El movimiento vecinal no atraviesa en la capital onubense por su mejor momento. La fractura experimentada hace una década en el seno de la Federación Tartessos, que dio paso a la constitución de Saltés, sigue agrandándose con el paso de los años y los intentos de unión lo único que están consiguiendo es todo lo contrario, que haya una mayor disgregación.

"El movimiento vecinal está mal, no está bien", manifestó Rafael Minayo, presidente de la Asociación de Vecinos El Ancla, federada a Tartessos. El representante vecinal señaló que Odiel, la nueva federación, "habría sido la solución", pero "tenían que haber contado con todas las asociaciones", exponerles sus objetivos "antes de haberla constituido, ahora muchas son reacias a adherirse".

Minayo subrayó que el movimiento vecinal "no está trabajando bien, la unión es importante y no la tenemos". No obstante, confía en que "con el tiempo habrá unión".