Elecciones

Cuatro años cara a cara

  • PSOE y PP, con el 94% de los diputados, marcarán el ritmo del Parlamento andaluz en la VIII Legislatura · IU deberá pelear para romper la dinámica bipartidista

Un mes antes del 9-M, los dirigentes del PSOE-A hacían cuentas sobre el porcentaje de participación que necesitarían en las elecciones para poder mantener la mayoría absoluta en el Parlamento autonómico y contribuir a la victoria de Zapatero. La norma indica que el electorado socialista necesita estar muy motivado para ir a votar y que esa motivación se refleja cuando se da un porcentaje determinado de participación. La cifra mágica era el 70%, pero la realidad de la noche electoral demostró que con un 73,65% de participación -sólo un punto menos que hace cuatro años- el PSOE revalidó por los pelos el control del Legislativo autonómico.

PSOE, 56 escaños; PP, 47, su techo en Andalucía. Ambos aglutinan el 94% de representantes en una Cámara de 109 escaños. Los seis restantes los pondrá Izquierda Unida. Los andalucistas han desaparecido del mapa. El panorama de la VIII Legislatura se presenta con un signo claramente bipartidista con dos pesos pesados que tras doce años volverán a verse la caras frente a frente, Manuel Chaves y Javier Arenas. Los dos hicieron ayer votos para el entendimiento, pero el pulso entre uno y otro promete intensidad.

Los socialistas dan por cumplidos los deberes con el triunfo de Chaves y los 36 diputados que el PSOE andaluz aportará al Congreso. El voto útil contra el PP en las generales hizo que Zapatero recaudase 164.572 votos más que Chaves, un resultado "predecible" para un PSOE que obvia el término desgaste para referirse al ya presidente en funciones. Nadie en el partido habla aún de la necesidad de dar el relevo a quien ha cosechado seis victorias consecutivas. El debate sólo se abrirá cuando el oráculo, el propio Chaves, desee pronunciarse. De lo que nadie duda es de que, cuando lo haga, su voluntad será respetada por entero.

La dulce derrota de Javier Arenas le coloca en una situación similar a la de Chaves de puertas adentro. Si el PP-A recuperó el domingo la condición de alternativa creíble de gobierno fue gracias a él. Teófila Martínez logró 46 diputados en el año 2000 impulsada en gran medida por la mayoría absoluta de Aznar en los comicios de ese año, pero ahora la situación es distinta. Ha sido Arenas quien ha impulsado a Rajoy y, de hecho, el escrutinio demuestra que en Andalucía logró 8.000 votos más que su presidente nacional. ¿Demuestra eso que el electorado ve a Arenas menos escorado a la derecha que Rajoy? Probablemente, sí.

La doble interrogante entre los populares es si Rajoy y Arenas -mucho más en el caso del primero que del segundo- deben mantenerse como referentes del partido en sus respectivos ámbitos territoriales y si los destinos de uno y otro están unidos. Con diez escaños más en la buchaca, nadie discute de momento en el PP-A la autoridad de Arenas para decidir sobre su futuro, pero sus tres derrotas ante Chaves (1994, 1996 y 2008) son un lastre pesado para arrastrarlo hasta los próximos comicios. El problema añadido es que el hundimiento de Coalición Andalucista deja al PP carente de socios naturales con los que establecer alianzas.

En el escenario reaparece un veterano que llevaba ocho años sin cargo institucional. El hundimiento de los andalucistas permite a Diego Valderas retornar al Parlamento del que fue presidente entre 1994 y 1996. El peso de IU en el Parlamento será escaso, pero sus seis diputados suponen todo un triunfo teniendo en cuenta las expectativas de los sondeos. En clave interna, los resultados de IU en Andalucía servirán a Valderas y Felipe Alcaraz para plantear batalla por la sucesión de Llamazares en Madrid.

La debacle de la Coalición Andalucista de Julián Álvarez se veía venir, al igual que los pasos que darán ahora sus responsables. Aunque el candidato a la Presidencia aseguró en campaña que el PA celebraría tras los comicios su congreso ordinario para la renovación de sus órganos de dirección y que después se produciría la unificación con el resto de la familia andalucista, el orden de los factores ha cambiado. Alterando el producto. Primero habrá unificación, con un nuevo equilibrio de poderes interno en el que, presumiblemente, los críticos del PA quedarán en minoría; después se llevará a cabo el congreso donde se debatirá el resultado electoral.

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