Huelva

Huelva, junto a la Inmaculada

  • Numerosas personas acompañaron a la imagen durante su recorrido por las calles del centro de Huelva · La primera levantá del paso la realizó el hermano del pequeño Javier Zamora, que falleció en octubre

Numerosas personas se congregaron ayer en la calle Concepción minutos antes de las cinco de la tarde para presenciar la salida procesional de la Virgen de la Inmaculada, Patrona de la Diócesis de Huelva. En el interior de la Iglesia Concepción se vivieron momentos muy emotivos cuando el niño José Zamora, hermano del pequeño Javier, fallecido el pasado mes de octubre a la edad de nueve años, realizó la primera levantá del paso.

"Esta levantá va por todos los niños del hospital, por las enfermeras que los cuidan, los médicos y por todos los hermanos de la hermandad", apuntó el capataz del paso de la Inmaculada, Francisco Rey, que señaló que "he querido utilizar las mismas palabras que el Jueves Santo dijera el capataz -Javier Zamora realizó la primera levantá del paso del Señor de la Oración en el Huerto la pasada Semana Santa- que ya se fue y que este 8 de diciembre pasea a la Inmaculada por todas las calles del cielo", a lo que añadió que "esta primera levantá va por José Zamora, su mujer Pilar Carmona -padres del pequeño- y en especial para Pepe Zamora".

El hermano mayor de La Hermandad de la Inmaculada, Ignacio Molina, comentó que la hermandad quiso que la familia Zamora Carmona realizara la primera levantá en recuerdo de su hijo. El paso llevaba un lazo blanco en su memoria, y la Virgen, la medalla de hermano de Javier Zamora.

En el templo se encontraba el obispo de Huelva, José Vilaplana, que siguió la salida de la imagen desde el interior. Las puertas de la iglesia se abrieron pasados cinco minutos de las cinco de la tarde y segundos después salía la cruz de guía. Abría marcha la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud. Mientras, dentro de La Concepción, el paso de la Virgen de la Inmaculada comenzó su caminar al son de la marcha Rocío, interpretada por la Banda del Maestro Tejera, dirigida por José Manuel Tristán. Antes de salir del templo se le rezó una salve y a las cinco y diecisiete minutos iniciaba su salida procesional por las calles del centro de Huelva.

La imagen fue recibida entre aplausos, repique de campanas y salva de cohetes, al tiempo que la brisa mecía las tiras de color blanco y azul que adornaban la calle Concepción. Después de un paréntesis de un año -el pasado año la imagen no pudo salir en procesión debido a las inclemencias meteorológicas- la Virgen de la Inmaculada acudió a su encuentro anual con los onubenses sobre un paso exornado con rosas blancas y azucenas.

Llevaba la imagen, obra de Mario Moya, todos los estrenos que el pasado año, cuando se cumplió el 250 aniversario de su proclamación como Patrona de España, no pudo lucir al no realizarse la salida procesional: un manto brocado en azul y oro, donado por la familia Campoy-Sevidanes; pendientes de plata sobredorada, regalo de la Hermandad de la Victoria; saya bordada en oro, con diseño de Enrique Bendala, y pecherín -En 2010 ante la imposibilidad de sacar a la Virgen en procesión debido a la lluvia se realizó un sencillo traslado en el interior de la iglesia-.

Una vez en el exterior de la iglesia, el paso fue avanzando por la calle Concepción al son de la marcha Esperanza Macarena. La primera petalá cayó sobre la imagen nada más salir del templo. A lo largo de todo el recorrido se agolpaba la gente para ver a la Inmaculada.

En la Plaza Niña, a las puertas del convento de las Hermanas de la Cruz, tuvo lugar otro de los momentos emotivos de la salida procesional. El pasado mes de mayo la imagen de la Inmaculada estuvo tres días en besamanos en el convento -las monjas colaboraron con la hermandad en el 250 aniversario de la proclamación de la Inmaculada como Patrona de España y quisieron tener a la imagen unos días con ellas- y ayer, siete meses después, volvieron a reencontrarse. La Virgen fue acogida entre cánticos.

En la recogida de la imagen en La Concepción, los fuegos artificiales dibujaron una bella estampa en la que jugó un papel importante la luna, que sobresalía por encima del campanario.

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