Huelva

Cruz Roja atiende en Huelva a más de 50.000 personas cada año

  • La organización cuenta con más de 11.000 socios en la provincia

  • Trabaja en 65 proyectos durante el ejercicio y tiene sede en 11 localizaciones, en las que ofrece una atención integral

Cruz Roja atiende en Huelva a más de 50.000 personas cada año

Cruz Roja atiende en Huelva a más de 50.000 personas cada año

Es una utopía desgranar una historia de más de 120 años en un par de páginas. Una historia con innumerables capítulos de un abanico que aguarda y tiende la mano a más de 50.000 personas en todo el año. Una historia de granitos de arena que podrían representar todo el litoral onubense y que la escriben 3.950 voluntarios y 11.180 socios sin contar los que han pasado y los que vendrán.

Ha llegado un punto en la sociedad de Huelva que casi se pueden contar con los dedos de una mano las personas que todavía desconocen de la existencia de Cruz Roja. Y es que "cuando vamos a cualquier sitio parece que la Cruz Roja ha crecido con la gente. Es una organización muy reconocida, con mucho respaldo social e institucional y goza de una imagen que es necesaria tener para trabajar con todos los colectivos", remarca Miguel Ángel Rodríguez, responsable de Voluntariado y Desarrollo Local, Comunicación e Imagen de Cruz Roja Huelva.

La ONG tiene una historia de más de 120 años en todo el territorio onubense

Aunque la organización esté en el conocimiento de cada una de las personas, pocos son los que conocen de verdad el funcionamiento y la acaparación de Cruz Roja. "Es como un iceberg", y en la provincia están repartidos en diferentes sedes fijas: Ayamonte, Lepe, Isla Cristina, Cartaya, Huelva, San Bartolomé de la Torre, Bollullos, Nerva, Valverde, Cortegana, Aracena, y próximamente se sumará Moguer como nueva localización. No en todas la sedes se da el mismo servicio ya que "una de las ventajas que tiene la Cruz Roja es que va buscando aquellas necesidades que la población tiene". Sí que es cierto que hay campañas y proyectos comunes en todo el territorio onubense, como por ejemplo la atención a las personas mayores, pero después hay ámbitos que la organización trabaja de manera específica en cada una de las sedes. "Por ejemplo, en Isla Cristina tenemos una embarcación de salvamento marítimo y en Lepe trabajamos mucho el tema de los asentamientos", apunta Rodríguez.

Cruz Roja tiene una doble vía de actuación. Por un lado, las personas llegan hasta la puerta de la organización con la seguridad de encontrar una intimidad esencial para estos casos. "Puedes venir aquí por mil razones, por lo que puedes venir libremente sin que la gente piense que eres drogodependiente o que tengas sida. Aquí entran muchísimas personas a lo largo del día. Te puedes encontrar a gente que venga a hacer un curso de formación, que venga a pedir empleo, a hacerse voluntario o socio...", apunta Miguel Ángel Rodríguez, quien resalta que la grandeza de esta organización es que es "muy rápida para actuar" para intentar dar una solución a las necesidades de las personas. El otro camino de actuación es la detección directamente de la organización que se traslada para prestar ayuda in situ, como es el caso de los asentamientos.

Hace alrededor de unos siete años que se produjo un punto de inflexión en la organización. "Pasar del asistencialismo de dar un paquete de comida a trabajar con las personas de una forma integral". Y es que la Cruz Roja, como es lógico y viendo los números, ha ido creciendo con el paso del tiempo. "Hace 30 años sólo era una ambulancia, salvamento en playa..." y la transformación llegó, ya que "a medida que fue avanzando la sociedad vimos cómo podíamos intervenir con las personas que más lo necesitaban", explica Miguel Ángel Rodríguez.

