Huelva

Matalascañas: atrapados en el paraíso

  • Miles de personas vivieron con angustia y temor la evolución del fuego que los dejó aislados

Incertidumbre, preocupación, falta de información y grandes dosis de paciencia para salir del paraíso. Miles de personas se quedaron el domingo aislados en Matalascañas tras cortarse la única carretera de salida, que une la concurrida playa con El Rocío. El mayor problema lo vivieron quienes habían ido a pasar el día y no tenían un lugar en el que quedarse en caso de que el camino no quedara expedito. La playa se vació antes de lo habitual cuando, en vista de lo que pudiera ocurrir, muchos optaron por adelantar su salida. Tras el frustrado intento, la mayoría volvió a la orilla hasta que, bien entrada la noche, pudieron emprender el camino de vuelta, en su mayoría a la provincia de Sevilla. Un regreso que se desarrolló sin mayores incidencias, salvo el tiempo empleado: más del doble de lo normal.

El periodista Pablo Enríquez decidió regresar con su familia a las cinco de la tarde, aunque la Policía Local le dijo que tenía que desandar el camino cuando llegó a la rotonda de salida: "Nos dijeron que no sabían a qué hora nos podríamos ir. Nos lo tomamos con calma y regresamos a la playa. La idea era volver por la mañana temprano". Finalmente, salieron pasadas las once de la noche. Asegura que durante el tiempo que estuvieron aislados no tuvo una especial sensación de peligro, pese al intenso humo y el olor a quemado: "Había mucha ceniza. Estuvimos toda la tarde barriendo la terraza".

Miguel Lecaroz pasaba el fin de semana con unos amigos en el chalet que su familia tiene desde hace décadas en Matalascañas. Al principio pensaba que el fuego no iría a mayores, pero a medida que el cielo cambiaba de color, el miedo y la angustia se hicieron presentes: "A las cuatro nos enteramos por Twitter que no se podía salir. Estuvimos en el mirador esperando, matando el tiempo. En la playa había mucha gente. Decían que el fuego no podía llegar a Matalascañas, pero nosotros pensábamos que sí. Se veía muy cerca".

A este joven no se le olvidará la dantesca estampa y el cielo se tiñó: "Caían cenizas. Era increíble el color anaranjado. Fue muy desagradable". Gracias a las noticias que el Ayuntamiento de Almonte iba colgando en las redes sociales y al patrullero de la Guardia Civil que informaba con un altavoz, estuvo al tanto de la evolución del suceso. Finalmente, a la una de la madrugada pudo marcharse junto a sus amigos. Hasta El Rocío fueron "prácticamente parados", aunque desde ahí, la situación se normalizó. "La sensación fue de abandono. Hay pocas salidas. El Ayuntamiento de Almonte tiene muy dejada Matalascañas. Habría que estudiar una conexión con Cádiz, pero siempre que no se toque el parque nacional".

humo y desconcierto

Las peores horas para la abogada Maite García-Miña fueron entre las 16:00 y las 18:00, cuando el cambio de viento acercó el incendio peligrosamente a Matalascañas: "Al principio todo estaba lleno de un humo gris denso, y luego todo se tiñó de una extraña luz naranja. Se hizo difícil respirar. Había mucho desconcierto y ninguna información. Bajamos a la playa y no daban instrucciones por megafonía ni había presencia de alguna autoridad local que tranquilizase a los que no sabíamos hacia dónde tirar o qué hacer". Esta sevillana destaca los "angustiosos" momentos que se vivieron a pie de playa, donde permanecieron unas tres horas, sobre todo por las personas que habían ido a pasar el domingo: "Muchos comentaban en la arena que iban 'con lo puesto' y que no tenían sitio donde dormir. Nosotros y otros familiares ofrecimos las casas para que cenaran algo mientras llegaba la solución. Durante la tarde casi todos decidimos bajar a la orilla porque el aire parecía estar menos cargado. En general había muchísimo humo y ceniza en suspensión, costaba incluso respirar bien, y las familias con niños pequeños bajaron rápidamente".

Aunque algunos decidieron marcharse a las 21:00, cuando se anunció por la megafonía de la playa que se abría un carril de la carretera, ellos decidieron esperar: "Salimos a las doce y media. Los amigos que se fueron antes nos iban informando de cómo estaba la carretera. Hasta El Rocío tardamos 45 minutos, pero no llegamos a pararnos. Había mucha Guardia Civil para coordinar la salida".

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