inserción laboral | programa de capacitación en nuevas tecnologías

"Aprender haciendo" para ser artesanos digitales

  • Universidad y Fundación Cajasol se dan la mano para poner en marcha un curso de formación en altas capacidades tecnológicas para jóvenes con dificultades de acceso al mercado laboral

Es lunes y como cada semana, comienza el programa para recibir la teoría de uno de los grandes bloques del temario. Hoy toca abordar la seguridad en la red. Los alumnos llegan puntuales al aula y absorben como esponjas una materia que les "apasiona". Lo llevan haciendo desde marzo y en diciembre concluirán la formación para comenzar un período de prácticas. Después de casi un año y un temario completo en nuevas tecnologías, con especial atención en el diseño gráfico y de páginas web, animación en 3D o programación, la primera remesa de alumnos estará preparada para trabajar, continuar con los estudios o poner en marcha ésa idea que han madurado junto a sus profesores. Hasta aquí todo parece normal y podría tratarse de un ejemplo de formación postuniversitaria o de un curso de especialización, pero esta aula es singular, diferente y, sobre todo, capaz de transmitir en los dos sentidos. Entre sus paredes se respira pasión por una profesión y por aprender, "algo que muchas veces falta en la universidad y en los propios lugares de trabajo".

Es el aula de Artesanos Digitales. Una idea que nace de una spin-off, una iniciativa empresarial promovida desde la universidad, que basa su actividad en la explotación de nuevos procesos a partir del conocimiento adquirido, es decir, transferir los resultados de la investigación. Pero en esta ocasión la experiencia (de momento piloto) avanza un paso más y le aporta el valor añadido de la responsabilidad social, ésa que lleva a que los alumnos del programa procedan de un ámbito con verdaderos problemas para entrar en el mercado laboral y que, a pesar de todas las dificultades que se plantean a priori, logren a final de curso una formación "tan completa como la de un ingeniero". Las líneas maestras se basan en "aprender haciendo", de forma que la práctica es parte esencial del aprendizaje en materias a las que se miran como los nichos de empleo del futuro más inmediato. Lo sabe quien ha sido el padre de la iniciativa, el profesor de universidad Juan Diego Borrero, que encontró un alma gemela en el camino por la inquietud de acercar habilidades de última generación a "gente sin estudios" para que se pudieran reinsertar en la sociedad. Él tenía la idea y con un café cerró "rápidamente" el proyecto. Fue gracias a la delegada de la Fundación Cajasol en Huelva, Matilde Valdivia. Ella siente lo que es el programa de tal forma que fue la que dio el paso para que un proyecto se convirtiera en dos meses en una realidad. La Fundación Cajasol buscaba un programa de estas características, capaz de formar a jóvenes desempleados en nuevas competencias para facilitarles el acceso al mundo laboral en lo que se entiende que son las nuevas oportunidades de negocio y empleo. Rápidamente se puso manos a la obra. Como lo hizo su delegada, que se ha entregado en cuerpo y alma al proyecto. La Fundación ha destinado alrededor de 20.000 euros para acondicionar el espacio donde se imparten las clases, comprar el material y pagar al profesorado.

De esto hace ya casi un año. Hoy están a punto de terminar la formación e iniciar el período de prácticas en empresas, que se extenderá a lo largo de tres meses. ¿Y después? Se abren tres caminos. Uno (el orden no marca la prioridad), que los alumnos entren en el modelo educativo reglado, una vez que "ya saben que lo que van a estudiar les gusta". Dos, que firmen un contrato laboral, y tres, que se abran camino en el emprendimiento. De hecho ya hay dos jóvenes que diseñan el modelo del negocio que abrirán una vez que obtengan su diploma. Cajasol, en ese caso, cede en el primer tramo de vida de la empresa la maquinaria. Otro de los alumnos trabaja ya con un diseñador de moda. "Es un artista", aseguran todos los que le conocen, capaz de realizar brocados de alto nivel sobre telas.

El carácter social del programa lleva a que todos los alumnos accedan a la formación a través de diferentes asociaciones que trabajan en la provincia. El modelo es pionero en la provincia y por ello el siguiente paso es , porque se da por hecho que el próximo año seguirá el programa, trabajar en la convalidación de los estudios. Y por ello, Juan Diego Borrero apuesta por "hablar con las administraciones para que el curso se pueda enlazar con una FP".

De momento, la base es sólida, la experiencia "excepcional" y lo que se recibe de ambos lados "difícil de explicar" porque al abrir la puerta del aula la pasión de esos artesanosdigitales se respira hasta el punto de emocionar a quien no sabe qué es un disipador de calor, una placa madre o una tarjeta wireless. Aún más, cuando son capaces de poner en práctica sus conocimientos como si hubieran trabajado con ellos durante años. El futuro va en esa línea y ellos son parte de él.

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