Huelva

"Falta una visión más global de la aportación de la Iglesia a la sociedad"

  • El obispo dice que los padres de Bollullos lo único que han hecho es ejercer su derecho a educar a sus hijos conforme a sus convicciones en contra de la EpC y la Justicia les ha dado la razón

El obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana Blasco, vivirá su segunda Semana Santa en Huelva de la que destaca que es una gran realidad social de la Iglesia. Recientemente en la Conferencia Episcopal ha sido renovado en su cargo de responsable del Clero.

-Recientemente hubo elecciones en la Conferencia Episcopal, ¿cómo valora el cambio de presidente?

-Hay que destacar que estas no son elecciones a un parlamento, no se trata del jefe de los obispos, sino que su objetivo es buscar puntos comunes entre ellos. Los obispos partimos de la base común que es la fe de la Iglesia, lo único que puede haber es una diferencia de estilo de diálogo con la sociedad. Hay un afán de comunión que las distintas sensibilidades estén representadas.

-¿Habrá cambios?

-Hay una continuidad en los planes de pastoral, la única nota es la personalidad que lo desarrolla pero la conferencia sigue su misma línea.

-¿Qué valoración hace de las últimas elecciones en las que se criticó el pronunciamiento de la Iglesia?

-Respeto y asumo la voluntad del pueblo y ofrezco mi disponibilidad a colaborar con las autoridades emanadas de las elecciones. La Iglesia es libre de poder expresar sus convicciones de manera clara, sin que esto quiera suponer que se quiera imponer a otras personas, pero sí en diálogo sincero y leal, plantear ofrecer la visión del hombre que brota del Evangelio, que a veces no comparten otros grupos.

-Pero se han vividos muchas tensiones.

-Las tensiones últimas se producen porque pueden interpretarse como descalificaciones institucionales. Cuando la Iglesia habla no quiere descalificar a las personas, pero sí sentar criterios morales firmes. A mi me parece que esta clave no ha sido suficientemente entendida, por ejemplo en la defensa de la vida considero que la Iglesia no puede callarse. La independencia de la Iglesia respecto al Estado no significa que estemos reñidos, sino que determinados programas que afectan a la vida humana cada institución tiene su propia responsabilidad y la de la Iglesia está en la propuesta del Evangelio, en la dignidad humana y aunque sea impopular no tiene más remedio que ofrecerla si quiere ser coherente. A mi me parece que la tensión del bipartidismo de estas elecciones no ha permitido entender las aportaciones de la Iglesia como criterios morales, sino que se ha interpretado más bien como una clave de política de partido, lo que no era la intención de la Iglesia.

-¿Tiene en cuenta el Estado que es la iglesia más numerosa?

-Falta una consideración más global de la aportación de la iglesia a la sociedad española en el campo social, educativo, de atención a las personas, a la familia. Me parece que aún hay ciertos prejuicios que no permiten hacer una lectura objetiva de toda la realidad de la Iglesia y de lo que aporta a la sociedad. A veces digo que se interpreta como privilegios, lo que sencillamente son derechos que tienen otros grupos que lo viven con normalidad.

-A veces se habla de distanciamiento con la sociedad.

-Hay como una especie de esquizofrenia, porque cuando se habla de la Iglesia en abstracto parece que hay una distancia, pero si cada obispo mira su vida en concreto, como la de sus sacerdotes, dudo que haya una institución más cercana al pueblo que la Iglesia.

-La Iglesia ha criticado la falta de apoyo a la familia, de estar maltratada.

-Es la clave tanto para la sociedad y para la Iglesia, tanto en el equilibrio de las personas y su sano desarrolla para la transmisión de la fe. Se han introducido unos elementos que distorsionan, discriminan a la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer que al calificar con el adjetivo de tradicional se la quiere situar fuera de tiempo, sin darnos cuenta que esta familia es la fuente del equilibro para la sociedad. Decir familia o matrimonio a lo que no tiene ni la complementariedad, ni es puerta a la vida, es una confusión que no beneficia a nadie.

