Huelva

Anove proporciona el 85% de las variedades

  • Las empresas asociadas dedican más del 20% de su facturación a la I+D

El secretario de Anove, Antonio Villarroel (derecha), en el estand de Royal.

El secretario de Anove, Antonio Villarroel (derecha), en el estand de Royal. / c. s.

Las empresas dedicadas a la obtención de variedades de frutas y hortalizas sacan pecho en Fruit Logística, donde se visualiza la importancia del sector de los frutos rojos a nivel mundial, unos productos que aglutinan todos los requisitos que en la actualidad demanda el sector, sobre todo por sus cualidades saludables. La mejora u obtención vegetal es una actividad altamente innovadora, con gran trascendencia económica que requiere una gran dedicación de recursos en investigación y desarrollo para poder poner todos los años nuevas variedades a disposición de los agricultores.

Las compañías asociadas a la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), entre ellas la radicada en Huelva Planasa, invierten entre el 20% y el 30% de su facturación en I+D+i y dedican hasta un 30% de su personal a esta labor fundamental de investigación. La generación de nuevas variedades da repuesta a la demanda de productores y consumidores finales y asegura al mismo tiempo la sostenibilidad económica, medioambiental y social de la cadena alimentaria.

Y es que, según indica el secretario general de Anove, Antonio Villarroel, "el mercado demanda cada vez más alimentos frescos de absoluta calidad, con nuevas presentaciones, diferentes tamaños y texturas, nutritivos y con más sabor; los quieren a cualquier época del año, cerca de casa, con precios asequibles, más duraderos y con plena seguridad alimentaria". Si todo eso es posible, añade, es "gracias a la investigación genética que llevan a cabo los obtentores vegetales", que en la UE tiene un volumen de 6.800 millones de euros y emplea a 50.000 personas, una cuarta parte de ellas dedicada expresamente a la investigación.

La obtención vegetal ha demostrado ser uno de los medios más eficientes para incrementar la productividad, mejorar la calidad y los valores nutricionales, así como para resolver problemas como enfermedades, plagas, escasez de agua u otras limitaciones del entorno a los que el agricultor se enfrenta en los últimos años debido al cambio climático.

La única manera de sostener todo el esfuerzo investigador es respetando los derechos de propiedad intelectual. Sin embargo, Anove ha alertado sobre la proliferación de viveros que reproducen de forma ilegal variedades protegidas de plantas, frente a la trazabilidad clara y transparente del producto que demandan los mercados. Y es que, aunque en España se están reduciendo los delitos contra la propiedad individual de semillas y plantas, aún sigue siendo frecuente. Así se estima que más del 50% del uso de semillas de cereal, el 30% de las multiplicaciones vegetativas de tomate o el 20% del mercado de la frambuesa es ilegal.

La reproducción o la compraventa de plantas ilegales amenazan, en palabras de Villarroel, la investigación y compromete el futuro de la agricultura pues el material vegetal clandestino, además de ser un fraude, puede dar resultados deficientes y acarrear serios perjuicios al agricultor.

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