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"Gracias a Dios existen ángeles en la tierra como son esta gente"

  • Emotivo testimonio familiar sobre el trabajo del Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos del Complejo Hospitalario

  • Cada año atiende a unos 700 pacientes en la provincia

Hay momentos en la vida en los que no sabes dónde agarrarte. Un sufrimiento que no existen pastillas ni tratamientos que lo sanen. Buscas desesperado un impulso que mantenga tu sonrisa a pesar de los sinsabores que subrayan el rumbo de la subsistencia. Y están ahí. Aunque no lo parezca. Se multiplican como los panes y los peces para descender como auténticos ángeles desde el mismo cielo. Y no hay explicación más sensata que cruce la cuerda que marca el equilibrio entre lo divino y lo humano. O simplemente, es que tenemos a nuestra disposición más de lo que imaginamos, y conseguimos ver la realidad cuando ya no queda otra opción que agarrarse a su bendito trabajo. En otras palabras, la referencia señala en forma de aplauso al Equipo de Soportes de Cuidados Paliativos Domiciliario del Complejo Hospitalario Universitario de Huelva.

"Cuando te tropiezas con gente de este tipo te das cuenta de que no eres tan bueno como te crees. De que siempre puedes ser muchísimo mejor de lo que eres y te enseñan que no hay cosa más hermosa en la vida que dedicarla a que los demás se sientan bien. Y ellos lo bordaron". De esta forma explica la familia Millán Fernández su unión durante casi año y medio, debido a la enfermedad de la figura paterna, con uno de los tres equipos de Soportes de Cuidados Paliativos, el cual trabaja alrededor de todo el área de influencia de la provincia de Huelva a excepción de Riotinto.

Los protagonistas tienen su sede en el Hospital Vázquez Díaz donde realizan un conjunto de actuaciones dirigidas a facilitar una atención integral y mejorar la calidad de vida, en cuanto a sus necesidades físicas, emocionales, sociales y espirituales de aquellos pacientes que, en su mayoría con enfermedad oncológica, ya no tiene una solución meramente clínica. "Nuestra profesión es imperativo de que seamos humanos por lo que la atención que le prestamos al paciente como a la familia porque no sólo enferma el paciente sino todo su entorno. De este modo, intentamos dar una respuesta integral, abordar todos los aspectos para que el proceso se haga con el menor sufrimiento posible", explica Rosa Pérez Espina, enfermera de uno de los soportes.

Tomás Camacho Pizarro es el coordinador de todo este equipo que mantiene una actividad compleja puesto que engloba una gran cantidad campos en los que se mueve él y su unidad. En la provincia de Huelva existen actualmente tres equipos, que lo forman un médico y una enfermera, y que se encargan de cubrir el área de unos 450.000 habitantes. La zona del Condado y Campiña, Huelva, el Andévalo y la Costa. Por un lado atienden a los pacientes en la consulta externa, situada en el Hospital Vázquez Díaz, y por otro en el propio domicilio cuando ya la situación del enfermo no es óptima para desplazarse. Además, cuando la situación es más grave "tenemos una planta de hospitalización con 19 habitaciones individuales", explica Camacho. Todo las líneas de trabajo exigen una coordinación impecable que se completa con la atención primera en los centros de salud, donde entran en escena el médico de cabecera, el médico de familia y las enfermeras gestoras de caso. Todo ello hace una conexión entre los pacientes, el centro de salud y el hospital.

Las cifras que manejan son escalofriantes. Los tres equipos de soportes en 2016, recibieron 1.000 consultas externas, realizaron 10.000 llamadas telefónicas, e hicieron 1.030 visitas a domicilios tras recorrer unos 45.000 kilómetros. Datos que cubren la atención de unos 700 pacientes que con el paso del tiempo aumentan puesto que la demanda de los cuidados paliativos crece sin demora.

Es tal el contacto con los pacientes y familiares que el equipo de soportes deja la etiqueta de profesionales de la salud para convertirse en algo más. "Nuestro padre los veía entrar por la puerta y se le iluminaba la cara. No llegaban los médicos, llegaban el amigo Tomás y la amiga Rosa. Era una cosa que te emocionaba", afirma la familia Millán Fernández. Con la Unidad de Cuidados Paliativos "comenzamos a descubrir la parte positiva de todo. La parte humana" puesto que no todo se marca en el ámbito médico sino que se "trabajó para que mi padre no dejara de ser persona y que afrontara con toda la dignidad posible todo lo que se avecinaba".

El soporte cuida todos los detalles. Desde el trato psicológico al paciente como a la familia, además de evitar la crudeza en las conversaciones. "Nos encontramos con una gente increíble. Con una humanidad y un corazón fuera de lo normal, que para la época que estamos viviendo es un lujo. Todo lo positivo que sacamos de mi padre fue conocer a este personal. Ganamos una familia, unos amigos", afirma la familia. Cuando ya terminó todo los Millán Fernández quedaron con el equipo de soportes para hacerles una entrega de un recordatorio en forma de agradecimiento. Gestos que son algo común en los familiares y pacientes por el lazo de unión tan fuerte en los que finaliza el trabajo. Además, las paredes de las consultas externas recogen textos y detalle hechos a mano que los pacientes entregan al equipo de soportes como moneda de cambio a su cariño y atención continuo.

"Hoy día, tras pasar 8-9 meses del fallecimiento de nuestro padre, todavía nos siguen llamando por teléfono. Cuando pasan por la puerta de mi madre suben a verla. Se ha creado un vínculo de amistad que dentro de todo lo malo que vivimos, lo más positivo fue conocerlos. El cuidado era máximo, cada detalle, cada medicamento", refleja emocionada la familia, a quien también acompañaron en el fallecimiento y tanatorio de su padre.

La demanda de la unidad de soportes aumenta cada año y "esto se queda insuficiente porque vamos necesitando más recursos humanos", finaliza Camacho.

Pongamos más ángeles en la tierra para que nos cuiden.

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