Huelva

"La falta de Gobierno afecta por la incertidumbre. ¿Qué pasará con el proyecto CEUS?"

 -¿Cómo afecta a los empresarios de Huelva que aún no haya Gobierno? 

-Afecta por la incertidumbre. Creo que una buena muestra es que cuando hay un Gobierno en funciones y hay algún proyecto que depende de una decisión gubernamental, tienes que esperar hasta que se constituya. ¿Qué va a pasar con el proyecto CEUS, por ejemplo? La Junta tiene su qué decir, pero el Ministerio también. Eso estará pendiente hasta que haya un Gobierno. 

-¿Qué es lo que necesita España? 

-En España tenemos una democracia mayor de edad pero nos queda madurez democrática por ganar. Porque ante una situación así, las batallas o los debates y discusiones internas en los partidos entiendo que tienen que ser leoninas, pero debe primar lo fundamental. Ya no solo la unidad de España, que está por encima de cualquier opción nacionalista absurda y retrógrada, sino además que hay que tener un concepto de Estado amplio y sólido. 

-¿Es partidario de que haya nuevas elecciones o de un pacto? 

-La sociedad está cansada de nuevas elecciones. En Andalucía en 2015 hemos pasado por tres procesos y este sería el cuarto en menos de un año. Creo que hay que dar una muestra de contundencia democrática y eso se llevaría a cabo entre los dos principales partidos, el PSOE y el PP. Y si ha habido ahora un tercer espada como Ciudadanos, que está ahí como de nexo de unión entre un posible y otro, yo creo que debían ser suficientemente razonables para llegar a una situación estable. Porque España necesita estabilidad en todos los aspectos. En la política y en las legislaciones que se llevan cabo, lo que conlleva una seguridad jurídica que es el principal ingrediente para que un inversor decida venir a apostar por España, Andalucía o Huelva. Y sobre todo, una estabilidad social. No podemos estar viendo acciones que van en contra de las propias empresas en algunos municipios o capitales de provincia. Quien pone obstáculos a las organizaciones empresariales se las pone al desarrollo de la sociedad a través de las empresas. Eso conlleva un entendimiento del desarrollo social desde un punto de vista en que la empresa no tiene lugar de existencia. A nivel mundial está más que demostrado que hay una fórmula que funciona y que se llama empresa, sobre la que hay que apostar, evidentemente con la legislación debida y propiciando la iniciativa empresarial por parte de las administraciones públicas, que deben gestionar lo público y no interferir. No se puede ser juez y parte. Cada uno que esté en el sitio debido. 

-En el tablero también mueve ficha un cuarto. ¿Qué opina de Podemos y de cómo se está moviendo? 

-A mi no me corresponde hacer una valoración de ningún partido. Lo de los partidos emergentes, como Podemos, que es un poco puzzle de muchas cosas, ha surgido y razones habrá, de unos movimiento sociales provocados por una situación de crisis y una ineficacia gubernamental a la hora de transmitir mensajes importantes que la sociedad debía haber conocido en el momento debido y no haber dado la espalda por esa falta de información desde el Gobierno de España. Al final son unas cuestiones de intereses electorales, lo que se persigue es el interés político, que es lógicamente a lo que aspira cualquier partido. A Podemos, o a los partidos de izquierda un poco más allá del PSOE, les diría que me parece muy bien lo de la ideología, pero la viabilidad de la sociedad se basa en tres patas: administraciones públicas y gobierno, trabajadores y empresarios. Eliminar cualquiera de las tres patas es condenar a la sociedad al ostracismo. Así que nos tengan en cuenta. 

-¿Habría que profundizar en la reforma laboral? ¿Teme que el futuro Gobierno dé un cambio de rumbo en cuanto a lo ya afrontado en este ámbito? 

-La reforma laboral que se hizo hace ya cuatro años fue una reforma laboral en una situación de crisis absoluta en España en todos los aspectos: pérdida de confianza, desempleo descomunal que creció hasta el año 2013 o 2014, y también en las directrices del entorno geopolítico donde nos encontramos, que es la UE. Hay quien dice que a la UE no hay que echarle ni cuenta. La reforma se tomó en un momento de crisis, ha tenido sus consecuencias positivas y negativas. Creo que a los trabajadores hay que respetarles sus derechos sí o sí, porque son una parte esencial para cualquier empresa, son sus recursos humanos. Pero claro, ahora más que nunca tanto sindicatos como empresarios tenemos que estar de la mano, y tenemos que compartir mesa de diálogo y consenso absoluto porque la sociedad tiene que tener puestas muchas esperanzas en que el diálogo y la relación sea lo más óptima posible porque de eso dependerá el futuro.

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