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Huellas al son de la danza

  • Cuatro compañías participan en el espectáculo, que se desarrolla en la Plaza de Santo Domingo de la localidad serrana

Una de las actuaciones del festival, que tuvo lugar el pasado viernes.

Una de las actuaciones del festival, que tuvo lugar el pasado viernes. / M. rufino

La localidad serrana de Aracena disfrutó el pasado viernes por la noche, un año más, del clásico Festival Huellas, danza en paisajes urbanos, una propuesta recogida en el Ciclo de Danza Contemporánea, miembro de Acieloabierto, y perteneciente a la Red de Festivales de Danza Contemporánea en Espacios no Convencionales.

El festival se enmarcó en la amplia programación cultural que desarrolla el Ayuntamiento aracenense, junto con la colaboración del proyecto de Eléctrica Cultura, y que cuenta con más de una década de historia. La novedad de este año ha sido la ubicación del festival de danza, ya que fue en la Plaza de Santo Domingo, un espacio amplio e idóneo para el desenvolvimiento de los artistas.

Históricamente Huellas empezó en la coqueta Plaza de Santa Lucía, casi siempre como un espectáculo en solitario y en algunas ediciones hasta dentro de su Velá, que curiosamente tendrá lugar la próxima semana. En los últimos años se celebró incluso en la recién creada Noche Blanca de la Cultura y de igual forma en solitario, pero siempre en estas últimas ediciones en la céntrica Plaza Marqués de Aracena, el Paseo, y el centro de la localidad, en torno a la Gran Vía.

La finalidad de Huellas es acercar y dar a conocer al público la danza contemporánea, además de hacer ver de forma diferente entornos cotidianos para los presentes. En esta edición participaron cuatro compañías, tres nacionales y una mejicana. Un hecho que fue novedoso junto a la ubicación del mismo y el aumento de las piezas mostradas gracias a Enrédate, de la Junta de Andalucía que ha hecho posible que se hagan cinco montajes, en lugar de los tres de ediciones anteriores.

El festival comenzó sobre las 22:30 y la abrió la compañía sevillana Danza Mobile con su pieza Sertrifugado, del director y coreógrafo Raúl Márquez. En este espectáculo que rompe barreras participó Sara E. Gómez.

En segundo lugar actuó el grupo madrileño de Lucía Marote, que presentó Downtango, mostrando una visión del tango muy diferente. Por su parte, la compañía La Casquería que presentó En la Habitación dentro de la iglesia de Santo Domingo. En ella recrearon los espacios del pintor Dennis Hopper, obra de Raquel López y Anna París. Después llegó el turno de la mejicana de César Ibarra y Daniela Vázquez, con la obra Triple Suerte, en la que recogieron las sensaciones de enfrentarse a la muerte. Con esta pieza la compañía ha ganado el certamen costarriquense SóLoDos en Danza. Y el cierre llegó de la mano de la serrana Asociación Cimbrea, de Almonaster la Real, que con Yolanda Parada desarrolló una pieza abierta que implicó al público asistente en la práctica de danzas del mundo.

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