informe anual de quejas ciudadanas. El Pleno municipal recoge las reivindicaciones de la Oficina del Defensor del Onubense

El Defensor reclama medidas ante nuevos brotes de vandalismo juvenil

  • Aumentan las quejas por las pandillas que destrozan el mobiliario urbano y molestan a los vecinos · Rodríguez insta a los poderes públicos a ejecutar un Plan de Empleo y Concienciación Juvenil

No hay enmienda sin prevención, como advierten los mediadores sociales por activa y por pasiva: "Esto -alerta en su informe el Defensor del Onubense- no se soluciona exclusivamente con más Policía". La institución que representa Manuel Rodríguez se hace eco del "incremento notable de ciudadanos que en el último año han denunciado problemas de inseguridad en sus barrios" por la proliferación de pandillas juveniles "que se concentran en muchos puntos y plazas de la ciudad", provocando destrozos vandálicos y molestias a los vecinos, que a menudo desembocan en enfrentamientos.

Muchos de los afectados acuden a la Oficina del Defensor buscando su intercesión ante el Ayuntamiento, como consta en las quejas registradas en el informe de balance de 2010, que Rodríguez elevó esta semana al Pleno municipal. Sin embargo, en este supuesto, la patatacaliente se la tendrá que repartir el Consistorio con la Junta de Andalucía, en el desafío transversal de impedir -como ya está ocurriendo- que esta crisis agrave más la falta de expectativas de una amplia capa de la sociedad que se evade en la ley de la calle y el gamberrismo. Como siempre ocurrió, sólo que ahora lo rebautizan, coyunturalmente, con el resabio de la generación perdida.

En ese incremento detectado de los onubenses que el año pasado dirigieron sus quejas a la Oficina del Defensor con asuntos que inciden directamente en la inseguridad, "en la mayoría de los casos -señala Rodríguez-, y esto debe quedar claro, estas quejas y consultas no son tramitadas como expedientes, ya que no se sustentan exclusivamente en un error o déficit de funcionamiento de la Administración, sino en aspectos estructurales y transversales del conjunto de la sociedad". De hecho, las quejas relacionadas con la seguridad representan casi el 9% del total en el ranking de expedientes, pero en la praxis la inquietud es mucho más representativa.

Advierte el Defensor de que "no son más seguras las sociedades que más invierten en seguridad y en medidas policiales, sino que puede darse todo lo contrario. Existe una relación directa entre la desigualdad social y la falta de expectativas económicas y laborales, con el aumento de los niveles de inseguridad ciudadana".

Entramos en un ámbito que no es cuantificable en función del número de actuaciones realizadas y denuncias cursadas por los cuerpos de seguridad del Estado. "La inseguridad ciudadana -apunta Rodríguez- también tiene una componente subjetiva y elementos que influyen a la hora de crear en los vecinos una creciente sensación de inseguridad, que en la mayoría de las ocasiones se sustenta en pequeños delitos y actos vandálicos de difícil cuantificación por parte de la Policía y que generan situaciones de impunidad para aquellos que violentan la normal convivencia ciudadana".

Es el caso de las mencionadas pandillas juveniles. Tras los comportamientos de estos grupos se encuentran "circunstancias sociológicas, culturales y estructurales profundamente arraigadas, como la crisis de valores que afecta al conjunto de nuestra sociedad desde la familia hasta a la escuela, y otros aspectos más coyunturales -subraya el Defensor- como son los efectos perniciosos que la crisis económica y la falta de empleo y de expectativas están provocando en amplias capas de nuestra sociedad".

Desde esta óptica, ambas circunstancias, las estructurales y las coyunturales, confluyen "de manera feroz siendo imposible actuar sobre este problema desde el punto de vista exclusivamente policial. Es imprescindible -reitera Rodríguez- que a la necesaria presencia y control de la Policía, se unan medidas e intervenciones a medio y largo plazo desde el punto de vista de la actuación sobre estos grupos de jóvenes desde el ámbito de los Servicios Sociales y de Educadores Sociales y de Calle.

En este sentido, el informe del Defensor del Onubense destaca la necesidad de que se elabore un Plan de Empleo y Concienciación Juvenil por parte de las distintas Administraciones, un refuerzo de las medidas que incidan sobre este sector en materia integración y reorientación de conductas y situaciones que están repercutiendo en ese aumento de la sensación de inseguridad de los vecinos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios