Pasarela

La negativa de Rabat a aceptar la vuelta de Haidar tensa las relaciones

  • Marruecos mantiene que nunca autorizó el traslado de la activista saharaui en un avión mientras el Gobierno lamenta "profundamente" la decisión marroquí y se contradice sobre si hubo permiso

El caso de Haidar va camino de convertirse en un serial interminable con pésimas consecuencias para las relaciones entre España y Marruecos, que no atraviesan por su mejor momento. El día después de que Marruecos se opusiera a la vuelta de la activista saharaui Aminatu Haidar a El Aiún, el cruce de declaraciones entre representantes marroquíes y españoles evidenciaba que la cuerda de las relaciones diplomáticas se ha tensado, y mucho.

El Gobierno marroquí volvió a rechazar ayer, por segunda vez, el permiso de aterrizaje del avión que debería llevar de vuelta a casa a la activista saharaui. Aunque se esperaba la autorización de Marruecos, tras el intento frustrado de la víspera, Exteriores confirmó que Rabat sigue sin dar permiso porque mantiene sus dos condiciones: que la saharaui pida perdón y reconozca la marroquinidad del Sahara.

Tras lamentar Exteriores "profundamente esta decisión", que estima "contraria al derecho internacional", el jefe del gabinete de Exteriores, Agustín Santos, ofreció a la activista alojamiento y gestionar la visita de sus hijos y familiares, residentes en El Aaiún, mientras la autoridades marroquíes se mantengan en su postura de no permitirle el regreso al Sahara si no cumple sus condiciones.

"Digo una vez más que España es cómplice de Marruecos y ambos gobiernos quieren empujarme hasta la muerte. Es responsabilidad directa de España las consecuencias de la huelga de hambre que mantengo desde hace veinte días", replicó la activista, que ve al Gobierno "incapaz de resolver mi situación".

El Gobierno, a través de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, trató de no añadir más gasolina al incendio diplomático al evitar valorar la actuación marroquí, pero la polémica venía servida desde la víspera. A través de un comunicado, Marruecos aseguró ayer que su ministro de Exteriores, Tahib Fassi Fihri, trasladó a las 19.00 del viernes al embajador de España en Marruecos, Luis Planas, la "respuesta negativa" a la petición de España para el aterrizaje en El Aaiún de un avión con la activista Haidar a bordo.

Si la versión ofrecida por Marruecos es cierta, el operativo montado por España en el aeropuerto de Lanzarote para devolver a la activista saharaui a su casa se inició sin tener los permisos pertinentes para llevarlo a cabo. El Gobierno aún no ha respondido de forma oficial al comunicado de Marruecos y la confusión es máxima. De hecho, fuentes cercanas al Ejecutivo citadas por Europa Press, reconocieron que el Gobierno nunca obtuvo autorización diplomática para el vuelo, sin embargo, otras fuentes citadas por Efe, insisten en que en un primer momento hubo permiso para el traslado de la activista.

El avión en el que iba a viajar la activista estaba preparado, con los motores en marcha, a las 21.00. Según la versión del Gobierno español, el vuelo se abortó porque el aeropuerto de El Aiún no autorizó el aterrizaje al no haberse remitido el permiso para aterrizar con 24 horas de antelación.

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