalde al cierre de la sesión. Porque el anterior de abril, mucho más movido en todos los sentidos, acabó a las seis de la tarde, en una jornada maratoniana de nueve horas, más habituales en estos plenos sin recesos que el de ayer, en el que la armonía reinó entre todos.

Por momentos incluso pareció que los concejales acabarían todos cogidos de la mano camino de un bar cercano para seguir el buen rollo con un botellín en la mano hablando del camino del Rocío o de la final de la Champions. No llegó a tanto, aunque es cierto que rara vez salen también los cuchillos en los debates. Sí los dardos, que los hay hasta en los ambientes más benignos, y siempre ayudan a salpimentar la monotonía entre mociones.

Por eso un punto que no planteaba complicaciones, más allá del trámite administrativo de las modificaciones puntuales urbanísticas en el Ensanche, dejó una intervención estelar del popular Francisco Moro, ex delegado de Urbanismo en la etapa periquista y, según se encargó de proclamar, dedo índice en alto subrayando su sensacional ejercicio de yoísmo, artífice del proyecto del Ensanche Sur: "Usted no lo ha entendido", le espetaba al titular actual, Manuel Gómez. "El Ensanche lo he hecho yo. Yo he hecho este proyecto, yo he creado el suelo, yo lo he vendido... Hasta las farolas que hay puestas actualmente las he elegido yo".

Acusaba Moro a Gómez de que el trámite jurídico presentado en el Pleno va a beneficiar a quienes han interpuesto un recurso que tiene paralizado en parte el desarrollo urbano. "Usted no se entera, no está a la altura de esto", repitió.

Y más calmado le recordó Gómez que la parálisis venía del anterior gobierno municipal, del PP, y que sólo se había desbloqueado el proyecto y empezado a construir por la acción del equipo socialista. "Usted tiene un problema desde que dejó la Concejalía de Urbanismo y no se lo voy a decir. Mejor se busca ayuda profesional y lo averigua", le soltó.

Los debates entre socialistas y populares tuvieron desde entonces un tono más relajado. El concejal de Empleo, Desarrollo Económico y Proyectos, Jesús Bueno, confeso deportista diario en el Parque Moret, invitó a Pilar Miranda a "comprar un par de kilos de carne y hacer una barbacoa un sábado para relajarse y disfrutar" del espacio, y así conocerlo mejor para hablar de sus carencias. Pero la edil popular rechazó la comilona: "Estoy a dieta para poder entrar en el traje de gitana. Yo sólo voy a andar". El alcalde no lo evitó para cerrar el punto: "Mejor no hablemos de entrar en el traje, que yo me callo entonces". Momento para la distensión con una perla más: "Aquí todos decimos que vamos al Parque Moret y luego no nos vemos allí nunca", soltó como broma, que más de un espectador seguro pensó .

Parecido ocurrió en el debate de La Morana: todos conocían a vecinos del barrio, como la propia Miranda, que denunció que hay "ratas como conejos". Manuel Gómez salió al quite: "Yo es que vivo allí hace cuatro años y ni aquello era antes Jauja ni ahora es el Bronx".

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