-Hoy la Iglesia está mostrando una cierta sensibilidad con el medioambiente.

-Es una sensibilidad creciente en los jóvenes y personas más inquietas que ya ha manifestado el Papa por el respeto a la creación. Es una sensibilidad para no descuidar el respeto al medioambiente, para dejar un mundo habitable a los que vengan detrás de nosotros.

-En cuanto a la Educación para la Ciudadanía, ¿qué le parece la sentencia a favor de los padres de Bollullos ?

-Para la Iglesia si fuese una asignatura que tuviera en cuenta sólo aspectos de la Constitución, de los derechos humanos, no tendría inconveniente. El problema surge cuando se introducen elementos de tipo doctrinal, que presenta a un tipo de hombre que contrasta con el concepto que tiene la Iglesia del hombre y de los criterios morales. Ahí pensamos que es fundamental reconocer un derecho que está en los derechos humanos y constitucionales, que los padres son los responsables y tienen el derecho y el deber de que sus hijos se eduquen conforme a su convicciones. Del caso de los padres de Bollullos he tenido ocasión de saludarles, son unos padres sencillos, coherentes con los derechos que tienen de acuerdo con la Constitución y la Justicia les ha dado la razón.

-La financiación a veces es un arma arrojadiza del Gobierno, ¿es el modelo ideal?

-Debemos situar este tema en los países europeos que por su tradición el estado ha sido el intermediario de la voluntad del ciudadano de apoyar a las iglesias. No era obispo cuando se propuso este modelo en España, creo que tiene posibilidades y sus límites, pero en todo caso es un modelo respetuoso con la voluntad de los ciudadanos que libremente manifiestan su voluntad de apoyar a la Iglesia con el 0,7% de sus impuesto, lo que ya se podría entender como autofinanciación porque depende de la voluntad de las personas. Gracias a Dios ya no hay complementos , la Iglesia depende de la gente, de sus apoyos, y eso es muy importante. Esta aportación no es suficiente, ni la más importante, hay otros ingresos de colectas y de los fieles. Son buenas las campañas de información del origen y del destino de sus bienes, para saber que una parte importante va a la promoción de países menos desarrollados, así como la aportación social, que es mayor que la cantidad que se recibe del Estado.

-En cuanto a nuestra Diócesis, ¿cómo se están asumiendo los cambios en las vicarías?

-Sigo muy contento en Huelva, cada vez más metido en esta iglesia y en esta sociedad. Contento de los cambios realizados y del equipo de colaboradores. Pienso que el esquema de organización diocesana entorno a los tres ejes de la transmisión de la fe, la celebración y el testimonio ayuda a centrarnos en lo fundamental. Estoy ilusionado, mis dos primeras intuiciones es trabajar en la interioridad de la vida cristiana, arraigada, personalizada, lo vamos a realizar a través de una campaña de acercamiento a todos los grupos para que puedan tener un encuentro vivo con la Palabra de Dios. En segundo lugar está trabajar en las distintas realidades de la Diócesis que necesitan ser coordinadas, encontrarse para vivir en comunión.

-¿Es comprometida la participación de los laicos?

-Hay un buen grupo, pero quizás estamos viendo un poco de envejecimiento en aquellos catequesis, Caritas, en liturgia y sí necesitaríamos hacer una campaña más fuerte para que nuevas personas se comprometan de una manera más directa.

-¿Cómo se asume la falta de vocaciones?

-Sigue siendo prioritaria y constante. El modo de trabajar en las vocaciones debe ser muy personalizado, ir al encuentro de la inquietud, de acogerla y acompañarla. Este año hemos tendido un resultado esperanzador con tres jóvenes que han ingresado en el seminario. Hemos hecho la peregrinación vocación a la Virgen de la Peña, tenemos contacto permanente con los jóvenes que tienen inquietud, seguimos trabajando.

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