Sus beneficios son conocidos desde que, prácticamente, la humanidad dio sus primeros pasos en este planeta. Y es que, tan sólo utilizando las manos y algún que otro producto complementario -como aceites o cremas-, los resultados de un masaje son tan sorprendentes que, quien alguna vez lo ha probado, rara vez no repite. Así, más allá de los deportivos o preventivos, las técnicas varían en función de nuestros objetivos, siendo la presoterapia una de las más demandadas a la hora, por ejemplo, de reducir grasa localizada. Ésta parte de un drenaje linfático previo, mediante maniobras muy suaves y superficiales, tras el que se inician unas sesiones con una duración de una media hora en la que se incide en la eliminación de líquidos, sales y, cómo no, la antiestética celulitis.

Claro que, si lo que buscamos son las últimas novedades , no podríamos olvidar incorporaciones como la de la "chocolaterapia", basada en el cacao como materia prima para lograr efectos sorprendentes de hidratación y revitalización de la piel. Además, el rico dulce es un demostrado antioxidante gracias al cual quien envejece -o, al menos, lo hace mal-, es casi porque quiere…

En una línea más tradicional, el barro -el del mar muerto es muy demandado- y la arcilla han constituido una alternativa histórica en lo que a masajes se refiere, siendo los egipcios uno de los primeros pueblos en alabar las excelencias de ambos. Y es que, tanto el primero como el segundo pueden extraer las impurezas del interior de nuestro organismo y, a la vez, revitalizar el sistema circulatorio.

Miel, algas, vino, piedras calientes, flores… Son posibilidades en un campo dentro del que, los orientales, resultan un auténtico referente. Por eso, la idea de un viaje a destinos como Japón constituye una buena opción para combinar turismo y calidad de vida. Eso, o un spa cercano. Más barato y altamente recomendable.