Ahora, cuando alguien llega hasta las puertas de la sede se incorpora a una estrategia de la organización que se llama el marco de atención a las personas. "Aquí se trata a las personas de forma integral". Por ejemplo, quien llega "demandando una ayuda económica, la Cruz Roja empieza a trabajar con ella porque vemos que a lo mejor lo que le falta es formación", es decir, "tiene otro tipo de necesidades que no detecta. Es una actividad integradora la que hacemos", apunta Rodríguez. Por eso, la filosofía de Cruz Roja se basa en intentar "dotar a esa personas de herramientas para que pueda salir de la pobreza".

La organización cuenta con entre 10 y 12 planes de intervención que acaparan la friolera de 65 proyectos activos en toda la provincia de Huelva. Entre las áreas de intervención se encuentran la cooperación internacional, juventud, empleo para colectivos vulnerables, formación, socorro y emergencias, comunicación e imagen, salud, voluntariado y participación, unidad de género, captación de fondos y la intervención social.

Este último plan es en el que se integra la mayor parte de los usuarios y el que trata con los colectivos más vulnerables (personas con movilidad reducida, mayores, refugiados, inmigrantes..). Dentro de este plan hay varios proyectos enfocados en los mayores. "Hay uno que hemos puesto en marcha hace poco tiempo que es sobre el envejecimiento saludable", para mayores de 65 años, donde la organización trabaja para que esas personas tengan relaciones sociales, que no se queden en su casa, o participen en talleres, entre otras cuestiones.

También existe un programa para personas que viven en la calle, ahí la Cruz Roja "saca una unidad de emergencia social por las noches y va buscado a esas personas" para ofrecerles ayuda humanitaria. El proyecto anfibuggy, que consiste en que a través de una silla anfibia las personas con movilidad reducida puedan ir a la playa, una experiencia que da como resultado "un verano increíble para ellos", afirma Miguel Ángel Rodríguez.

El Plan de Salud es otras de las principales vías de ayuda de la organización. Cruz Roja tiene un centro ambulatorio de drogadicción y un programa de tratamiento en la capital, una casa de enfermos de VIH en la Punta del Sebo con capacidad para doce usuarios, incluso un piso de atención a drogodependientes. También existe una estrategia de actuación juvenil donde la organización intenta que las personas jóvenes sean más proactivas, que participen. Involucrar en el empleo e intentar que sean voluntarios para mejorar sus competencias y habilidades.

La atención de los niños es otra de las prioridades de Cruz Roja. Así, la organización cuenta con el programa infancia hospitalizada, donde durante dos horas al día varios voluntarios se acercan hasta el aula hospitalaria del Hospital Juan Ramón Jiménez para realizar actividades lúdicas y escolares con los niños que están hospitalizados. O también se encuentra el proyecto de éxito escolar, en el que se facilita a los niños que "por la tarde cuando termina el colegio van a estar sin hacer las tareas porque no están sus padres", ahí Cruz Roja "moviliza a voluntarios para apoyarlos en la parte académica y además se les da una merienda para garantizar que los niños tengan una buena alimentación".

En otra línea, la ayuda de la organización llega hasta el acompañamiento de las personas en su búsqueda de empleo. "La Cruz Roja te da desde un taller de autoestima, cómo presentarte a una entrevista de trabajo, cómo hacer el currículo, qué formación te hace falta para lo que quieres hacer", es decir, cuenta Rodríguez, "lo ponemos un poco en el mercado de circulación para que acceda al mercado de trabajo".

También la organización se encarga de hablar con empresas para decirles que "cuando vayan a contratar a alguien, nosotros tenemos a esas personas con esos perfiles, y que además son vulnerables". Así, "intentamos buscar la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas. Que le devuelvan a la sociedad lo que ganan como empresas".

Todas estas cosas y más no serían posible sin el esfuerzo y la atención del voluntariado. Quienes al llegar a Cruz Roja reciben una formación de institución para que después se formen en vista al ámbito donde vayan a trabajar. "La formación nace con la importancia de que la persona voluntaria tenga los conocimientos adecuados para que su intervención sea de calidad", expresa Miguel Ángel Rodríguez, que sentencia que "una de las grandezas del voluntariado es que la gente dice que recibe más de lo que da". Una experiencia de vida que no se puede comprar con dinero y no es otra que la de ayudar a los demás.

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